Planificaci�n Estrat�gica: Una Herramienta Esencial para el Desarrollo de Nuestras Comunidades.
En esta edici�n de nuestra revista quisi�ramos iniciar con un tema que est� tomando auge en nuestros d�as sobre todo en el tema de reducci�n de riesgo de desastres y es la Planificaci�n Estrat�gica (PE) como un modo sistem�tico de gestionar el cambio y de pensar el mejor futuro posible para una determinada organizaci�n, empresa o territorio. Es un proceso creativo para identificar y realizar acciones, considerando las caracter�sticas particulares del territorio (OIT/DELNET).
Pero vayamos a la historia y encontramos que el concepto actual de PE aplicado al desarrollo local fue concebido en los a�os 50 y tiene dos corrientes de pensamiento: una, desarrollada a partir de las pol�ticas de reconstrucci�n aplicadas despu�s de la Segunda Guerra Mundial y la otra, desarrollada en la Universidad de Harvard en EEUU.
En las d�cadas del 60 y 70 el concepto fue aplicado extensamente en la empresa privada. Para inicios de los 80 fue adoptado por organismos Gubernamentales y No Gubernamentales; adapt�ndolo a la resoluci�n de problemas en unidades territoriales. Pero encontramos que en la actualidad, la preparaci�n e implementaci�n de planes estrat�gicos es uno de los ejes centrales de cualquier pol�tica de desarrollo local coherente, participativa y sostenible.
Asimismo, se hace necesario plantear, para efectos de esta lectura, lo que se considera al �territorio�. Se le ve como el conjunto de relaciones sociales, culturales, econ�micas y pol�ticas que se constituyen en un determinado espacio (o ambiente), consolid�ndose como la principal unidad de referencia y acci�n. El territorio es percibido como el espacio palpable donde confluyen, tanto las dificultades de la poblaci�n como las herramientas para enfrentarlas.
Foto:© Julio J. Trelles
Tomando en cuenta que una estrategia de reducci�n del riesgo de desastres es un proceso que precisa de herramientas espec�ficas para llevarla a cabo, la PE ha comenzado a ser introducida en el desarrollo local como instrumento sistem�tico para gestionar el cambio y el desarrollo. Estos aspectos se promueven a trav�s de la identificaci�n y definici�n de necesidades desde objetivos y prioridades que permitan dise�ar el mejor futuro posible para un determinado territorio, comunidad o sociedad. Claro est� que debemos tener en cuenta que la implementaci�n de la PE no es la �nica herramienta que resolver� todos los problemas del territorio y que, adem�s, tiene sus limitaciones.
Es importante destacar que tambi�n puede ser utilizada como �mecanismo creativo� para identificar y realizar acciones, considerando las caracter�sticas particulares de cada lugar, ordenamiento de los problemas de acuerdo a su prioridad, urgencia y recursos disponibles. Permite entonces poner particular atenci�n a aquello que es esencial para el desarrollo futuro seg�n las capacidades, posibilidades y recursos accesibles, dejando para un segundo momento lo que no es inmediata y absolutamente necesario.
Llega el momento de plantear el objetivo principal de la PE, en un proceso de reducci�n del riesgo de desastres, es que un entorno territorial determinado sea capaz de aprovechar al m�ximo sus oportunidades y capacidades, neutralizar las amenazas (internas y externas), utilizar a su favor las fortalezas y superar las debilidades.
Asimismo, es una herramienta que sirve para mejorar, fortalecer y rescatar aspectos del desarrollo que de por s� ya son beneficiosos y no s�lo propicia dar soluciones a situaciones cr�ticas, cuyos protagonistas y beneficiarios son el territorio y los actores locales.
La concreci�n de la PE es el dise�o y formulaci�n de un Plan Estrat�gico, resultado de una serie de consideraciones y diagn�sticos previos que nos conllevan a definir la visi�n de desarrollo futuro, as� como determinar las grandes prioridades y los objetivos de lo que queremos para nuestro territorio.
En las Am�ricas por su ubicaci�n geogr�ficas, las condiciones topogr�ficas e hist�ricas del desarrollo socioecon�mico de la regi�n est� permanente expuesta a fen�menos naturales. Por lo cual existe una diversidad de amenazas como las geodin�micas e hidrometeorol�gicos; que son fen�menos inevitables, cuyas consecuencias son agravadas por la acci�n del ser humano.
Por lo mencionado anteriormente, se hace necesario contar con una planificaci�n m�s equilibrada y responsable del territorio, orientada a la reducci�n del riesgo de desastres y a la promoci�n de un aumento de la resiliencia en las comunidades.
En gran medida muchos de los riesgos en las Am�ricas surgen de la falta o mala planificaci�n; como por ejemplo sucede en las capitales andinas con los asentamientos en zonas de riesgo, o en las favelas de Sao Paulo o los Villas Miseria en Buenos Aires con la construcci�n de viviendas con t�cnicas no adecuadas y en Hait� las condiciones de extrema pobreza y degradaci�n ambiental que los ha hecho m�s susceptibles ante los diferentes fen�menos hidrometeorol�gicos que vienen a agregar un carga desmedida de vulnerabilidades. Estos son solo algunos de los m�ltiples ejemplos que podemos mencionar de la regi�n.
Aunado a todo lo expuesto el desarrollo inexacta e inadecuadamente planificado puede causar riesgo de desastres. La PE para la reducci�n del riesgo de desastres debe estar integrada y ser un componente t�ctico en el conjunto de las pol�ticas locales. Como hemos visto muchos de los riesgos existentes derivan de la ausencia de ordenamiento y organizaci�n del territorio; para construir sociedades m�s resilientes a las amenazas naturales, es necesario fortalecer todas las esferas de la sostenibilidad.
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