La
reducci�n de desastres como componente del
desarrollo despu�s del DIRDN
Stephen O. Bender1
Unidad de Desarrollo Sostenible y Medio
Ambiente*
Organizaci�n de Estados Americanos (OEA)
Luego del final de la Guerra Fr�a, los pa�ses
del hemisferio se han replanteado el tema del desarrollo desde tres perspectivas
diferentes pero, en el fondo, complementarias:
1. El ambiente y el desarrollo sostenible
2. El comercio
3. La democracia
Cada uno de estos temas puede hallarse en repetidas
ocasiones en las declaraciones, resoluciones, planes de acci�n y programas que han
emergido de las cumbres, conferencias y reuniones hemisf�ricas y regionales, y de los
planes nacionales de desarrollo. Actualmente, son el futuro previsible, las pautas que
guiar�n las acciones en pro del desarrollo en la regi�n.
En el campo de la reducci�n de desastres, existen
numerosos actores, que pueden clasificarse en las siguientes categor�as:
Aquellos que promueven la reducci�n de los
desastres luego de que se ha dado un evento. (Durante el per�odo entre 1997 y 1999,
aproximadamente la mitad de los pa�ses del hemisferio sufrieron cat�strofes que
demandaron asistencia internacional.)
Aquellos que impulsan la reducci�n de los
desastres antes de que un evento provoque la necesidad de solicitar asistencia
internacional, partiendo de un principio de prevenci�n.
Aquellos que no ven ninguna relaci�n, o muy poca,
entre la vulnerabilidad a los desastres y los obst�culos al desarrollo en nuestros
pa�ses.
En el campo del desarrollo, est�n comenzando a
emprenderse cuatro tipos de acciones relacionadas con el tema de las finanzas, aunque no
siempre contemplando los riesgos econ�micos y f�sicos asociados con los fen�menos
naturales. Se trata de:
La condonaci�n de la deuda externa.
La reestructuraci�n del pago de la deuda.
La reprogramaci�n de los proyectos que involucran
pr�stamos.
Nuevos proyectos que abarcan pr�stamos.
Las tres preguntas principales relacionadas
con la reducci�n de desastres y el desarrollo en el hemisferio son las siguientes:
�Hasta qu� grado debe reformularse la estructura
y el contenido de la gesti�n de desastres, particularmente en los planos internacional y
nacional, como actividades integrales del desarrollo?
�Cu�les son las limitaciones del an�lisis de
costo y beneficio al momento de justificar las inversiones en la reducci�n de la
vulnera-bilidad? En su ausencia, �cu�l justificaci�n se ofrecer� para tales
inversiones, sobre todo si deben satisfacer las necesidades de los pobres?
�Cu�l ser� la herencia que dejar� el DIRDN
entre las organizaciones internacionales y regionales, los gobiernos locales y nacionales,
las ONGs y el sector privado, para poder seguir edificando sobre los cimientos de las
miles de contribuciones que ha impulsando el Decenio?
En torno a la primera pregunta, sobre la
incorporaci�n del manejo de desastres a la agenda del desarrollo, es fundamental que se
tome en cuenta el tema del ambiente y el desarrollo sostenible. Solo este enfoque
integrado permite la acci�n multisectorial y el reconocimiento de las responsabilidades
que tienen las generaciones actuales hacia las futuras. Es fundamental que se tomen las
siguientes medidas:
Despu�s de un desastre, debe pensarse en
t�rminos de transformaci�n, no simplemente de recons-trucci�n. La reducci�n de
la vulnerabilidad de la infraestructura econ�mica y social debe considerarse parte
fundamental del desarrollo.
En los pa�ses que no se est�n recuperando
de un desastre de consideraci�n, debe implementarse el Plan de Acci�n de la Cumbre sobre
Desarrollo Sostenible, el cual demanda que la prevenci�n y mitigaci�n de los desastres
se incorpore en los planes nacionales de desarrollo.
Para conseguir esto,
Las actividades de reconstrucci�n deben llevarse
a cabo en el contexto de las decisiones sobre el desarrollo, no simplemente como proyectos
de sustituci�n de la infraestructura da�ada.
Las organizaciones y los foros internacionales y
regionales deben apoyar a los gobiernos nacionales en la exploraci�n, la discusi�n y la
adopci�n de nuevas estructuras de gesti�n de desastres que operen como parte de las
organizaciones orientadas al desarrollo. Aquellos funcionarios encargados de los proyectos
de desarrollo deben responder por los riesgos y las p�rdidas que pueda provocar un
desastre.
La segunda pregunta, acerca de la justificaci�n
econ�mica de invertir en la reducci�n de riesgos y el bienestar de los pobres, tiene que
ver directamente con el comercio. El capitalismo de libre mercado y las econom�as
orientadas a las exportaciones deben proveer las inversiones, los empleos, los ingresos y
las divisas para satisfacer las necesidades del desarrollo. Sin embargo, las
consideraciones financieras a veces opacan a las cuestiones econ�micas y ambientales. Por
ello, es fundamental que hagamos lo siguiente:
Reconocer que conforme aprendemos m�s sobre
qui�n es vulnerable y por qu�, debemos tambi�n aprender c�mo utilizar esta
informaci�n eficazmente en un entorno pol�tico, institucional y t�cnico cargado de
emociones e influido por intereses muy diversos.
Resistir cualquier nuevo esfuerzo por convertir la
gesti�n de desastres en un sector m�s, e integrarla m�s bien en todas las actividades
de desarrollo.
Tomar en cuenta que la vulnerabilidad de los
pobres a los peligros naturales est� vinculada estrechamente con su vulnerabilidad a
otros tipos de problemas, de modo que se puedan reformular, cada vez que resulte
necesario, las acciones en pro del desarrollo.
Fortalecer los esfuerzos por considerar la
reducci�n de la vulnerabilidad a los desastres naturales como una parte integral de la
gesti�n ecol�gica, precisamente en un momento en que algunos sectores econ�micos buscan
marginar las consideraciones ambientales y manejarlas en forma separada de los intereses
relacionados con la producci�n.
Para alcanzar estos objetivos, debemos hacer lo
siguiente:
Responder a los riesgos financieros, econ�micos y
f�sicos en forma simult�nea, sin aislarlos.
Crear nuevas herramientas para evaluar la
vulnerabilidad y los riesgos en el contexto de los proyectos de desarrollo.
Definir con claridad, para los proyectos de
inversi�n, los niveles de riesgo financieros, econ�micos y f�sicos que se pueden prever
a ra�z de los peligros naturales.
La tercera pregunta tiene que ver con el legado del
Decenio. Lo primero que debemos reiterar, en este campo, es que un enfoque integrado y
multisectorial de la reducci�n de desastres debe darse en el contexto de los planes
nacionales de desarrollo, como reclam� la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible celebrada en
Bolivia. Estas decisiones deber�n tomarse en contextos democr�ticos, con la plena
participaci�n de la sociedad en la definici�n de necesidades y la asignaci�n de
recursos. De este modo, son los sectores los que deben tomar la delantera en la
definici�n de una futura agenda para el desarrollo: que incluya la reducci�n de la
vulnerabilidad de las poblaciones y su infraestructura econ�mica y f�sica. Objetivos
m�nimos, en este sentido, son los siguientes:
Colocar la reducci�n de la vulnerabilidad en la
agenda ministerial durante el a�o en curso, proponiendo planes y programas regionales y
nacionales para integrar la reducci�n de la vulnerabilidad como componente infaltable de
las inversiones sectoriales.
Preparar y adoptar planes de reducci�n de la
vulnerabilidad como parte de los proyectos sectoriales de desarrollo.
Producir informes anuales en el palno nacional,
regional y hemisf�rico sobre el impacto de los desastres, la vulnerabilidad y los
esfuerzos de mitigaci�n por medio de los mecanismos de desarrollo sectoriales y
multilaterales.
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