Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres Las Américas |
Revista
EIRD Informa - América Latina y el Caribe |
LA
PREVENCI�N, RECOMPENSA Ricardo C�cero Con frecuencia los desastres se eval�an por las necesidades que demanda la pronta atenci�n a la emergencia; esto representa una visi�n a corto plazo. Sin embargo, el impacto econ�mico y social que dejan en los pa�ses afectados, ulteriormente los efectos inmediatos, la realidad de los desastres se siente cuando las necesidades de rehabilitaci�n y recuperaci�n (etapa postdesastre), requieren recursos cuantiosos, generalmente no previstos. Estos efectos se manifiestan particularmente en las econom�as latinoamericanas, ya que en esta regi�n con frecuencia impactan diversos fen�menos y los planes de prevenci�n y mitigaci�n son escasos. El DIRDN recomienda medios de evaluaci�n y de ser posible de cuantificaci�n de los da�os ocasionados por fen�menos natu-rales. La realidad muestra que pocos pa�ses cuentan con posibilidades propias de evaluaci�n de da�os, y recurren a organismos internacionales o regionales que a petici�n de los gobiernos realizan estos trabajos. Independientemente de la procedencia, los resultados son testimonio (por lo general parciales o imcompletos) de alteraciones y afectaciones econ�micas y desequilibrio social que a largo plazo son consecuencias de los desastres. En M�xico, a partir de los sismos ocurridos en septiembre de 1985, la protecci�n civil y la prevenci�n de desastres han adquirido dimensi�nes relevantes. El inter�s de las esferas gubernamentales y sobre todo la cada vez mayor participaci�n consciente de la sociedad en general han propiciado acciones de prevenci�n, mitigaci�n y preparaci�n, que en conjunto integran la Cultura Nacional de Protecci�n Civil. Como una de las principales acciones derivadas de la operaci�n del Sistema Nacional de Protecci�n Civil Mexicano (SINAPROC), se desarroll� un m�todo de evaluaci�n para cuantificar p�rdidas directas e indirectas y posibles efectos secundarios (encadenamiento de calamidades ) por estos eventos, aplicable tambi�n a desastres antropog�nicos. Mediante estas mediciones se aportan resultados que sustentan un -que no por antiguo pierde vigencia- dicho: �es mejor prevenir, que lamentar�. En la pr�xis es una realidad que la preven-ci�n cuesta menos; esto resulta de que, si bien la mayor parte de los desastres no se pueden pronosticar con exacti-tud, en el caso de los naturales son recurren-tes simult�neamente al desarrollo tecnol�gico y vez m�s frecuente uso de diversas modalidades de energ�a conjunta-mente con material y elementos de elevado factor de riesgo, es nece-sario instaurar progra-mas de prevenci�n que requieren inversi�n de recursos financieros y humanos. Es com�n que en la opini�n p�blica, impacten con mayor atenci�n las labores de preparaci�n y capacitaci�n hacia la poblaci�n. Si bien esto resulta indispensable, es necesario resaltar la inversi�n destinada a programas que aun sin participaci�n directa de la poblaci�n a largo plazo promuevan y garantizen mejor protecci�n. Lo ideal ser�a la conjunci�n de dos procesos:
Como pruebas de que la prevenci�n recompensa se pueden mencionar:
Dentro de los esfuerzos mexicanos, con colaboraci�n internacional, resalta el establecimiento de una Instituci�n de Investigaci�n, Capacitaci�n y Difusi�n acerca de temas espec�ficos de prevenci�n de desastres. Esto requiri� una inversi�n muy importante; empero, los resultados son determinantes para prevenci�n y mitigaci�n de desastres. |
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