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Fortaleciendo las capacidades locales en escenarios andinos de alto riesgo Soc.
Pedro Ferradas Manucci Amenazas y desastres en el callejón de Huaylas La región peruana de Ancash ubicada al norte de Lima es considerada como una de las regiones de mayor riesgo en América Latina. En el último siglo ha sido afectada por desastres de gran letalidad provocados por aludes de nieve y sismos, entre ellos el terremoto de 1970, considerado uno de los desastres con mayor número de víctimas en la historia de Occidente que causó 69 mil muertes, en su mayor parte en el callejón de Huaylas. Las tres ciudades principales del callejón de Huaylas han sido escenarios de desastres destructivos en los últimos 65 años; Huaraz, la capital regional ha sido destruida en 1942 por el desborde de una laguna causado a su vez por desprendimientos de nevados; Ranrahirca en 1962 y 1970 y Yungay en 1970 fueron sepultadas por aludes de roca y nieve que mataron a casi la totalidad de sus miles de habitantes. Diversos centros poblados rurales han sido sepultados por aluviones y al igual que las ciudades posteriormente han sido reconstruidos ocupando progresivamente las zonas de alto riesgo. La presencia de la “cordillera Blanca” que concentra los principales nevados del país, la formación de lagunas y la mayor posibilidad de desprendimiento de masas glaciares por efecto del calentamiento global está incrementando gravemente las amenazas a pesar de los esfuerzos en la última década por reducirlas mediante el monitoreo y control de las lagunas más antiguas y los glaciales. Memoria popular y urgencias. Los problemas de riesgo y el cambio climático no son ajenos a las preocupaciones y la respuesta organizada de los campesinos pero éstas se centran en lo cotidiano y manejable; las deficiencias de sus sistemas de riego y la infiltración de los suelos que conduce a la desestabilización de taludes. el retroceso de glaciales que tiende a reducir el agua disponible para sus precarios sembríos y la alteración de los ciclos biológicos que incide en la disminución de su productividad; ante ello, como también ante los “pequeños” desastres locales que ni siquiera figuran en los registros oficiales ni merecieron la ayuda externa, es que se recurre al conocimiento ancestral y a la tradición del trabajo comunitario. Ante los grandes riesgos y ante el recuerdo de lo sucedido hace más de tres décadas con los grandes desastres la actitud tiende a ser diferente; los hechos aun los detalles de estos han sido trasmitidos oralmente y destacan el mayor daño causado a los más pobres y los cambios en sus vidas; pero como entonces el sentimiento de impotencia está presente, máxime en una región caracterizada por la débil participación ciudadana y la subsistencia de mecanismos de clientelismo político y social que contribuyen a tal debilidad. Los campesinos y el poblador común se entera por los medios de comunicación de los estudios de riesgo de la ciudad de Huaraz, y los planes y medidas para controlar las lagunas que les amenazan; las mujeres y niños ni siquiera son tomados en cuenta y tampoco se implican a las escuelas ni los medios de comunicación en la problemática de los desastres. Fortalecimiento de capacidades para la prevención de desastres y respuesta a las emergencias en comunidades vulnerables El título de este acápite se corresponde con un proyecto financiado por el Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea DIPECHO que viene ejecutando Intermediate Tecnology Development Group – ITDG Latinoamérica, en alianza con el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad – MPDL y Save the Children – UK. El proyecto busca reducir los riesgos y responder a las emergencias mediante la participación de la comunidad, la escuela, los municipios, y los medios de comunicación local. La participación se da en las actividades de capacitación, en los estudios de riesgo, en los planes de prevención y preparación y en el diseño y ejecución de obras de mitigación de carácter demostrativo. Es importante resaltar la participación de los funcionarios responsables de la planificación del desarrollo local que poseen mucha información técnica, y de los líderes que poseen información histórica y tienden a expresar mejor la perspectiva comunitaria. Su participación implica a sus propias experiencias y no excluye la utilización de las nuevas tecnologías de información geográfica ni el aporte de especialistas y profesionales para los estudios de riesgo ni para la elaboración de los planes; conjuntamente inspeccionan las zonas de mayor riesgo e identifican éstas en imágenes satelitales y fotografías aéreas para definir posteriormente las rutas de evacuación y las zonas de seguridad. Participan en las actividades de capacitación (talleres y jornadas comunitarias) los docentes, alumnos y padres de familia involucrando al conjunto de la comunidad educativa en el fomento de una cultura de prevención de desastres y de una mejor capacidad de respuesta a emergencias. Asimismo los comunicadores de las emisoras radiales y periódicos locales contribuyendo con la información y orientación de la población, y promoviendo un mayor compromiso y responsabilidad de las autoridades y de la comunidad. Participan también los pobladores de las comunidades en las asambleas y en la planificación y posterior ejecución de las obras de mitigación. Institucionalidad para la reducción de riesgo En el ámbito de desarrollo del proyecto existe una paradoja: a pesar de haber sido la zona más afectada por los desastres de 1970 que dieron origen a la formación posterior del Sistema Nacional de Defensa Civil y a la formación de diversos mecanismos institucionales para reconstruir planificadamente, al iniciarse el año 2004 la institucionalidad local en relación con la problemática de los desastres era una de las más débiles en el país. Esta débil institucionalidad se caracterizaba además por la insuficiente vinculación entre la problemática de los desastres y el desarrollo. El proyecto ha buscado implicar por ello a los municipios en una nueva perspectiva que coincide con la promoción de la participación vecinal en su gestión y en la incorporación de la gestión de riesgo en los planes de desarrollo y en las políticas de preparación y respuesta a emergencias. En este proceso se viene trabajando coordinadamente y en convenios con el Ministerio de Educación, el Instituto Nacional de Defensa Civil, y los municipios, habiéndose instalado oficinas de defensa civil en tres municipios. Entre los primeros logros del proyecto en los ámbitos muni-cipales, se tiene la formación de los comités de defensa civil y la reorganización de las brigadas juveniles en la provincia, los cuatro distritos y los centros poblados menores de éstos. También se ha reorganizado a nivel de centros educativos los comités y las brigadas escolares de defensa civil vinculándolas y contando con el apoyo de instancias de participación estudiantil orientadas a la formación ciudadana: los municipios escolares. De otro lado y por iniciativa de los actores se ha tendido a la formación de algunas redes de docentes y comunicadores que se orientan al intercambio de experiencias y al desarrollo conjunto de campañas en ámbitos que abarcan el conjunto del callejón de Huaylas. Es el caso de la red de educadores para la gestión de riesgo (EDOFOCAPRE) y la de comunicadores denominada Red de Comunicadores en Acción para la Prevención de Desastres. Ellos se vienen capacitando para la producción de material educativo informativo que será difundido en los principales medios de comunicación de la localidad. Perspectiva El proyecto que culminará en julio del año 2005 estará logrando sensibilizar a los diferentes actores en una perspectiva de tratamiento integral de los riesgos y de organización de la respuesta a emergencias que implica el fortalecimiento institucional y la participación ciudadana. Resulta clave tener en cuenta que la continuidad y reforzamiento de la participación de los actores ( líderes, autoridades, comunicadores, docentes, niños y mujeres) deberá implicar también nuevas formas de relacionamiento con la institucionalidad local, regional y nacional, en un contexto social , político y aun legal donde se busca cada vez más fortalecer la participación ciudadana y los roles y capacidades de los municipios.
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