Un Comunicado sobre la Reducción del Riesgo de Desastres Por y Para las Mujeres y Niñas de América Latina y el Caribe
Puntos prioritarios para las mujeres y niñas de América Latina y el Caribe hacia la Reducción del Riesgo de Desastres (RRD) como eje central para el Desarrollo Humano y Sostenible
En ocasión del Día Internacional para la Reducción de Desastres
13 de octubre del 2012

Las mujeres y niñas de América Latina y el Caribe hacemos un llamado en defensa de nuestros derechos y con el fin de promover un cambio de paradigma sobre nuestro papel ante la Reducción del Riesgo de Desastres, tomando en cuenta las distintas comunidades étnicas y conocimientos tradicionales de la región.

Queremos dejar de ser percibidas como víctimas pasivas y tratadas usualmente como beneficiarias por el hecho de ser consideradas como un grupo vulnerable ante los desastres. Resaltamos que no somos vulnerables, vivimos en condiciones de vulnerabilidad frente a amenazas naturales y cambio climático en nuestro papel de sujetas de derechos y agentes activas de cambio contribuimos de manera proactiva al bienestar, desarrollo, seguridad y la paz en nuestras familias, nuestras comunidades, nuestras ciudades y nuestras naciones. Somos parte de la solución y por lo tanto necesitamos y queremos ser vistas como tal.

Reconociendo que:

El Marco de Acción de Hyogo, adoptado durante la Segunda Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres (WCDR, por en sus siglas en inglés), celebrada en Kobe, Japón, del 18 al 22 de febrero de 2005 y ratificado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, retomó los lineamientos de la Plataforma de Acción de Beijing (1995) y del Objetivo 3 de los Objetivos del Desarrollo del Milenio (2000); enfatizando que la perspectiva de género debe incorporarse en todas las políticas, planes y procesos de decisión sobre la gestión del riesgo de desastres, incluidos los relativos a las evaluaciones del riesgo, la alerta temprana, la gestión de la información y la educación y la formación.

La Reducción del Riesgo de Desastres es un elemento fundamental del desarrollo sostenible y requisito importante para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, dos áreas en las cuales las mujeres y niñas juegan un papel clave, lo cual ha sido recogido recientemente en El Futuro Que Queremos, documento final aprobado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, Río+20 (2012).

Además, cabe resaltar la importancia de trabajar el tema en la región, dado que América Latina y el Caribe es una de las regiones más vulnerables frente a desastres provocados por fenómenos naturales, tendencia que va en aumento.

Los desastres tienen impactos diferentes sobre la calidad de vida de las mujeres y hombres de diferentes edades y grupos étnicos. Por lo tanto, los planes de preparación, mitigación y respuesta ante desastres deben tomar en cuenta tanto las necesidades como las contribuciones potenciales de hombres y mujeres. Un enfoque de género en el estudio y análisis de los desastres es esencial para alcanzar la meta de contar con comunidades más seguras y resilientes a los desastres.

Debemos estar conscientes que al velar por los derechos humanos de las mujeres y niñas, se fortalecen a su vez los derechos humanos en general. De igual forma, velar por su participación activa en la toma de decisiones públicas y la implementación de la perspectiva de género en los procesos de vida de las personas y comunidades, es promover comunidades más organizadas y resilientes. Es por eso que debemos cumplir con la promoción y protección de los derechos humanos de las mujeres y niñas que habitan en zonas urbanas y en especial en áreas rurales donde la degradación ambiental y cambio climático han incrementado la vulnerabilidad ante los desastres.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha reconocido, en su Resolución 1983 de 2011, que las crisis humanitarias exacerban el riesgo de las mujeres ante el VIH, la violencia sexual y la violencia basada en género y que los Estados Miembros están obligados a realizar acciones positivas para proteger y empoderar a las mujeres y las niñas y prevenir estas situaciones en contextos de asistencia humanitaria.

Al incorporar un enfoque de Reducción del Riesgo de Desastres a las agendas públicas con perspectiva de género, los planes de desarrollo resiliente tienen el potencial de disminuir los riesgos de desastres, anticipar el impacto sobre posibles vulneraciones a los derechos humanos y minimizar las desigualdades sociales que generan vulnerabilidad.

Los desastres no son naturales, sino construcciones sociales producto de patrones actuales de desarrollo que generan vulnerabilidad. Además de los impactos negativos en las comunidades y sociedades, los desastres también pueden perjudicar el bienestar y sentido de dignidad de las mujeres y niñas cuando ellas están privadas de autonomía y acceso a recursos sociales. El rol activo y proactivo y el involucramiento de las mujeres y niñas en la toma de decisiones es fundamental para el proceso de desarrollo, en todo momento de la planificación, en las acciones para reducir el riesgo y en los preparativos y la respuesta ante emergencias o desastres.

Las amenazas naturales son recurrentes lo cual exige que, junto con nuestras comunidades, las mujeres y niñas nos organicemos para crear las herramientas y estrategias necesarias para enfrentarlas y apoyemos los esfuerzos para reducir nuestras vulnerabilidades y por ende, el riesgo, de una manera más resiliente.

Las mujeres y niñas tienen tanto el derecho como el deber de participar activamente en la gestión del riesgo de desastres en sus comunidades y naciones, es decir, en todo el proceso de preparación, acción y recuperación ante los desastres; así como en los procesos de consulta para la toma de decisiones y el desarrollo de planes y políticas públicas de gestión de riesgo en general.

Por tanto, queremos:

Que se reconozca nuestro papel proactivo y activo en mantener el bienestar, seguridad y la paz en nuestras familias, nuestras comunidades, nuestras naciones y nuestros entornos; y por ende, tenemos derecho a que se reconozca y permita nuestra participación en la toma de decisiones a todo nivel.

Promover la gestión integral del riesgo con enfoque de género como estrategia de desarrollo, tanto a nivel urbano como rural y comunitario, tomando para esto en cuenta las acciones y conocimientos de las mujeres de América Latina y El Caribe.

Estar incluidas como protagonistas activas y proactivas en la gestión de riesgo de desastres, así como ser consideradas parte de la solución y agentes de cambio.

Queremos estar representadas de manera equitativa en los espacios de toma de decisiones y en los procesos de planificación a todo nivel, aumentando nuestro empoderamiento y capacidades políticas en general.

Contar con acceso a la información apropiada y de manera oportuna.

En función de lo anterior, nosotras, las mujeres y niñas de América Latina y el Caribe, nos comprometemos a:

Trabajar en la construcción y fortalecimiento de nuestras capacidades y conocimientos, incluidos los tradicionales, con el objeto de lograr establecer y fortalecer nuestro papel clave en la Gestión del Riesgo y la Reducción del Riesgo de Desastres, como elemento necesario para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y un verdadero desarrollo sostenible.

Apoyar las iniciativas de las Naciones Unidas, de las agencias de Cooperación Internacional, ONG, entre otros, articulándolas con los esfuerzos de las autoridades nacionales y locales, en la región para la implementación del Marco de Acción de Hyogo (MAH) apuntando hacia el aumento de la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres.

Apoyar las iniciativas dirigidas a implementar las recomendaciones contenidas en la Resolución 1983 del Consejo de Seguridad y proteger a las Mujeres y las Niñas contra el VIH, la violencia sexual y la violencia basada en género y en situaciones de desastres y conflictos.

Fomentar ciudades y comunidades más resilientes ante los desastres, promoviendo y apoyando la Campaña Mundial “Desarrollando Ciudades Resilientes: ¡Mi ciudad se está preparando!” y motivando a nuestros alcaldes, alcaldesas y autoridades locales a inscribirse y dar seguimiento a esta Campaña.

Promover la iniciativa de Un Millón de Escuelas y Hospitales Seguros, motivando a los miembros de nuestras familias, comunidades, organizaciones, gobiernos, o cualquier otra entidad a adquirir el compromiso con una escuela u hospital para lograr que posean condiciones de seguridad y resistan el impacto de los desastres.

Conocer, valorar y aplicar los conocimientos de las mujeres y niñas de base y que éstos sirvan para ser replicados en otras comunidades con el fin de crear un país resiliente, no sólo en el área urbana sino también la rural.

Antecedentes:

Nuestra Herramienta Clave: El Marco de Acción de Hyogo

El Marco de Acción de Hyogo (MAH), producto de la Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres en Kobe, Japón (2005), incluye el mandato de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en el contexto de la reducción de riesgo de desastres. Este Marco de Acción, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como ya se dijo anteriormente, establece un resultado respecto a la reducción sustancial de pérdidas por desastres, tanto en vidas como en bienes sociales, económicos y ambientales de comunidades y países, y plantea un conjunto detallado de prioridades para lograr este objetivo para el año 2015.

La igualdad de género es uno de los temas transversales del MAH, e indica que “se debe incorporar una perspectiva de género en todas las políticas, planes y procesos de decisión sobre la gestión de los riesgos de desastre, incluidos los relativos a la evaluación de los riesgos, la alerta temprana, la gestión de la información y la educación y la formación”. Además reconoce que debe incluirse el tema de género en todas las áreas de gestión del riesgo, en todas las fases del ciclo de un desastre, incluyendo respuesta, recuperación, preparación y mitigación de amenazas.

 



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