Construyendo paradigmas para la recuperación:
un aporte al proceso de reconstrucción del Sur de Perú
Foto: © UNDP/BCPR/LAC
El 15 de agosto de 2007, el sur de Perú se estremeció con una magnitud momento de 7.9 grados, más de 500 vidas se perdieron y 75,000 viviendas fueron destruidas en los departamentos de Ica, Lima y Huancavelica. El Gobierno Peruano, a través del Fondo de Reconstrucción Integral del Sur (FORSUR), ha estimado un requerimiento de inversión de US$756 millones para infraestructuras de vivienda, agua y saneamiento, salud, educación, vialidad y producción.
Ocho meses después, se estima que 56,000 familias con sus viviendas colapsadas continúan en albergues, módulos temporales, carpas y casas de familiares, mientras sus condiciones de vida se han ido complicando por el deterioro de los techos de emergencia, la insuficiente disponibilidad de agua potable y la falta de sistemas de saneamiento, con las implicaciones que todo ello tiene para la salud tanto física como mental y la seguridad. Al mismo tiempo, los programas habitacionales puestos a disposición por el Estado como solución definitiva encuentran muchas dificultades para su concreción, particularmente por la complejidad de la tenencia de la tierra.
A todo ello hay que sumar el impacto del sismo en las propias capacidades técnicas y de gestión de los gobiernos locales, y los problemas de coordinación existentes entre los diferentes niveles del Estado.
Este escenario muestra la importancia que aún tiene una adecuada gestión de la Transición a la Recuperación o Recuperación Temprana, de modo que, al mismo tiempo, se pueda atender las necesidades de la gente -inmediatas y mediatas- y resolver los puntos clave para un ágil y eficiente proceso de recuperación y reconstrucción. Con ese propósito, y bajo un enfoque de desarrollo humano sostenible que privilegie el fortalecimiento de capacidades en el nivel local, y acorde con la prioridad uno del MAH “velar porque la reducción de los riesgos de desastre constituya una prioridad nacional y local” dotada de una sólida base institucional de aplicación; la oficina del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Perú conjuntamente con el Buró de Prevención de Crisis y Recuperación del PNUD (BCPR) han asistido y vienen asistiendo técnicamente el proceso de Transición/Recuperación Temprana en tres niveles: (a) Nivel nacional, teniendo como principales referentes a FORSUR y los ministerios sectoriales, (b) Nivel local, cuyo principal referente son los gobiernos regional, provinciales y distritales, y (c) Nivel internacional, que tiene como referente principal las Agencias de Naciones Unidas y los donantes. Se ha propiciado además una dinámica de inclusión de ONG y grupos organizados de la población.
La dinámica generada -de estrecha coordinación y acompañamiento al gobierno tanto a escala nacional, local, como sectorial- ha permitido a PNUD y BCPR alcanzar un alto grado de incidencia estratégica, tanto en el nivel local como en el nacional, como en la comunidad donante, y desde ahí posibilitar mejores decisiones y más adecuadas acciones. Este nivel de incidencia ha sido y es posible por el alto grado de compromiso asumido por el Coordinador Residente de Naciones Unidas. A manera de ejemplo se pueden citar algunos casos:
• En coordinación con UN HABITAT, se ha apoyado al Ministerio de Vivienda para la formulación de una Política Nacional que provea lo lineamientos conceptuales, técnicos y operativos para organizar coherentemente la transición y la reconstrucción en materia de vivienda. En respaldo a su implementación se han perfilado proyectos para el manejo de subsidios del Estado, el diseño de un Sistema de Asistencia Técnica y Legal a la propiedad y la construcción, y la puesta en marcha de un programa de vivienda rural.
• Se ha apoyado a FORSUR como entidad creada por el Estado, para la incorporación de la Transición a la Recuperación/Recuperación Temprana en su estructura organizativa, la coordinación con otros sectores del Estado y su despliegue a las zonas afectadas.
• Un fuerte énfasis se ha dado al apoyo a los gobiernos Provincial, Regional y Distrital, a quienes se ha proporcionado asistencia técnica directa para la coordinación con entidades públicas y de la sociedad civil, la planificación de la transición y la reconstrucción, la generación de lineamientos para el ordenamiento territorial, la priorización de inversiones y la formulación de proyectos.
• En un esfuerzo por establecer referentes prácticos para el proceso, se ha facilitado y movilizado recursos para la atención integral de poblaciones en situación vulnerable, de manera que se atienda un proceso completo de transición y recuperación, poniendo a punto un conjunto de instituciones públicas y privadas para concretar las soluciones definitivas de tierra, vivienda, salud, educación, saneamiento y atención social, al mismo tiempo que se han establecido las soluciones temporales para la transición.
La positiva valoración hecha de esta asistencia técnica ha llevado al gobierno peruano, a las autoridades regional, provincial y distrital, y a un conjunto de organizaciones de la sociedad civil, ha solicitar de forma expresa dar continuidad a este tipo de estrategia de intervención: en tres niveles (nacional, sectorial y local), pero con una marcada visión de fortalecimiento de capacidades a escala local; lo que implica continuar con el apoyo de Naciones Unidas al proceso y entender, esto mismo, como un “modelo de intervención piloto” para la recuperación de áreas afectadas. Sin embargo, dada la complejidad actual de la reconstrucción, la prolongación de los tiempos de la transición, el involucramiento de una multiplicidad de actores y el deterioro de las condiciones de vida de las familias desplazadas, hace necesario que la continuidad y ampliación del apoyo deba significar una carga sustantiva e incremento de la inversión técnica y financiera, de manera que se consolide lo iniciado y se provean nuevos valores agregados.
Por un lado, es importante mantener la mirada en el fortalecimiento de capacidades locales, transitando de la asistencia a la planificación y coordinación de la transición a un esfuerzo más sostenido de recuperación de capacidades productivas, institucionales, de participación social, y de gestión pública que cuente con un adecuado marco normativo para la gestión del riesgo. En el nivel nacional, es importante continuar con el esfuerzo de diseño de política pública, pero también es necesario dar un paso a la generación de programas e instrumentos que permitan concretar en acciones dichas políticas.
Finalmente, la continuidad del apoyo y el compromiso asumido por parte, tanto del PNUD como del BCPR, permitiría hacer de esta experiencia de Perú una “buena práctica” de asistencia a la Recuperación, o mas bien, una “práctica” de la cual se pueda y deba extraer lecciones de conocimiento y de procedimiento y recomendaciones para futuras intervenciones, en situaciones similares o en otros contextos. El futuro del cómo y de la manera en que se puede y debe proveer asistencia técnica a procesos de recuperación, es posible que pueda desde ya estarse gestando en Perú.
Para mayor información contactar a:
Angeles Arenas: angeles.arenas@undp.org
Asesora Regional de Reducción de Desastres
UNDP/BCPR-LAC
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