Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres América Latina y el Caribe |
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SECRETARIO GENERAL
DE LAS NACIONES UNIDAS La celebración anual del Día Internacional para la Reducción de los Desastres ofrece una oportunidad para que la comunidad mundial dirija su atención hacia la prevención de los desastres naturales y la forma en que podamos enfrentarnos a sus consecuencias. El año pasado no hubo tregua en la incidencia de los desastres naturales. Países como la India, El Salvador y Perú fueron afectados por terremotos de gran intensidad. Africa y el sur de Asia sufrieron los estragos de las inundaciones mientras que las sequías afectaron a Afganistán, América Central y Sri Lanka y la actividad volcánica se hizo presente una vez más en Ecuador. En el ámbito global, la envergadura de devastación y muerte ha dejado a familias y economías en una situación inestable. Incluso, en algunos casos, los desastres naturales pueden agravar aún más las emergencias provocadas por el hombre como nos lo demuestran los recientes eventos en Afganistán. Junto con el creciente número de desastres naturales, la vulnerabilidad aumenta también. A pesar de que ningún país se encuentra completamente seguro, los países más pobres no cuentan con la capacidad suficiente para prevenir desastres y estar preparados en caso de que éstos ocurran. Debido a que la población urbana en los países en vías de desarrollo ha alcanzado hasta los 1,300 millones, muchas personas se han visto obligadas a habitar en áreas de riesgo tales como llanuras y tierras deforestadas. Los riesgos aumentan aún más cuando no existe una adecuada planificación y uso de la tierra. El propósito de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres (EIRD) es reducir las pérdidas y el sufrimiento provocados por los desastres. La Estrategia hace un llamado a las comunidades locales para que tomen acciones como la elaboración de mapas de riesgo y el desarrollo de sistemas de alerta temprana. De igual manera, insta a los gobiernos para que preparen y hagan respetar estrictos códigos de construcción. Se busca también hacer uso del conocimiento científico y técnico para elaborar respuestas que vayan más allá de la asistencia humanitaria a corto plazo. Las agencias de las Naciones Unidas y sus socios están plenamente comprometidas para llevar a cabo esta estrategia y trabajan para que la población y los expertos se unan en la búsqueda de soluciones. Las amenazas naturales serán siempre un reto para todos nosotros. Sin embargo, es en nosotros donde reside el poder de asegurar que no sea la pobreza quien convierta estas amenazas en desastres inmanejables. En nosotros está el poder de unir fuerzas, encarar esas inmensas complejidades propias de la reducción de los desastres y construir un mundo de comunidades resistentes y de naciones equipadas para detener el impacto adverso de las amenazas naturales y de los desastres ambientales y tecnológicos. |
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