Comprensión de los desastres desde la visión de los niños
Antofagasta, Chile
La opinión de 5 estudiantes del Curso de Desastres Naturales del Programa DeLTA UCN, un programa académico extracurricular dirigido a alumnos sobre el manejo de la información y la comprensión de los desastres.
La globalización medial, ha permitido que todo el mundo se informe de lo que pasa en cualquier lugar del planeta en pocos segundos. Esa mediatización de la información, también ha permitido conocer con mayor rapidez y, a veces con asombro, lo que sucede tras la ocurrencia de un fenómeno natural capaz de generar un desastre, o lo que podría ocurrir con un evento que pudiese ser tan devastador como un mega terremoto, entre otros, mediante la simulación computacional.
El cómo se percibe el mundo a partir de la información que entregan los medios de comunicación, es ciertamente un tema interesante, por cuanto los mayores consumidores de información medial son los niños.
Cómo los niños, perciben los desastres, el riesgo y los eventos que de una u otra manera afectan a las comunidades y cómo creen que deben responder éstas ante los fenómenos naturales, conviene ser tratado con responsabilidad, mediante programas de estudio que les permitan comprender y aprender sobre los riesgos, los fenómenos naturales y los desastres, así ellos mismos podrán contribuir a construir sociedades y ciudades más seguras en el futuro.
La experiencia ha sido enriquecedora en Antofagasta, conforme pasan los años. Desde el 2005, la Universidad Católica del Norte, lidera esta tarea mediante cursos y talleres de Desastres Naturales, inserto en el programa DeLTA (Desarrollando y Liderando Talentos Académicos), en el que participan menores de edad (10 y 17 años), algunos de los cuales manifiestan su opinión a continuación. Asimismo, acorde con el Marco de Acción de Hyogo en su prioridad tres el de utilizar el conocimiento, la innovación y la educación para crear una cultura de seguridad y resiliencia a todo nivel.
Foto: UNICEF/Anthonyasael
Los niños y los desastres
Mauricio Ignacio Lagunas Véliz, 13 años, Colegio E-87, “Las Rocas”, Antofagasta – Chile: mauricio_ragnarok@hotmail.com
A veces nos preguntamos por qué suceden los desastres, por qué perdemos a nuestros seres queridos, cómo lo hubiéramos evitado, o en casos futuros, cómo poder evitarlo.
Los fenómenos naturales, como terremotos, aluviones, tsunamis, etc., siempre han ocurrido y van a seguir ocurriendo. Normalmente, por la alta energía con que se manifiestan, son muy catastróficos, pero por más desastrosos que sean, se pueden evitar algunas de sus consecuencias.
Las personas deben asumir responsablemente que su seguridad primero depende de ellos mismos. Nadie queda fuera de estos desastres, niños, ancianos, adultos, inválidos, enfermos; todos se arriesgan a resultados mortales, sino somos capaces de advertir y prevenir el peligro.
Mayoritariamente, mueren más niños y ancianos, ya que los jóvenes y adultos pueden aferrarse a algo o trepar un árbol. Ellos tienen mayor opción de escapar.
Unas de las cosas que pueden ayudar a prevenir un desastre, son la práctica, los simulacros, y además hay que reconocer que esto no es un juego, se puede dar en cualquier momento, así que hay que estar preparados.
La educación es algo fundamental para evitar desastres, ya que los niños podemos enseñarles a nuestros padres y amigos todo lo aprendido en charlas y/o en el colegio.
En la clase de Desastres Naturales del Programa Delta en la Universidad Católica del Norte, la profesora periodista, Cinthia Rojas Castillo, nos ha ayudado mucho a comprender los diferentes tipos de desastres, cómo prevenirlos, cómo y por qué se provocan las consecuencias. Todo ha sido muy interesante, ya que estos fenómenos ocurren con mucha frecuencia en el mundo y también nos pueden afectar.
¿Cómo educar a los padres sobre el riesgo y los desastres cuando se es hijo?
Sergio Javier Soza Díaz, 13 Años, Escuela Básica “Julia Herrera Varas” F-99, Mejillones – Chile, sergiotenistasoza@hotmail.com
Los adultos, tienen la mala costumbre de pensar “por ser yo nada malo me puede pasar”, pero a todas luces, esta mentalidad es sumamente incorrecta y como, normalmente, no oyen consejos de expertos (que en la mayoría de los casos son ajenos a un grupo familiar), los niños tenemos (me incluyo) que saber de qué manera prevenir desastres, ya sean terremotos, aluviones, tsunamis, avalanchas, incendios, etc. Para lograr eso, estas recomendaciones les serán útiles. Sólo basta con mirar bien el lugar en el que uno está, para tratar de identificar los riesgos. También es bueno conocer algo de la historia de la ciudad en la que vivimos para saber si antes hubo un desastre y qué zonas afectó.
Una ciudad segura es aquella en la que las personas se ayudan en las que se construye, pensando en su gente. En el 2020 Antofagasta va a ser más segura, en la que la personas van a tener más conciencia de los riesgos que existen en la ciudad con respecto a los desastres de origen natural y otras eventualidades y eso será porque los niños de hoy seremos los adultos mañana.
Prevenir y educar
Roberto Daniel Leaño Álvarez, 13 Años. Escuela Básica “Las Rocas” E-87, Antofagasta – Chile. izzyglow@hotmail.com
Lectores de EIRD, mi nombre es Roberto y me gustaría contarles sobre la prevención de desastres. Uno de los problemas más fuertes, es que por más que las personas intenten, muchas veces no es posible convencer a los alcaldes o presidentes a que ayuden y fomenten las medidas de prevención y/o mitigación de desastres y riesgos.
Nuestro mayor problema en Antofagasta, en cuanto a prevención, son los aluviones (entre otros), ya que no hay forma de detener todos los aludes en sector alto. Eso, no porque falten medidas de mitigación, sino por la fuerte pendiente y principalmente, porque la gente más pobre habita de manera ilegal los sectores más peligrosos, es decir, las áreas de mayor riesgo son tomadas por familias completas y, a la vez, usan autoconstrucción en esos sectores, con materiales de muy baja calidad.
La verdad es que en cualquier forma de desastre no podemos detenerlo totalmente, ya que todo desastre ocurrido es fatal, en cualquier forma en que se presente, aun con la medida preventiva adecuada. Pero si se pueden reducir sus efectos si actuamos con antelación a cualquier evento, porque prevenir es más barato que reconstruir y lamentar las pérdidas.
La reacción de la ciudadanía ante un desastre
Ricardo Araya Arcos, 12 años, Escuela Básica “Juan Pablo II”, D-129, Antofagasta – Chile. casad0c0nhij0s@hotmail.com
Siempre en cualquier tipo de desastres urbanos (por terremotos, tsunamis u otros), las personas tienen gran pánico, debido a una simple razón, falta de información.
El Gobierno, las autoridades y la gente en sí, no se informan adecuadamente de las medidas de precaución, y si lo hacen, es con el pánico, que puede ser muy grande; salen huyendo del lugar donde estén, sin considerar los riesgos.
Los simulacros de desastres más frecuentes y comunes deberían ser sorpresivos y no tan anticipados y preparados, y poco menos que realizando un espectáculo, para salir bien parados ante la comunidad, porque lo que se requiere, es saber dónde están las fallas de reacción.
Los errores deben tomarse en cuenta y se debe aprender de ellos. Todo se puede mejorar con un poco de voluntad y conciencia de que la naturaleza siempre será impredecible.
Desastre en Aysen, undécima región de Chile
María Perez Pereira, 12 años, Escuela “Japón” D-58, Antofagasta – Chile. mary_chika_top@hotmail.commary_chika_top@hotmail.com
Desde el día 23 de enero del 2007, empezaron a ocurrir frecuentes sismos de diferentes magnitudes en la zona de Aysén, lo que empezó a provocar pánico en los habitantes de la zona.
Viendo esta situación, el Gobierno Central envió un grupo de especialistas a estudiar la seguidilla de temblores. Estos no pararon y se anunció la presencia de un volcán que está apareciendo en el fiordo de Aysén. La gente tiene miedo a lo que pueda ocurrir, sin embargo, nadie piensa que además de los temblores hay otros riesgos como los deslizamientos.
El 21 de abril, el mayor sismo hasta ahora, de grado VIII en la escala de Mercalli, se ubicó en cerca de Puerto Aysén en Chile, y tuvo una magnitud de 6,2 grados en escala Richter. Hubo miedo al ocurrir el sismo, pero no se registraron heridos ni muertos por el temblor.
Los problemas se produjeron en la zona costera del fiordo, allí hubo derrumbes que provocaron olas de más de 6 metros, que destruyeron y arrasaron con diversas viviendas en la zona de punta Tortuga.
Fue una tragedia, pero pudo haber sido un desastre. Cincuenta trabajadores pesqueros lograron ser evacuados en embarcaciones y 10 personas se encontraban desaparecidas al anochecer, las cuales fueron arrastradas por las olas que generaron los deslizamientos.
Los cuerpos de 6 personas no se encontraron y el riesgo de otros sismos y deslizamientos, mantienen temerosa a la comunidad. La zona fue declarada zona de catástrofe ante la posibilidad de un nuevo gran sismo. El temor persiste.
Para mayor información contactar a:
CINTHIA YESSICA ROJAS CASTILLO
Periodista - Investigador Asociado, Universidad Católica del Norte
Profesor DELTA UCN - Desastres Naturales
cirojas@ucn.cl
cinthia_rojas@vtr.net
http://www.deltaucn.cl
56 092147615
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