Agentes de cambio: El rol de niños y niñas en la prevención de desastres

Resumen

En el tema de los desastres, cada vez más comunes en nuestros países, los niños, niñas y jóvenes han sido considerados únicamente como víctimas pasivas de dichos eventos. Por tal razón, la preocupación se ha enfocado principalmente en la protección de la niñez durante y después de un desastre. Este artículo vincula experiencias de la participación de grupos juveniles en los procesos de desarrollo con el enfoque emergente de la reducción de riesgos y prevención de desastres. Los estudios de caso en El Salvador, Centroamérica, muestran el gran potencial de los grupos juveniles como agentes de cambio en sus comunidades, y aportan los principales mecanismos que subyacen en la participación activa de los niños y jóvenes en la gestión de riesgos para prevenir los desastres, hecho crítico frente al cambio climático.

Foto: Thomas Tanner

Foto: © Thomas Tanner

Niños y desastres: vulnerabilidad y agencia

Los niños, niñas y jóvenes se destacan en la literatura como un grupo muy vulnerable, y con necesidades específicas para su protección durante y después de eventos de desastre. Varios estudios de salud prestan atención a la alta tasa de mortalidad entre niños en eventos extremos, y se estima que en la próxima década cerca de 175 millones de niños y niñas pueden ser afectados por desastres climáticos cada año.

En los años recientes, la acción de los niños y jóvenes en la gestión de riesgos ha sido conocida en actividades escolares. Este enfoque se implementaba principalmente a través del uso de materiales educativos y la protección de la infraestructura de edificios escolares. También surgieron ejemplos y apoyos a la participación de grupos juveniles en el análisis y la toma de decisiones comunitarias que influyen sobre la gestión de riesgo.

Investigación sobre acciones del riesgo de desastres y cambio climático: El caso de El Salvador

La investigación con jóvenes requiere de un diseño metodológico cuidadoso y sensible. El método central que se ha utilizado para generar los datos del presente estudio es un contacto directo con los grupos meta, y entrevistas semiestructuradas de hogares para recopilar datos de los otros miembros del hogar, instituciones gubernamentales y no gubernamentales.

Perfil de las comunidades

Las comunidades Potrerillos y El Matazano 1, forman parte de una muestra de 10 localidades en El Salvador, seleccionadas como parte de una investigación más amplia que también incluye comunidades comparativas en Las Filipinas. El Salvador se caracteriza por un alto nivel de desastres, tales como terremotos, inundaciones, huracanes, derrumbes, y deslaves. Los estudios de caso reflejan este perfil de vulnerabilidad por su ubicación en zonas montañosas y una alta incidencia de pobreza. El propósito de selección de estas dos comunidades es hacer un análisis comparativo entre dos realidades contrapuestas en este país: lo rural y lo urbano, categorías sociales que marcan diferencias substanciales en términos de acceso a recursos, modelos de producción, dinámicas sociales y contextos políticos.

El cantón Potrerillos es una comunidad rural localizada en el municipio del Carrizal, perteneciente al departamento de Chalatenango, en la zona fronteriza con la República de Honduras. Cuenta con una población de aproximadamente 427 habitantes, de los cuales la mitad son menores de 19 años. Es una comunidad que vive predominantemente de una agricultura para la autosubsistencia; en sus cultivos destacan el maicillo, frijoles, achiote, pipían y loroco. La gran mayoría de las familias cuenta con el apoyo de remesas enviadas por sus parientes que viven en los Estados Unidos, las cuales representan un importante ingreso económico.

El cantón El Matazano 1 pertenece al municipio de Santa Tecla, localizado en el departamento de La Libertad. Cuenta con una población de aproximadamente 1,363 personas; 56% son jóvenes menores de 19 años. La comunidad solía ser dependiente de la agricultura, pero los procesos de urbanización han resultado en la deforestación de fincas cafetaleras y de maíz. En la actualidad, dada la cercanía del cantón a las ciudades de Santa Tecla y San Salvador, la mayoría de sus miembros se desplaza a trabajar a las zonas urbanas.

Actividades y hechos realizados por los grupos juveniles

Con el apoyo de varias instituciones tales como la Iglesia, la Alcaldía, la Agencia de Cooperación Internacional Japonesa (JICA), CARITAS, y Plan El Salvador, los grupos en las dos comunidades han recibido varias capacitaciones como parte de un proceso de fortalecimiento a la participación de la niñez y al desarrollo de competencias básicas para el funcionamiento de sus organizaciones. En estas capacitaciones se han incluido temas como liderazgo juvenil, prevención de riesgos, primeros auxilios y simulacros, salud preventiva, gestión financiera, los derechos del niño y la niña, y computación. La duración de cada jornada de capacitación ha sido diferente y va desde una semana de trabajo de manera continua, hasta seis meses, solo los fines de semana.

Se destacan las capacitaciones sobre la metodología del Análisis de Vulnerabilidades y Capacidades (AVC) como importantes para diagnosticar, planificar y llevar a cabo acciones de gestión de riesgo. El AVC incluyó herramientas tales como: calendarios estacionales e históricos, mapas de riesgos de la comunidad y otros.

Los componentes analizados de tal proceso incluyeron:

  • Historia de la comunidad
  • Calendario estacional
  • Mapa de riesgos de la comunidad
  • Análisis de actores importantes de la comunidad
  • Mapa de recursos y capacidades de la comunidad

Al finalizar el AVC, los miembros de los comités de emergencia se organizaron para presentarlos a la comunidad.

Los niños como protagonistas efectivos para prevenir desastres

Las organizaciones de niños y niñas estudiadas muestran un importante protagonismo a nivel comunitario y esto puede entenderse a partir de cuatro elementos:

  • El desarrollo de capacidades análisis e identificación de riesgos
  • Habilidad para implementar acciones, de acuerdo con su capacidades, para atender dichos riesgos
  • Habilidades de comunicación sobre diferentes temas, incluyendo la prevención del riesgo
  • Toma de decisiones

Los datos reflejan la evidencia de otros países en que los grupos de niños han desarrollado importantes habilidades para identificar los riesgos que existen en las comunidades donde habitan. Estos grupos han participado en procesos de capacitación sobre gestión de riesgo, y espacios de intercambio donde han adquirido estas destrezas. Los niños y jóvenes manifiestan una creciente sensibilidad hacia las amenazas como derrumbes, inundaciones, cables del tendido eléctrico que podrían caer, abuso de velocidad de los automovilistas, contaminación de fuentes de agua y deforestación.

En este marco, se encuentran una serie de metodologías que han ayudado a objetivar la percepción de riesgos en sus comunidades como son los mapas de riesgos, donde a partir de un simbolismo sui generis, identifican personas, familias o zonas geográficas donde existe una mayor vulnerabilidad.

Otro rasgo importante del protagonismo de los niños es que ya se encuentran realizando acciones para atender estos riesgos en el plano comunitario. Estas acciones pueden clasificarse en dos categorías: 1) acciones de reducción de riesgos como el caso de los túmulos en la calle, la recolección de materiales de plástico para evitar la contaminación, reforestación, sensibilización de la comunidad a la gestión de riesgos, y 2) acciones de preparación y vigilancia, es decir, medidas cuyo objetivo es organizar y facilitar las operaciones para el efectivo aviso, salvamento y rehabilitación de la población en casos de desastres. Este dato es particularmente cierto para el grupo de jóvenes de El Matazano 1, donde la organización ha desarrollado capacidades para manejar albergues temporales, realizar censos de damnificados, se han organizado en brigadas y cuando se activan los sistemas de alerta de la zona, los niños y niñas recorren aquellas zonas consideradas más vulnerables para asegurar las condiciones de las personas.

Los grupos analizados también han desarrollado habilidades de comunicación; involucran acciones comunicativas que buscan transmitir las condiciones de riesgo que se presentan en la comunidad, así como también utilizan la comunicación como estrategia para movilizar recursos para el desarrollo de sus proyectos. El nuevo interés en la dimensión humana de la vulnerabilidad en lugar de aspectos estrictamente físicos ha rebatido el modo dominante de la regulación de riesgo, así como los tipos de riesgos que deben ser comunicados desde los expertos hacia el público.

Conclusiones

Los ejemplos de estas dos comunidades de El Salvador remarcan el poder de niños y jóvenes de participar directamente en los procesos de desarrollo en sus comunidades. Los niños y niñas han logrado desarrollar importantes capacidades para la gestión del riesgo basado en aspectos no sólo físicos, sino también psicosociales y culturales.

En el caso de riesgos psicosociales, existe evidencia de un trabajo consistente en fortalecer los rasgos de identidad y solidaridad al interior del grupo. Esto mejora sus condiciones como actores importantes dentro de la comunidad, pero además les ayuda a superar el riesgo de ser parte de una pandilla, de sentirse excluidos del sistema social por su condición económica y social y de ser únicamente observadores del desarrollo. Ese contacto con las instituciones, las que valoran su papel, les hace tener confianza en ellos mismos y les motiva a seguir adelante con sus propios procesos.

En el campo cultural, es notoria la presencia de los jóvenes intentando rescatar aquellos elementos de una cultura que les proporciona la identidad, frente a un orden marcado por la globalización y el seguimiento de patrones culturalmente distintos de las zonas donde ellos y ellas viven. Esto implica una visión de más largo alcance sobre lo que el riesgo representa.

Agradecimientos

Un agradecimiento por el apoyo brindado por Plan Internacional en el Reino Unido y El Salvador, de manera particular a Mercedes García, Verónica Villalta, Mónica Navarrete y Lily Pacheco. Así mismo, se agradece al Consejo de Investigación Económica y Social (ESRC) del Reino Unido por apoyo financiero a la investigación que ha sido la base de este artículo.

Más información:

www.childreninachangingclimate.org

Por Thomas Tanner, Gonzalo Rodríguez, y Jimena Lazcano

  • Thomas Tanner es investigador en el Instituto de Estudios para el Desarrollo (IDS, Reino Unido). Geógrafo, su interés se centra en el vínculo entre pobreza, adaptación, y prevención de desastres. t.tanner@ids.ac.uk
  • Gonzalo Rodríguez es investigador de la Universidad de El Salvador en el campo de las Ciencias Sociales. Ha participado en diferentes estudios que analizan la relación entre capital social y pobreza. chalo_rodrguez@yahoo.es
  • Jimena Lazcano es consultora independiente, científica social. Su interés se centra en la participación de la infancia como elemento fundamental para el desarrollo integral de la niñez. lazcanojimena@yahoo.com
  © ONU/EIRD