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Hacia una �gesta ciudadana� para la reducci�n de riesgos subyacentes

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Foto: © Gustavo Wilches-Chaux

Las bellas ciudades, las de paredes manchadas o de prolijos cristales. Las que huelen a humedad constante o aquellas m�s sepias. Las que son abrazadas por el mar o por alg�n r�o. Las ciudades, donde nacen y mueren miles de historias peregrinas. Las urbes, �sas que d�a a d�a crecen y, a veces se desarrollan, son los sitios en donde la conjunci�n de peligros se suma a sus vulnerabilidades.

Recordemos el Reporte Global de Asentamientos Humanos 2007 sobre Seguridad Urbana presentado por UN-HABITAT, que expresa en uno de sus p�rrafos que �... entre 1975 al 2005, el n�mero de los mayores desastres naturales en el mundo creci� de 100 a 400 por a�o. Los tres a�os en que ocurrieron la mayor cantidad de desastres fue en la presente d�cada, con 801 desastres en 2000, 786 en 2002 y 744 en 2005. Desastres que s�lo en esta d�cada produjeron da�os y p�rdidas por valor de 67 mil millones de d�lares por a�o. El 98 % de los 211 millones de personas afectadas por los desastres de origen natural anualmente entre 1991 y 2000 se ubican en pa�ses en v�as de desarrollo. En Bogot�, Colombia, el 60 % de la poblaci�n vive en las laderas de las monta�as vulnerables a derrumbes.�

En cada ciudad, los conjuntos habitacionales, los edificios p�blicos, oficinas, escuelas, colegios y universidades, lugares de esparcimiento, centros comerciales, hoteles y restaurantes, circulaci�n peatonal y automotriz, cables a�reos de electricidad, carteler�a publicitaria, antenas de telefon�a fija y/o m�vil, etc. constituyen el paisaje cotidiano en donde se manifiesta un tipo de vida muy especial. Quienes han nacido y viven en ese paisaje muchas veces no advierten que un �conglomerado de vulnerabilidades� pueden da�ar en un segundo a miles de vidas, si no es adecuadamente reducido.

Para comenzar una verdadera �gesta ciudadana� en defensa de vidas y bienes, primero se debe adquirir un solidario compromiso gubernamental, comunitario y multisectorial, convocando a expertos, especialistas, t�cnicos y vecinos �memoriosos�, para identificar los riesgos subyacentes, determinar factores y causas, trabajar en conjunto por la reducci�n de riesgos de desastres y tener una mejor calidad de vida urbana con desarrollo sustentable.

En un r�pido ejercicio de memoria e imaginaci�n veamos, por un instante, aquellas fortalezas feudales -ciudades de la �poca que tuvieron sus propios desastres, a pesar de los temibles fosos, de las ballestas y catapultas, a pesar de sus supuestas incorruptibles murallas de piedra (las que pueden apreciarse hoy como monumentos hist�ricos en varios pa�ses del mundo), y a pesar de haber cre�do que sus defensas vencer�an cualquier riesgo. Muchas de ellas se perdieron en las telara�as de la historia, destruidas por alg�n evento de origen natural o por ciertas ambiciones de poder y confrontaci�n de aquellas civilizaciones. Antes, recordemos tambi�n, hubo una Roma incendiada por el impulso de un desconcertante Ner�n.

Desde 2000 a 2004 en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, Argentina, realizamos la investigaci�n �Prevenci�n-mitigaci�n de Riesgos Tecnol�gicos en nuestra Regi�n desde la Comunicaci�n Estrat�gica� con un equipo conformado desde lo multidisciplinario. El �rea de estudio inicial fue la ciudad de Mendoza, con especial �nfasis en el sector de mayor confluencia de vulnerabilidades: el microcentro. Desde el dise�o de posibles escenarios de desastres en el sector, es que pudimos establecer una metodolog�a basada en un �mirador de riesgos ciudadanos�, que permita armar una estrategia de comunicaci�n para facilitar la difusi�n p�blica de los riesgos subyacentes en la ciudad, que sean �re-conocidos� por las personas, aceptados y, en consecuencia, reducidos. La estrategia es un dise�o adaptable a otras ciudades de la regi�n, considerando sus diferentes identidades, confluencias de riesgos, capacidades institucionales y de la comunidad y modos de percepci�n de las amenazas. Es participativa, convocante y fundamentada, desde 2005, en el MAH y los ODM. Los resultados y conclusiones de nuestra investigaci�n reafirman que toda planificaci�n destinada a la RRD debe tener, como eje transversal, la comunicaci�n estrat�gica, para lograr eficacia y eficiencia preventiva.

Equivalentes a las construcciones feudales - por se�alar algunas- la �fortaleza para la defensa�, pese a todo, no estar�a enfocada, en la actualidad, en la �muralla� o en la acci�n de respuesta de muy bien entrenados guerreros, quienes hac�an de lo b�lico un �verdadero arte�. Evidentemente hoy, no tenemos el mismo concepto de �fortaleza� que en el medioevo, a pesar de que la creciente costumbre de abroquelarnos en �barrios cerrados� se est� pareciendo a las aspiraciones de esas ciudades medievales.

La diferencia est� en que la complicada y compleja ciudad del siglo XXI nos demanda otras acciones, m�s centradas en la persistente observaci�n de las condiciones de precariedad y desastres latentes que surgen por el desgaste l�gico de las metr�polis, ya que ellas tienen un acelerado y casi siempre desprolijo, coyuntural y no planificado crecimiento. A esto tenemos que agregar un amplio repertorio de nuevas amenazas y/o peligros de origen antr�pico- tecnol�gico que se combinan con las de origen natural y socio- natural.

Las acciones de mitigaci�n, entrelazadas con una mejor organizaci�n de actividades, la revisi�n continua de la infraestructura, la planificaci�n del desarrollo urbano, m�s el aporte de la educaci�n formal, la instalaci�n de actitudes y conductas proactivas ,una mejor comunicabilidad de los riesgos, posibilitan el despertar de la conciencia preventiva ciudadana, desde una nueva actitud para la �defensa de la vida�.

Estos aspectos pasar�an a formar parte de las contempor�neas �fortalezas� que debemos adquirir para nuestro desarrollo, sin interponer murallas, pero s� generando, como muy bien lo expresa el Marco de Acci�n de Hyogo, una �resiliencia a todo nivel�. Nos referimos a dejar transcurrir nuestra existencia en un habitat m�s digno, en donde el ser humano, ciudadano o ciudadana permanente o itinerante, desarrolle su proyecto de vida individual y social, con la debida preparaci�n preventiva y mayor seguridad

.

Que toda ciudad sea un espacio de convivencia en paz, en donde plazas, calles, veredas, edificios, oficinas, cada conjunto de agitados caminantes, y dem�s componentes, nos remitan a la ecl�ctica armon�a que eleva el concierto equilibrado de una nueva �raza urbana� en prevenci�n, signada en estos tiempos por lo multicultural. Ciudades en donde cada p�jaro, salvo las golondrinas, pueble todos los d�as, de trinos y tiernos vuelos el aire de las peque�as, medianas o grandes cosm�polis del siglo XXI.

Nuestro genial escritor Jorge Luis Borges, regala en poes�a su sentimiento por la ciudad capital de nuestro pa�s:

�BUENOS AIRES�
Y la ciudad, ahora, es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese m�rmol he aguardado en vano.

Aqu� el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aqu� mis pasos
urden su incalculable laberinto.

Aqu� la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la ma�ana;
aqu� mi sombra en la no menos vana

sombra final se perder�, ligera.
No nos une el amor sino el espanto
ser� por eso que la quiero tanto.

Gloria Bratschi
Consultora internacional
Gesti�n Integral del Riesgo
Comunicaci�n Social e Institucional
gbrat@lanet.com.ar / gloria_bratschi2003@yahoo.com.ar
http://bratschienprevencion.blogspot.com


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