Por Brigitte Leoni
GINEBRA, 4 de abril de 2017- Aumentó a 273 la cantidad de víctimas mortales notificadas debido al desastre de aludes que ocurrió el sábado anterior. El señor Robert Glasser, Representante Especial del Secretario General de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres, expresó sus condolencias al pueblo de Colombia y a las comunidades afectadas de Mocoa por la pérdida de vidas que ocasionaron las fuertes lluvias y los aludes exacerbados por la deforestación.
En esta ocasión, el Sr. Glasser explicó lo siguiente: “Esto representa una mayor evidencia de que la variabilidad climática y el uso de la tierra desempeñan un papel considerable en el impacto que generan los desastres, lo cual a menudo ocasiona la trágica pérdida de vidas. Precipitaciones de esta intensidad originan un peligro considerable para las personas que viven en tierras marginales en las que ha habido deforestación”.
Según el señor Omar Franco, Director del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, actualmente hay más de 500 municipalidades que corren el riesgo de avalanchas. De estas, 182 municipalidades se encuentran en alerta entre naranja y roja. Las causas de esta situación guardan relación con eventos meteorológicos extremos, combinados con la deforestación y una gestión inadecuada del uso de la tierra.
El nivel de precipitaciones en Mocoa, ubicada en el Departamento de Putumayo en la región amazónica colombiana, alcanzó 129 milímetros, de los cuales un 80 por ciento cayó en tan solo tres horas en medio de la noche (entre las 11 p.m. y la 1 a.m.). Esto originó que se desbordaran los ríos Mocoa, Mulato y Sangoyaco.
El señor Luis Alexander Mejía, Director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, explicó que la deforestación fue un factor fundamental y que el 15 por ciento de los suelos también presentan erosión. Asimismo, el señor Mejía señaló que las municipalidades de la región deben actualizar sus planes de gestión de tierras.
En años recientes, Colombia ha logrado avanzar en términos de sus políticas e instrumentos de planificación para la gestión del riesgo de desastres, lo cual ha quedado ejemplificado en el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres para 2015-2025, el cual está vinculado directamente con su legislación nacional y busca reducir para 2025 la mortalidad ocasionada por los desastres, mientras al mismo tiempo reduce los efectos negativos de diversas amenazas meteorológicas en los medios de vida, tales como inundaciones, sequías, incendios forestales y aludes. Sin embargo, la aplicación de estas medidas ha sido lenta en el ámbito local.
La sesión de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres en 2017, la cual se celebrará en México del 22 al 26 de mayo, representará una valiosa oportunidad para plantear lecciones del fenómeno de El Niño en la región, así como para reflexionar en la forma de gestionar mejor el riesgo de desastres, a fin de evitar más desastres y proteger una mayor cantidad de vidas en el futuro.
Asimismo, la sesión de la Plataforma Global representará una oportunidad adecuada para el lanzamiento mundial de la herramienta denominada ‘Sendai Monitor’, cuyo propósito es facilitar que los países monitoreen los avances logrados con base en una serie de indicadores sobre la reducción del riesgo de desastres acordados en el plano internacional y seleccionados en el ámbito nacional.
Colombia es un país que ha respaldado entusiásticamente el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, el plan mundial acordado hace dos años para reducir las pérdidas que ocasionan los desastres. Para el año 2020, se espera que todos los Estados miembros de las Naciones Unidas hayan aumentado considerablemente la cantidad de estrategias nacionales y locales para la reducción del riesgo de desastres. Entre los desastres ocurridos anteriormente en Colombia, se puede mencionar el alud de 2015 que cobró la vida de casi 100 personas. Además, en 1985 ocurrió el alud más mortal del país, el desastre de Armero, el cual dejó un saldo de 20 000 víctimas mortales.