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Los Fenómenos de El Niño y La Niña
El fenómeno climatológico “El Niño”, llamado así porque tiende a aparecer en diciembre, coincidente con la llegada del Niño Jesús el 24 de ese mes, fue observado por primera vez por pescadores en las costas de Perú, en 1700, cuando notaron un calentamiento anormal en las frías aguas del lugar.
Sabemos ahora que “El Niño” es un fenómeno climático que puede modificar globalmente las condiciones naturales del planeta Tierra.
El Niño es capaz de alterar los patrones climatológicos en la mitad de la superficie terrestre y provocar, como en el año 1992, severas inundaciones. Este fue el caso de Latinoamérica donde se registraron cuantiosas inundaciones. Igualmente, El Niño ha provocado en los últimos tiempos prolongadas sequías en África, donde casi 20 millones de habitantes fueron fuertemente amenazados por hambruna y numerosas enfermedades infecciosas. Finalmente, El Niño fue responsable en 1992 de un aumento inusual del número de ciclones en el Pacífico Sur que dejó alarmantes pérdidas humanas y cuantiosos daños materiales.
En 1985, el Proyecto Océano Tropical y Atmósfera Tropical (Toga), inició sus actividades destinadas a comprender más el fenómeno de El Niño, sus causas y efectos. Con sus investigaciones persiguen la meta de poder predecir los devastadores efectos de este fenómeno
Vigilancia y predicción del fenómeno de El Niño/La Niña
La predicción de los fenómenos que ocurren en el océano Pacífico se lleva a cabo de diversas formas. Los modelos informáticos complejos predicen la evolución de la situación en el océano Pacífico tropical, a partir de observaciones sobre el estado actual del océano. Los modelos estadísticos de predicción también pueden facilitar algunas indicaciones sobre dichos acontecimientos. El análisis que realizan los especialistas sobre la situación actual añade también valor a la predicción, sobre todo cuando se trata de interpretar las implicaciones de la evolución de la situación en las aguas sub-superficiales del océano. Todos los métodos de predicción tratan de estudiar los efectos de la interacción entre el océano y la atmósfera sobre el sistema climático.
Los sistemas de observación nacional e internacional facilitan los datos meteorológicos y oceanográficos que permiten vigilar y predecir los fenómenos El Niño y La Niña. El intercambio y el proceso de los datos se llevan a cabo en el marco de los programas coordinados por la Organización Meteorológica Mundial.