Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres
Las Américas   

Revista EIRD Informa - América Latina y el Caribe
Número:13 -2006 -12/2006 - 11-/2005 - 10/2005 - 9/2004 - 8/2003 - 7/2003 - 6/2002 - 5/2002 - 4/2001- 3/2001 - 2/2000 - 1/2000

 

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La reducci�n de desastres como componente del
desarrollo despu�s del DIRDN

Stephen O. Bender1 
Unidad de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente*
Organizaci�n de Estados Americanos (OEA)

Luego del final de la Guerra Fr�a, los pa�ses del hemisferio se han replanteado el tema del desarrollo desde tres perspectivas diferentes pero, en el fondo, complementarias:

1. El ambiente y el desarrollo sostenible

2. El comercio

3. La democracia

Cada uno de estos temas puede hallarse en repetidas ocasiones en las declaraciones, resoluciones, planes de acci�n y programas que han emergido de las cumbres, conferencias y reuniones hemisf�ricas y regionales, y de los planes nacionales de desarrollo. Actualmente, son el futuro previsible, las pautas que guiar�n las acciones en pro del desarrollo en la regi�n.

En el campo de la reducci�n de desastres, existen numerosos actores, que pueden clasificarse en las siguientes categor�as:

  • Aquellos que promueven la reducci�n de los desastres luego de que se ha dado un evento. (Durante el per�odo entre 1997 y 1999, aproximadamente la mitad de los pa�ses del hemisferio sufrieron cat�strofes que demandaron asistencia internacional.)

  • Aquellos que impulsan la reducci�n de los desastres antes de que un evento provoque la necesidad de solicitar asistencia internacional, partiendo de un principio de prevenci�n.

  • Aquellos que no ven ninguna relaci�n, o muy poca, entre la vulnerabilidad a los desastres y los obst�culos al desarrollo en nuestros pa�ses.

En el campo del desarrollo, est�n comenzando a emprenderse cuatro tipos de acciones relacionadas con el tema de las finanzas, aunque no siempre contemplando los riesgos econ�micos y f�sicos asociados con los fen�menos naturales. Se trata de:

  1. La condonaci�n de la deuda externa.

  2. La reestructuraci�n del pago de la deuda.

  3. La reprogramaci�n de los proyectos que involucran pr�stamos.

  4. Nuevos proyectos que abarcan pr�stamos.

Las tres preguntas principales relacionadas con la reducci�n de desastres y el desarrollo en el hemisferio son las siguientes:

  1. �Hasta qu� grado debe reformularse la estructura y el contenido de la gesti�n de desastres, particularmente en los planos internacional y nacional, como actividades integrales del desarrollo?

  2. �Cu�les son las limitaciones del an�lisis de costo y beneficio al momento de justificar las inversiones en la reducci�n de la vulnera-bilidad? En su ausencia, �cu�l justificaci�n se ofrecer� para tales inversiones, sobre todo si deben satisfacer las necesidades de los pobres?

  3. �Cu�l ser� la herencia que dejar� el DIRDN entre las organizaciones internacionales y regionales, los gobiernos locales y nacionales, las ONGs y el sector privado, para poder seguir edificando sobre los cimientos de las miles de contribuciones que ha impulsando el Decenio?

En torno a la primera pregunta, sobre la incorporaci�n del manejo de desastres a la agenda del desarrollo, es fundamental que se tome en cuenta el tema del ambiente y el desarrollo sostenible. Solo este enfoque integrado permite la acci�n multisectorial y el reconocimiento de las responsabilidades que tienen las generaciones actuales hacia las futuras. Es fundamental que se tomen las siguientes medidas:

  • Despu�s de un desastre, debe pensarse en t�rminos de transformaci�n, no simplemente de recons-trucci�n. La reducci�n de la vulnerabilidad de la infraestructura econ�mica y social debe considerarse parte fundamental del desarrollo.

  • En los pa�ses que no se est�n recuperando de un desastre de consideraci�n, debe implementarse el Plan de Acci�n de la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, el cual demanda que la prevenci�n y mitigaci�n de los desastres se incorpore en los planes nacionales de desarrollo.

Para conseguir esto,

  • Las actividades de reconstrucci�n deben llevarse a cabo en el contexto de las decisiones sobre el desarrollo, no simplemente como proyectos de sustituci�n de la infraestructura da�ada.

  • Las organizaciones y los foros internacionales y regionales deben apoyar a los gobiernos nacionales en la exploraci�n, la discusi�n y la adopci�n de nuevas estructuras de gesti�n de desastres que operen como parte de las organizaciones orientadas al desarrollo. Aquellos funcionarios encargados de los proyectos de desarrollo deben responder por los riesgos y las p�rdidas que pueda provocar un desastre.

La segunda pregunta, acerca de la justificaci�n econ�mica de invertir en la reducci�n de riesgos y el bienestar de los pobres, tiene que ver directamente con el comercio. El capitalismo de libre mercado y las econom�as orientadas a las exportaciones deben proveer las inversiones, los empleos, los ingresos y las divisas para satisfacer las necesidades del desarrollo. Sin embargo, las consideraciones financieras a veces opacan a las cuestiones econ�micas y ambientales. Por ello, es fundamental que hagamos lo siguiente:

  • Reconocer que conforme aprendemos m�s sobre qui�n es vulnerable y por qu�, debemos tambi�n aprender c�mo utilizar esta informaci�n eficazmente en un entorno pol�tico, institucional y t�cnico cargado de emociones e influido por intereses muy diversos.

  • Resistir cualquier nuevo esfuerzo por convertir la gesti�n de desastres en un sector m�s, e integrarla m�s bien en todas las actividades de desarrollo.

  • Tomar en cuenta que la vulnerabilidad de los pobres a los peligros naturales est� vinculada estrechamente con su vulnerabilidad a otros tipos de problemas, de modo que se puedan reformular, cada vez que resulte necesario, las acciones en pro del desarrollo.

  • Fortalecer los esfuerzos por considerar la reducci�n de la vulnerabilidad a los desastres naturales como una parte integral de la gesti�n ecol�gica, precisamente en un momento en que algunos sectores econ�micos buscan marginar las consideraciones ambientales y manejarlas en forma separada de los intereses relacionados con la producci�n.

Para alcanzar estos objetivos, debemos hacer lo siguiente:

  • Responder a los riesgos financieros, econ�micos y f�sicos en forma simult�nea, sin aislarlos.

  • Crear nuevas herramientas para evaluar la vulnerabilidad y los riesgos en el contexto de los proyectos de desarrollo.

  • Definir con claridad, para los proyectos de inversi�n, los niveles de riesgo financieros, econ�micos y f�sicos que se pueden prever a ra�z de los peligros naturales.

La tercera pregunta tiene que ver con el legado del Decenio. Lo primero que debemos reiterar, en este campo, es que un enfoque integrado y multisectorial de la reducci�n de desastres debe darse en el contexto de los planes nacionales de desarrollo, como reclam� la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Bolivia. Estas decisiones deber�n tomarse en contextos democr�ticos, con la plena participaci�n de la sociedad en la definici�n de necesidades y la asignaci�n de recursos. De este modo, son los sectores los que deben tomar la delantera en la definici�n de una futura agenda para el desarrollo: que incluya la reducci�n de la vulnerabilidad de las poblaciones y su infraestructura econ�mica y f�sica. Objetivos m�nimos, en este sentido, son los siguientes:

  • Colocar la reducci�n de la vulnerabilidad en la agenda ministerial durante el a�o en curso, proponiendo planes y programas regionales y nacionales para integrar la reducci�n de la vulnerabilidad como componente infaltable de las inversiones sectoriales.

  • Preparar y adoptar planes de reducci�n de la vulnerabilidad como parte de los proyectos sectoriales de desarrollo.

  • Producir informes anuales en el palno nacional, regional y hemisf�rico sobre el impacto de los desastres, la vulnerabilidad y los esfuerzos de mitigaci�n por medio de los mecanismos de desarrollo sectoriales y multilaterales.



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