Reuni�n
Hemisf�rica del DIRDN "Para una reducci�n de los desastres naturales en
las Am�ricas...hacia el Siglo XXI"
Algunos logros durante
el Decenio 1990-1999, especialmente en esta región, se resumen
en lo siguiente: se gestionó una gran cantidad de coordinaciones,
intercambios, programas educativos y cooperación científica-técnica,
apoyada por un número grande de organizaciones colaboradoras, regionales,
internacionales, nacionales y no gubernamentales. El DIRDN también
sirvió de plataforma para fomentar acercamiento entre Gobiernos,
ONGs, organizaciones comunitarias, organizaciones internacionales
y al sector privado para trabajar en temas de reducción del riesgo.
El proceso de conclusión
del Decenio implicó una serie de reuniones temáticas y regionales
durante el año 1999, para evaluar logros, avances y desafíos
pendientes que culminaron con el Foro Programático DIRDN, en Ginebra,
en julio/99. ECOSOC, en su sesión sustantiva en julio del mismo
año, ratificó la Estrategia Internacional para la Reducción
de los Desastres y acordó seguir con esta Estrategia como actividad
permanente de las Naciones Unidas (ver nota aparte). Para la región
de las Américas se realizó una reunión de revisión,
intercambio y planificación para el próximo Siglo XXI, en
el tema de la reducción del riesgo y desastres, en junio/99 en
San José, Costa Rica, en la que participaron 630 personas entre
delegados oficiales, técnicos, académicos, líderes
comunitarios, ONGs y agencias multilaterales procedentes de 33 países.
Los organizadores
fueron el Gobierno de la República de Costa Rica, la Comisión
Nacional de Emergencia, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Decenio
Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales-Naciones
Unidas y la Organización Panamericana de la Salud/Organización
Mundial de la Salud.
El Centro de Recursos
para el Desarrollo Sostenible de los Asentamientos Humanos en Centroamérica
(CERCA-CDP-UNCHS-Hábitat), la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), Organización Meteorológica Mundial (OMM),
la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz
Roja y la Media Luna Roja, la Organización de Estados Americanos
(OEA), el Centro de Coordinación de Prevención de Desastres
Naturales de América Central (CEPREDENAC), Agencia de Respuesta
a Desastres del Caribe (CDERA), la Oficina Comercial del Quebec para América
Central, Oficina de Asistencia para Catástrofes en el Extranjero
(OFDA), Canadá (CIDA) y Suecia (ASDI) fueron los auspiciadores
de la reunión mediante sesiones paralelas, talleres y/o financiamiento.
Después de
varios días de trabajo y concertación entre los participantes
representantes de los países del hemisferio americano, agencias
y participantes en general, se logró plasmar una Declaración
final, en la cual se agregó una nueva dimensión en la siguiente
cláusula, que apunta hacia un deseo de desmilitarización
de la atención y manejo de los desastres:
Los participantes
recomiendan:
Llevar ante Naciones Unidas el otorgamiento de un voto de apoyo o reconocimiento
a aquellos países que reorienten parte de su presupuesto de defensa
hacia la mitigación de desastres.
(Para conocer el texto completo de la Declaración de San José,
visitar el sitio Web:
www.disaster.info.desastres.net/idndr/dirdn.htm)
en la Memoria de la Reunión o solicitarlo a la editora de esta
revista
Lista
de los países que participaron en la Reunión Hemisférica:
|
Antillas Holandesas
Argentina
Bahamas
Barbados
Bolivia
Brasil
Canadá
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador |
El Salvador
España
Estados Unidos
Francia
Granada
Guatemala
Honduras
Islas Vírgenes Británicas
Islas Vírgenes Estadounidenses
Jamaica
México |
Monserrat
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
República Dominicana
Saint Kitts y Nevis
Suiza
Trinidad y Tobago
Uruguay
Venezuela |
A
continuación se resumen algunas de las conclusiones y recomendaciones
para el futuro en la región de América Latina y el Caribe
que resultaron de esta reunión.
Sobre
avances y desafíos en la región (OPS/OMS, OEA, SICA, Asociación
Iberoamericana de Protección Civil)
- Aunque los desastres
se evalúan en términos humanos y sociales, las dimensiones
económicas y políticas dominan al momento de la decisión.
Los principios de mitigación/reducción de la vulnerabilidad
son universales, pero su aplicación concreta depende del idioma,
la cultura y la situación económica. No existen soluciones
estándares para países «más desarrollados»
o «menos desarrollados».
- Al mismo tiempo,
una «cultura de prevención» implica una actitud colectiva
que sólo puede construirse mediante un largo proceso social.
Dentro de este proceso, la democratización de la información
sobre desastres y la creciente participación de la sociedad civil
son factores clave, por lo que la utilización de Internet ha
sido un factor específico de avance en la gestión de los
últimos desastres, especialmente al favorecer cambios en la relaciones
de comunicación y poder entre agencias, países, comunidades
locales e individuos.
- Aún falta
avanzar en el logro de compromisos nacionales más firmes, con
el indispensable respaldo político y legal y sustentado por recursos
específicamente asignados a la prevención.
- Se debe tener
presente que el compromiso político por lo general disminuye
desde las urgencias y afanes movilizados por el último desastre
y que la prevención y la mitigación exigen habilidades
y actitudes distintas de las requeridas para una respuesta de emergencia.
La respuesta requiere conocimiento logístico, capacidad operacional,
sentido de urgencia, determinación y disciplina. La reducción
de la vulnerabilidad exige una visión a largo plazo con recursos
a corto plazo, paciencia, compromisos, experiencia en planificación
urbana, economía, ingeniería y decisión política.
Requerimientos inaccesibles para una sola institución.
- El futuro demanda
una sinergia entre la protección del ambiente y la reducción
de los desastres, reforzar los mecanismos de respuesta con participación
de la sociedad civil y mantener sobre el proceso una visión humana,
social y no exclusivamente económica. En el plano internacional,
fuertes organizaciones sub regionales, mecanismos de cooperación
técnica y el respaldo global de las Naciones Unidas.
- Durante los últimos
años se ha producido en la región un intenso movimiento
teórico-conceptual y práctico en torno a la problemática
de los desastres. Entre los factores que han dinamizado esta gestión
pueden considerarse, entre otros, los avances logrados en la producción
de conocimiento, incluyendo nexos interdisciplinarios que suelen ser
difíciles en otros ámbitos, el surgimiento de formas innovadoras
de participación social y una mayor sensibilización ciudadana,
fomentada por varios desastres de gran magnitud.
- No obstante, todo
este rico caudal de experiencias y esfuerzos creados pueden llegar a
fragmentarse en múltiples iniciativas dispersas, alejándose
así de su mayor fortaleza potencial: la articulación de
diferentes saberes y capacidades. Por tal motivo, es fundamental impulsar
su canalización sistemática, por conducto de los diversos
niveles de decisión en que se puede concretar el manejo socialmente
responsable de la prevención de desastres.
- Para tales efectos,
se necesita impulsar un proceso socialmente coordinado de investigación
y planeamiento, como base para generar las condiciones de viabilidad
y factibilidad que se requieren para avanzar en este sector. Este proceso
tendrá que pasar por distintos niveles de integración,
donde las unidades operativas a corto plazo (proyectos) se vinculen
según su afinidad en programas y estos a su vez encuentren su
direccionalidad estratégica en planes nacionales.
- Por otra parte,
disponemos de elementos de juicio suficientes como para priorizar algunos
grandes problemas en la elaboración y evaluación de estos
instrumentos de planificación y en la convocatoria de los diversos
actores sociales que pueden intervenir en su puesta en práctica.
Resumen
de los informes nacionales presentados por representantes de los países:
Experiencias, avances y desafíos
Los participantes
concordaron que el Decenio proporcionó un marco para impulsar el
manejo de los desastres desde una perspectiva preventiva, que involucra
a todos los sectores que conforman el sistema de actores sociales, en
el ámbito nacional, local y comunitario.
Se presentó
una información pormenorizada sobre las acciones que los países
realizaron en el marco del DIRDN. Se estableció que, si bien cada
uno de estos países presenta distintas características geográficas
y climatológicas, las amenazas más comunes en esta área
son: inundaciones, deslizamientos, sequías y amenazas tecnológicas
producidas por el creciente desarrollo industrial. El Fenómeno
de El Niño es un evento recurrente que afecta considerablemente
la zona, aunque también produce efectos positivos que deben ser
aprovechados.
Algunos países
de la región reforzaron sus planes y programas de emergencias,
al punto de prestar ayuda y apoyo a otros países vecinos, lo cual
reflejó positivamente la capacidad, oportunidades y fortalezas
con que cuenta la zona para abarcar el tema de desastres.
Se resaltaron ciertos
progresos en el campo de la educación superior, donde ha habido
una apertura de carreras relacionadas a protección civil y manejo
de desastres en general. Asimismo, se destacaron los avances logrados
en la elaboración de mapas de riesgo, materiales bibliográficos
y de consulta.
Se mejoró la
organización y planificación de los organismos y entidades
encargadas del manejo de los desastres, complementando la labor realizada
en los últimos 20 años. En la mayor parte de los países
se observan esfuerzos permanentes y sistemáticos en procura de
nuevas estructuras jurídico-administrativas y políticas
que permitirán encarar con mayor eficacia, prontitud y coordinación
las tareas dirigidas a la reducción de los desastres.
Se está poniendo
mayor énfasis en las tareas de prevención y mitigación,
existe una mayor inversión en el refuerzo de la infraestructura
y se han logrado mejoramientos importantes en la capacidad de respuesta
y en los sistemas de alerta temprana.
La organización
local municipal y comunitaria para la prevención y mitigación
se ha fortalecido, especialmente en el campo de la capacitación,
la educación y la información.
Los sistemas de crédito
por parte de las agencias internacionales se fortalecieron. No obstante,
se siguen enfrentando dos problemas o debilidades importantes: la falta
de recursos para el seguimiento de las medidas preventivas y de respuesta
y la desactualización de la lesgilación en lo concerniente
a dotar de autonomía a los organismos encargados del manejo de
desastres.
Algunos
retos comunes presentados en las tres sub regiones:
- Continuar fortaleciendo
la capacidad para hacer frente a los desastres, especialmente en lo
que concierne a la prevención y mitigación, incluyendo
la evaluación del riesgo y el diseño de mejores estrategias.
Integrar la prevención y mitigación de desastres a la
protección del medio ambiente y el desarrollo sostenible. Utilizar
la variable Riesgo en la proyección del desarrollo.
- Dar continuidad
a los planes y proyectos impulsados durante la gestión del Decenio,
para lo cual se requiere de apoyo internacional.
- Incrementar los
recursos humanos y financieros necesarios, con la participación
de profesionales, científicos y técnicos de cada rama.
Entre los alcances de este objetivo está el mejoramiento de los
sistemas de pronóstico y alerta temprana.
- Continuar gestionando
apoyo para proyectos dirigidos a la prevención y mitigación
de desastres en asociación con organismos internacionales y ONGs.
- Completar y desarrollar
una legislación adecuada. Incorporar las actividades de reducción
del riesgo dentro del marco legal de los países.
- Fortalecer lazos
de cooperación y coordinación más eficaces entre
los países. En este aspecto, los del Caribe consideran urgente
fortalecer sus lazos sub regionales. Se propone fundar un Centro Internacional
para el Estudio del Fenómeno de El Niño (propuesta de
Ecuador) y realizar una reunión entre todos los países
miembros del Pacto Andino y esbozar un proyecto para la integración
andina de la protección y la defensa civil, y consolidarlo en
posteriores reuniones. Se debe establecer comités científicos-técnicos
regionales y fomentar mecanismos de coordinación interinstitucional
entre los organismos internacionales de ayuda.
- Introducir programas
adecuados sobre prevención y mitigación de desastres en
la currícula escolar de todos los niveles y en cada país.
Crear programas de capacitación escolar sobre la Cultura de Desastres
en los países donde no existen.
- Fomentar una conciencia
preventiva pública a través de los medios de comunicación
social, incluyendo la capacitación de periodistas para tales
efectos.
- Atraer otros sectores,
por ejemplo compañías de seguros, en las actividades de
prevención y mitigación, para lograr un importante apoyo
técnico y financiero en la evaluación y reducción
de costos de los desastres.
- Fortalecer la
planificación urbana y rural de los asentamientos humanos dado
el incremento demográfico en la región.
- Establecer mecanismos
para capacitar y darle continuidad al personal dedicado a la prevención,
mitigación, preparación y atención de las emergencias
y los desastres
- Fortalecer la
participación multisectorial de las instituciones nacionales
responsables de la atención de emergencias y desastres.
- Fortalecer el
monitoreo de los fenómenos naturales en el plano local y regional.
Sobre
la política y los desastres en América Latina y el Caribe
(OFDA, Quebec, CERCA-UNCHS(Hábitat) , Red Comunitaria de América
Central)
Hacia finales de los
años 60 y principios de los 70, aparece en América Latina
los organismos de Defensa Civil, en un marco signado por el surgimiento
de gobiernos militares o el fortalecimiento de los estamentos armados
en el ámbito político. Bajo el enfoque de protección
civil, algunas de estas instituciones comenzaron a funcionar con labores
tales como la lucha contra la delincuencia, para posteriormente asumir
responsabilidades en la respuesta ante situaciones de desastre. Otras
se formaron directamente como dependencias especializadas dentro de las
estructuras castrenses.
Las organizaciones
nacionales de emergencia partieron de la necesidad de contar con esquemas
civiles aptos para lograr una integración multisectorial. En algunos
casos, se formaron bajo una línea de gremios interesados y en otros
reprodujeron modalidades vigentes en otros países, buscando una
rápida oficialización. En el segundo caso, resultaron estructuras
híbridas, en que se mezclaron ciertas características innovadoras
con otras propias de las organizaciones de defensa civil.
En la actualidad,
ambos tipos de organización coexisten en la región, formando
un espectro que va desde la estructuras militares o paramilitares hasta
los sistemas interinstitucionales. Pese a estas diferencias, predomina
un enfoque de preparación para la respuesta, matizado generalmente
por un discurso que resalta la importancia de la prevención y la
mitigación.
Estamos ante un proceso
de ajuste organizacional que no ha concluido. Se mantiene el desafío
de mejorar las estructuras de preparación y respuesta, pero dentro
de una estrategia más amplia y comprensiva que integre el quehacer
auto responsable de las comunidades organizadas.
La gestión
para la reducción del riesgo, entendida como una estrategia dirigida
a intervenir sobre las condiciones que determinan los riesgos de desastre,
abre nuevas posibilidades. Para su avance se requiere un trabajo interdisciplinario,
intersectorial, que no descanse solamente en los hombros de las instituciones
y sea asumido como un valor social.
Es importante involucrar
la voluntad política en la gestión de desastres, en el marco
del cambio de paradigma que se ha venido experimentando, que integra la
parte social y la económica de los desastres. Este paradigma re
conceptualiza el desastre y lo convierte en un punto principal en la agenda
política de los países para ser abordado, concertado y posteriormente
traducido en políticas públicas que le dé solución
a los problemas. También, incluye nuevos conflictos implícitos
en su manera de visualizar el desastre como un proceso. Dichos enfrentamientos
ideológicos, de poder, de aumento de los costos y de conflicto
en la utilización de los recursos, deben ser y están siendo
superados en la medida en que los actores involucrados aprendan a trabajar
en equipo.
Los representantes
comunales manifestaron su preocupación de que los gobiernos latinoamericanos
sistemáticamente han dejado de lado a las comunidades en todo lo
referente al tema de desastres. Aunque los desastres mayores para
las comunidades son las múltiples políticas sociales
y económicas que empobrecen a las localidades aumentando de esta
manera su vulnerabilidad.
Conclusiones
sobre ciudades vulnerables, políticas urbanas, participación
comunitaria
(UNCHS-CERCA, Quebec,)
La rápida urbanización
en marcha alrededor del mundo es también un proceso de urbanización
de la pobreza, lo cual es un factor clave en el incremento de las condiciones
de vulnerabilidad de sus habitantes. Por otra parte, las ciudades tienen
una gran heterogeneidad de habitantes y grupos sociales, zonas con características
particulares y a su vez existe mucha diferencia entre las distintas ciudades.
Por lo tanto, no puede plantearse una propuesta genérica de prevención
y mitigación de desastres para todas ellas.
La VII Reunión
del MINURVI (Reunión Regional de Ministros y Autoridades Máximas
del Sector de la Vivienda y de Urbanismo en América Latina y el
Caribe) estableció tres ejes temáticos para el desarrollo
de las estrategias nacionales del Sector Vivienda: la participación
comunitaria, la reducción de la vulnerabilidad frente a los desastres
naturales y el ordenamiento territorial.
Muchos son los problemas
por superar para el fortalecimiento real de la participación comunal
en la gestión del riesgo, ya que esta abre un espectro de posibilidades
que va desde la participación plena o real a extremos de manipulación
que se expresan de muy diversas formas. Entre esos problemas, cabe resaltar
los estilos verticales de comunicación, el reconocimiento excluyente
de representantes que no necesariamente respetan o asumen la voluntad
comunitaria, la falta de articulación y complementariedad entre
las múltiples organizaciones que trabajan en esta área y,
por supuesto, los procedimientos de captación o clientes motivados
por intereses político-partidistas.
Conclusiones y retos:
- La planificación
urbana por cuencas hidrográficas ofrece ventajas con respecto
a la que se hace por divisiones administrativas. El ordenamiento territorial
es un factor clave en la prevención y mitigación de desastres.
También, fortalece el rol de las municipalidades y las comunidades
en la prevención y mitigación de desastres.
- Es necesario capacitar
a las municipalidades y comunidades, codificar el lenguaje técnico
y hacerlo accesible a la población.
- Se requiere presupuestar
fondos para atender emergencias en el gobierno local. Se debe entregar
la autoridad, competencia y los recursos localmente, porque se ha demostrado
su importancia y eficiencia en la prevención y mitigación
de desastres.
- La cuestión
de fondo es: ¿cómo puede construirse una participación
comunitaria real en la gestión del riesgo? Esta participación
se tiene que dar en el plano de la toma de decisiones sobre las políticas
de desarrollo y no solo en lo relativo a la atención de los desastres.
- Se debe buscar
las condiciones que permitan que las comunidades asuman su rol activo
de sujetos políticos. El riesgo se construye localmente,
por lo tanto, se debe gestionar localmente.
- Avanzar, mediante
la investigación participativa y la educación comunitaria,
en la integración crítica de conocimiento y lenguajes
históricamente segregados por las diferenciaciones sociales.
Conclusiones
sobre el papel de la reconstrucción en la reducción sostenible
de los desastres (PNUD, La RED)
Las múltiples
dimensiones del proceso de reconstrucción configuran una compleja
situación donde con frecuencia, al organizar algunos aspectos,
se desorganizan o producen consecuencias negativas en otros. La reconstrucción
del tejido social, la cultura y la identidad, los aspectos psicosociales
que han sufrido fuertes impactos en amplias poblaciones (como refugiados,
migrantes, etc.) conforman el aspecto más complejo y poco desarrollado.
Sobre ello existe menos información y se toma poco en cuenta al
reconstruir ciudades o reubicar a cientos o miles de familias en zonas
seguras, pero es donde habrá que reiniciar la identidad cultural,
familiar, social y psíquica.
Los procesos de reconstrucción son una ventana de oportunidades
para países y poblaciones que de otra manera nunca hubieran tenido
inversiones e intervenciones gubernamentales que mejoraran sus normales
condiciones de miseria extrema, abandono y segregación social y
económica. Estas oportunidades se reducen o distorsionan si tales
procesos son sometidos a condicionantes externos a sus propias determinaciones
sociales y culturales, o intervenidos por instituciones u organizaciones
que tiendan a perpetuar y aumentar las condiciones de dependencia, aislamiento,
manipulación o represión, desvalorizando la autonomía,
la superación propia, el fortalecimiento de sus propias capacidades
y las formas culturales autogestionarias.
Retos:
- Para que las propias
poblaciones mejoren los equilibrios relativos con el ambiente y superen
sus prácticas depredadoras, se requiere fortalecer las capacidades
locales, los procesos de construcción de poder local hacia la
autogestión y cogestión.
- No se debe «reconstruir
el riesgo». Habrá que crear las disposiciones para una
transformación en la reconstrucción, reduciendo o eliminando
las condiciones de riesgo prevalecientes y desarrollando nuevas formas
de libertad, autonomía y capacidades locales para buscar mejores
equilibrios entre la sociedad y la naturaleza.
- Habrá que
plantearse una serie de preguntas relativas a los derechos de las comunidades
a desarrollar sus propios procesos de reconstrucción y transformación,
al respeto de su cultura, organización y necesidades básicas
cada vez que se desarrolla un proceso de reconstrucción. Esto
es fundamental si se quiere que las decisiones relativas a suministros,
producción o la construcción habitacional no afecten negativamente
la organización social e incrementen la dependencia.
- Los grandes ejes
estratégicos y productivos o de comunicación deberán
desarrollarse en mejores condiciones de respeto al ambiente. Su desarrollo
deberá tener implícito la inversión en aspectos
que permitan mejorar su seguridad relativa. Se requiere un abordaje
multisectorial, interinstitucional y de amplia participación
de las organizaciones privadas y las comunidades, porque la reconstrucción
es un proceso complejo y múltiple. Los esfuerzos de los organismos
financieros internacionales deben apoyar esta perspectiva y darle prioridad
frente a las alternativas parciales.
- Habrá que
trabajar sobre las condiciones permanentes de pobreza, desempleo, desarraigo,
miseria extrema o segregación espacial y social. Ello implica
desarrollar todas las actividades privadas y públicas desde una
perspectiva de gestión del riesgo para la reducción de
desastres.
Retos
sobre la mitigación de desastres en establecimientos de la salud.
Evaluación de la vulnerabilidad y mitigación (OPS/OMS)
- Muchos países
necesitan realizar proyectos demostrativos para desarrollar la capacidad
técnica que motive y accione las actividades necesarias para
la mitigación hospitalaria. Se requiere seguir impulsando la
integración de los conceptos de evaluación y mitigación
del riesgo físico y funcional en los proyectos de salud y el
intercambio de profesionales y experiencias entre los países
de la región.
- Se requiere, como
base para los proyectos de mitigación, poder accesar información
real sobre la amenazas y sus características. Dentro de esto
es imprescindible contar con redes de monitoreo sísmico y meteorológico
para realizar los procesos de evaluación y mitigación.
Los códigos actuales permiten establecer las condiciones mínimas
para el desarrollo de la protección física, pero no el
desarrollo de una protección real a la inversión o la
función.
- El fomento de
una participación más activa de las instituciones y profesionales
de los países en la creación de un sistema internacional
de apoyo a la mitigación de desastres es una meta importante.
El Centro de Mitigación de Desastres de la OMS/OPS en Colorado
se presenta como una institución capaz de realizar esta agrupación.
- Los proyectos
de mitigación deben estar acompañados por procesos de
certificación que validen el desarrollo y generen la confianza
de los usuarios. Estos procesos deben contar con una estrategia local
o institucional validada nacional e internacionalmente.
- Se requiere continuar
con el desarrollo de criterios técnicos de protección
a la función. Los proyectos deben desarrollarse con una capacidad
humana y técnica experta en procesos de mitigación estructural,
no estructural y organizativa. Todo el proceso de desarrollo del proyecto,
desde su concepción hasta su construcción, debe tener
un estricto procedimiento que asegure la calidad.
- Los países
deben seguir fortaleciendo las acciones tendientes a la implementación
de las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Mitigación
de Desastres en Instalaciones de la Salud realizada en México/96.
Conclusiones
generales sobre el camino recorrido en la mitigación de desastres
en sistemas de agua y saneamiento (OPS/OMS, AIDIS)
- Los últimos
desastres, particularmente el ocurrido en Honduras a raíz del
huracán Mitch, pone de manifiesto que, a pesar de los avances
conseguidos en la metodología de análisis de la vulnerabilidad
de los sistemas, estos aún no están incorporados, como
premisa, a las acciones de planeamiento, operación, mantenimiento,
renovación y rehabilitación de los servicios.
- Se siguen recreando
las condiciones de riesgo, aún cuando se trate de la reconstrucción
de servicios dañados o devastados. En general, se reparan los
ramales manteniendo los materiales, las condiciones de instalación
y su localización. Salvo situaciones aisladas, no se logran acciones
de reducción de la vulnerabilidad efectivas, como son la adecuación
de las técnicas a las condicionantes, la selección adecuada
de materiales o la previsión de fuentes alternativas.
- Se ha avanzado
sustancialmente en la realización de los análisis de vulnerabilidad
de los sistemas, particularmente a raíz de la divulgación
de la metodología generadas por la OPS/OMS. Pero, aún
se enfrentan dificultades para implementar las medidas de mitigación
como parte del accionar ordinario de operación, mantenimiento
preventivo y renovación de los servicios.
- Sigue siendo muy
importante la vulnerabilidad institucional. En general, las empresas
prestadoras de los servicios aún no han implementado sistemas
de información. Siguen trabajando con CAD, que son graficadores
muy potentes pero que no posibilitan la gestión de información
y por lo tanto no son aptos para trabajar en la gestión del riesgo
en los sistemas. Se hace necesario mejorar la capacitación sobre
la reducción de la vulnerabilidad de los sistemas.
- Sigue existiendo
una desvinculación importante entre el sector de saneamiento
y los organismos responsables de la organización del territorio.
Conclusiones
sobre sistemas de alerta temprana efectiva (CEPREDENAC, DIRDN, CDERA,
Quebec)
Tres aspectos son
de importancia en el campo de la alerta temprana: 1. el componente científico-
técnico, que permite detectar el fenómeno a tiempo y pronosticar
su comportamiento futuro; 2. la difusión apropiada y a tiempo de
la alerta y 3. la comprensión y aceptación de los mensajes
por parte de sus receptores.
Conclusiones y retos:
- Se concluye en
que la alerta temprana es un proceso, no una actividad aislada, que
incluye a las comunidades organizadas y a diversos especialistas trabajando
en coordinación.
- Para que los sistemas
de alerta temprana sean eficaces y oportunos, las comunidades deben
tener una amplia participación en todas sus etapas. Se deben
fortalecer especialmente las instituciones del orden local y regional
involucradas en el manejo y atención de los desastres.
- Las telecomunicaciones
son la columna vertebral de cualquier SAT y por lo tanto deben realizarse
los esfuerzos necesarios para fortalecerlos y actualizarlos permanentemente.
- Los avances científicos
y tecnológicos han permitido en la región un mayor conocimiento
acerca de las amenazas, vulnerabilidad y escenarios de riesgo. En el
campo de la meteorología, se destaca el mayor acuerdo logrado
en los pronósticos gracias al uso de modelos numéricos,
Internet y sensores remotos más desarrollados.
- La oportuna identificación
de los fenómenos potencialmente agresores y las investigaciones
acerca de su comportamiento han permitido elaborar mejores mapas de
riesgo, consolidar los planes de emergencia y los sistemas de comunicación.
- Al presuponer
conocimientos y medios aún insuficientemente compartidos o no
disponibles para todas las comunidades, debe ser asumida como una responsabilidad
mundial.
- Se requieren renovados
esfuerzos e iniciativas para superar las limitaciones educativas y financieras
existentes para el desarrollo de sistemas de alerta temprana.
- Es necesario fortalecer
la investigación científica en este campo. Se debe seguir
avanzando en la construcción de un enfoque interdisciplinario
que incorpore a las ciencias sociales.
- Es necesario avanzar
más en la difusión de información para alerta temprana,
oportuna, eficaz y apropiada a los usuarios. Puede contribuir en este
sentido el uso de boletines diarios y de páginas Web, el suministro
diario de información a la prensa, la producción de material
de divulgación y las actividades de capacitación.
Propuestas
para la organización y acción en el campo de la gestión
del riesgo en la educación básica, secundaria y superior
(DIRDN, UCR, OEA)
El sector de la educación
básica, secundaria y superior ha experimentado cambios importantes
hacia la problemática de la prevención y la mitigación
durante los años 90. Se reconocen fortalezas como el gran número
de cursos y temas relacionados al tema de los desastres y reducción
del riesgo que se han incorporado en programas de estudio de diferentes
países de la región. Se vieron algunas experiencias demostrativas
para eliminar los factores de vulnerabilidad en las instalaciones educativas,
dadas las características y volumen de la población que
se concentra en los establecimientos escolares y porque éstos con
frecuencia son la única opción para albergar temporalmente
a individuos y grupos damnificados.
La discusión
se dividió en tres aspectos fundamentales: formación académica,
participación ciudadana y estructura física educativa; según
el Plan Hemisférico para la Reducción de Desastres en el
Sector Educativo.
Retos
- En relación
con los aspectos académicos, se propuso plantear estrategias
relacionadas con la adecuación de los contenidos programáticos
y procesos de formación, de manera coherente con las vulnerabilidades
propias de cada país. Se consideró la evaluación
curricular de los centros educativos, tanto en la educación básica,
secundaria y superior, el incentivo de la investigación y la
organización y difusión del material disponible.
- Fomentar una cultura
de prevención, disminución del riesgo y de los desastres,
mediante la adecuación y ejecución efectiva, a través
del enfoque de transversalidad, en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje,
de los contenidos programáticos relativos al tema de tal manera
que permita mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
- Promover una formación
continua de docentes y estudiantes del sistema educativo costarricense,
en la reducción del riesgo y los desastres, por medio de una
currícula actualizada y orientada sobre estos temas, que permitan
el desarrollo de una cultura de prevención.
- Fomentar la formulación
y desarrollo de planes escolares de emergencia en todos los países,
que incorporen las medidas necesarias para la adecuada construcción
de locales de enseñanza. Esto incluye evaluar las vulnerabilidades
existentes en ellos, la asesoría de profesionales en ingeniería
y arquitectura y la capacitación de las comunidades educativas
para vigilar, con la ayuda necesaria, las condiciones de los establecimientos
y de los terrenos en que se asientan.
- Intensificar esfuerzos
para que las comunidades educativas determinen las condiciones de las
estructuras y terrenos en que están construidos dichos locales,
preferentemente con la ayuda de entidades gubernamentales y no gubernamentales
especializadas.
Información
y desastres en América Latina y el Caribe
Tendencias y aspectos relevantes (CRID, DIRDN, OPS/OMS)
Se reconoce que, como
saldo favorable del Decenio, se logró una amplia cobertura de las
redes de información electrónica, lo que ha permitido intercomunicar
a la comunidad científico técnica entre sí,
a ésta con las instancias de decisión política y
con las ONGs relacionadas con el tema de la prevención de los desastres
naturales.
En buena medida se
ha disminuido la brecha entre la generación de conocimiento sobre
los desastres y la toma de decisiones políticas y técnicas
en la materia. Sin embargo, el gran desafío es cerrar la abertura
entre la difusión y la apropiación social del conocimiento.
Los modelos de difusión
convencionales que parten de un emisor institucional, han mostrado ser
eficientes, pero la experiencia demuestra que no pueden ni deben ser los
únicos en aplicarse con el fin de lograr modificaciones sustanciales
en la actitud ciudadana frente a los desastres. Un conjunto de experiencias
locales de comunicación pone de manifiesto que la apropiación
de nuevos conocimientos es fruto de procesos participativos, en los cuales
tienen lugar el diálogo entre el saber técnico y el popular.
Retos
- Poner en práctica
modelos participativos de comunicación social en la gestión
local del riesgo, considerando para ello las experiencias desarolladas
en este sentido.
- Establecer mecanismos
sistemáticos y permanentes de capacitación sobre gestión
local del riesgo, dirigidos al personal de las radioemisoras comunitarias.
Esta capacitación deberá estar vinculada a la elaboración
participativa de planes locales de gestión del riesgo.
- Incrementar los
esfuerzos para capacitar a los periodistas de los grandes medios de
información, a efecto de que cuenten con una comprensión
adecuada de los fenómenos naturales y del manejo informativo
de las situaciones de emergencia.
- Fortalecer los
programas de información pública de los organismos vinculados
a la prevención de desastres, en relación directa con
las acciones de educación formal y no formal.
- Integrar las nuevas
tecnologías de una manera humana, racional, sin exageraciones
y desequilibrios, pero tratando de aprovecharlas al máximo.
- Tratar de que
más gente tenga acceso al conocimiento mediante Internet y los
medios electrónicos al servicio de la comunicación.
- Aumentar, con
el uso de todas estas herramientas, la velocidad y la seguridad en el
camino hacia la reducción de los desastres.
Políticas,
mecanismos e instrumentos para la prevención: aspectos económicos
(OIT, CEPAL, OEA)
Tendencias y aspectos
relevantes
Se examina la experiencia
mexicana, centrada en la creación y desenvolvimiento del Fondo
de Desastres Naturales (FONDEN). Se discuten algunos problemas relacionados
con la verificación del uso dado a las donaciones internacionales.
Luego se estudia con
mayor detalle el método de evaluación del impacto socioeconómico
de los desastres, presentado anteriormente en una sesión plenaria,
explicándose más ampliamente los distintos tipos de daños
que se pueden reconocer en estas situaciones: directos, indirectos y secundarios.
Se intercambian ideas acerca del uso de análisis de costo-beneficio
en la programación de actividades relativas a la reducción
de desastres.
Conforme a las políticas
del Banco Interamericano de Desarrollo sobre desastres, se opera antes,
durante y después de las emergencias, buscando siempre la implementación
de mecanismos ágiles. Se procura interesar a los países
en el estudio de sus propias condiciones de vulnerabilidad y en la utilización
de este conocimiento en sus acciones. Se enfatiza el importante papel
que corresponde a las entidades bancarias y se analizan diversos problemas
relacionados con el otorgamiento de préstamos.
Los desastres frecuentemente
ciegan las políticas de desarrollo sostenible en lugar de incentivarlas.
No existen metodología o estudios integrales, que incorporan los
costos socio-económicos para la rehabilitación y reconstrucción
en sus evaluaciones del impacto. Por lo tanto, se carece de estudios comparativos
sobre los beneficios reales de la prevención a la luz de lo que
no se hubiera perdido para no tener que hacer inversión
en reconstrucción.
Retos
- Es necesario hacer
evaluaciones comprehensivas con participación de los diferentes
actores sociales, demostrar que la inversión en prevención
es rentable, usar un enfoque de costo-efectividad y premiar proyectos
eficaces en materia de prevención.
- Se plantea la
necesidad de perfeccionar las metodologías para el análisis
de costo-beneficio de la prevención, no solo del impacto socio-económico,
mediante nuevas investigaciones.
- Si se puede demostrar
económicamente que la prevención reducirá proporcionalmente
los costos de inversión post-desastres (rehabilitación
y reconstrucción)
- Se propone el
establecimiento de un fondo para la prevención con carácter
de seguro, inicialmente para América Central, para atenuar las
consecuencias económicas de desastres naturales en la región
y proporcionar los incentivos económicos para las medidas preventivas
y de reducción del riesgo; especialmente a nivel de las comunidades.
El esquema permitiría a las municipalidades centroamericanas
asegurar sus activos públicos e infraestructura contra la pérdida,
el daño o la destrucción como resultado de desastres naturales.
Un primer paso de progresión tendría que ser un estudio
para determinar el grado de los riesgos contingentes en los términos
actuariales y por lo tanto el nivel necesario de capitalización.
|