Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres Las Américas |
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Estrategia
de Comunicación para construir una cultura de prevención
1 El concepto de comunicación para los desastres alude a un proceso planificado y articulado, que no desprecia ningún modelo ni recurso técnico disponible y su cometido esencial es facilitar el diálogo entre todos los actores sociales en procura de un cambio cultural. Los cambios culturales ocurren en la esfera de la vida cotidiana de las personas, en la que operan múltiples procesos de comunicación, que deben considerarse a la hora de abordar el tema de las estrategias respectivas. Ese cambio cultural sólo es posible si se logra cerrar la brecha entre la generación del conocimiento científico técnico, la gestión de normas políticas y técnicas y la apropiación social de la información, de manera que esta información se convierta en conocimiento y éste a su vez se traduzca en decisiones y acciones sociales concretas. De ahí la importancia de que las acciones de comunicación estén ligadas a las estrategias para prevenir y enfrentar los desastres.
La transformación de la naturaleza es parte del proceso de la evolución. La convivencia pacífica de esta evolución entre las civilizaciones y la naturaleza es el desafío que nos toca. La relación ante el peligro de un fenómeno natural y las condiciones vulnerables creadas por el ser humano en su espacio físico, económico, social, político y ambiental es lo que determina el grado de riesgo. La urbanización acelerada, el aumento demográfico, la degradación ambiental y el aumento de la pobreza en grandes grupos de la población en la Región nos hacen más frágiles ante la furia de la naturaleza. Agregamos a estas preocupaciones también los peligros provocados por el hombre, como transportes de materiales peligrosos, accidentes tecnológicos, incendios forestales y conflictos con lo que el escenario se complica El ejemplo de la devastación del huracán Mitch en Centroamérica ilustra muy bien esta realidad. Al llegar a su conclusión el Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (DIRDN), la comunidad internacional y nacional ha venido adquiriendo una mayor conciencia de que los desastres son una amenaza grave para la estabilidad económicasocial: en esencia, un obstáculo para el desarrollo. El mayor reto radica en la construcción de una cultura global de prevención y comprensión de los factores y causas del riesgo en que vivimos. El desarrollo de esa cultura global de prevención depende mucho de la información disponible y su difusión. El uso de los medios de comunicación colectiva para la mitigación y prevención de desastres es una necesidad para coadyuvar a fomentar esa cultura global. El manejo de la información y los medios de difusión son un eslabón crucial en la cadena de medidas de prevención de desastres naturales; la población tiene el derecho de obtener información seria y oportuna, de tal manera que pueda contribuir a la mitigación y hacer conciencia. El rol de los comunicadores sociales para el cambio de una cultura de prevención Una cultura de prevención implica una actitud colectiva que solo puede construirse mediante un largo proceso social. Dentro de este proceso, la democratización de la información sobre desastres y la creciente participación de la sociedad civil son factores clave. La comunicación social, por el acceso que tiene a públicos masivos, debe convertirse en factor fundamental de una cultura de prevención y aunada a las instituciones educativas puede fomentar la capacitación individual y colectiva. El papel de la comunicación en estos procesos, alude a la intermediación entre expertos, Gobierno y comunidad para hacer accesible a la población el conocimiento de los riesgos. Lo conveniente es insertar en el flujo cotidiano de información, los contenidos de prevención de desastres y así hacer de este tema, también un tema cotidiano en el desarrollo de la región, zona o área. En la medida en que
la prevención se inserte en los procesos de desarrollo, la población
estará menos expuesta a amenazas de origen natural o tecnológico.
Una comunidad vulnerable a los desastres, debidamente informada y educada,
puede implementar medidas de desarrollo sostenible donde incluyan la reducción
del riesgo, teniendo en cuenta el crecimiento económico y el desarrollo
local y nacional. Un ejemplo que ilustra lo anterior es con el pasado huracán Mitch, la Radio Nicarao de Jalapa en Nicaragua sintonizó cadenas de emisoras en Honduras y otras emisiones de onda corta del continente para informarse de la inminencia y gravedad del impacto del Mitch. Frente a la indecisión de las autoridades locales y la ausencia de directivas de la Comisión Nacional de Emergencia, la emisora tomó la responsabilidad de alertar a la población local, organizar la evacuación de las personas hacia sitios más elevados y administrar las primeras distribuciones de provisiones. Se estima que tres mil vidas fueron salvadas de esta manera. En Wiwili, Nicaragua, el huracán botó la antena de la radio local. Los periodistas, quienes también se habían mantenido informados por medio de una radio de onda corta, continuaron con el trabajo de alerta en el pueblo por medio de megáfonos y organizaron la evacuación de la población en la rivera del río Coco hacia sitios protegidos. Los medios de comunicación local así como las estaciones de radio y los periódicos locales, son una de las fuentes más populares de información para mucha gente. Un enfoque para incrementar la prevención de los desastres, ayuda a que la gente más humilde entienda a los medios de comunicación de una manera diferente, como un canal a través del cual ellos pueden influenciar a otros miembros de la comunidad y de esta manera promover la prevención. Esto proporciona una alternativa al flujo tradicional de la información que las instituciones adoptan a menudo, algunas veces usando conceptos y terminología que no tiene sentido para el nivel de la población rural. En el ámbito comunitario, la carencia o defectuosa información, puede llevar incluso a reforzar algunos mitos y creencias, a la vez que elevar los niveles de incertidumbre de la población frente a un tema de tal complejidad como es el de la seguridad de las personas, de sus bienes y del medio ambiente.
La Comunicación en las etapas de un desastre Aplicar sistemáticamente la comunicación a la gestión integral del riesgo, supone adscribirla metodológicamente al ciclo para el manejo del riesgo.
Estrategia de comunicación para la prevención En materia de prevención es importante, por lo tanto, que el comunicador tenga claridad en la utilidad e impacto que su mensaje tendrá en el público; cuáles canales de comunicación utilizará, cuáles son las consecuencias factibles, positivas o negativas que tendrá esa emisión; los conceptos básicos que utilizará, para no confundir a los receptores; prepararse y capacitarse para cubrir el tema y elaborar una lista de fuentes confiables de acuerdo a cada arista. (Salazar, Sandra. 1998) El diseño de una estrategia de comunicación implica decidir de qué manera se abordará el tema, el marco conceptual y referencial a utilizar, los grupos sociales que se involucrarán, es decir el público meta y la forma cómo se involucrarán esos grupos, en qué momentos, canales y medios se utilizarán. Estas definiciones le dará un determinado enfoque a la estrategia de comunicación. Por ejemplo, una estrategia de comunicación orientada a prevenir los desastres, debe especificar objetivos a alcanzar como: evitar la construcción de infraestructura en sitios peligrosos y fomentar la organización comunal, entre otros. Por otro lado, se cuenta con las campañas como herramienta de la estrategia de comunicación. Su esquema se compone de etapas básicas: planeamiento, producción y circulación o distribución, que a su vez contienen aspectos como: objetivos, público meta, contenidos, canales de comunicación, recursos y mecanismos de evaluación En los medios impresos, por ejemplo, se puede detallar y profundizar mucho más en el tratamiento de la información de lo que permiten los medios electrónicos. Por el grado de credibilidad de las noticias impresas, el tratamiento de la información preventiva debe proporcionar mensajes que influyan en el comportamiento de las personas cuando estas se encuentren frente a un desastre. Si la comunicación preventiva ha sido reiterada, esclarecida, educativa, amena y casi personalizada, el lector recordará las recomdaciones, explicaciones del fenómeno y tendrá en cuenta las consecuencias del desastre, porque habrá fijado los conceptos que la palabra escrita y otros signos gráficos le han enviado. (Bratschi, Gloria. 1995) Por su parte, la radio, definida como el teatro de la mente, emite para el oído y no para la vista del receptor, es escuchada por millones de personas, se comunica con un público heterogéneo, compuesto por los diversos escalones socioculturales, por lo tanto con diferentes niveles de comprensión. Debería estar al servicio de aquellos mensajes que están relacionados directamente con los temas de la vida cotidiana que son necesarios para el conocimiento del entorno, sus variaciones y sus perspectivas.
La televisión, las características fundamentales son la simultaneidad, la instantaneidad y la actualidad. Cuando el televidente se acostumbra a percibir temas de prevención, los va incorporando a su vida cotidiana, como incorpora marcas comerciales, violencia, etc.; esto permite incertar cómodamente la prevención, con una cierta seguridad de conseguir el efecto deseado. En este contexto, Internet no debe verse como un competidor de los medios tradicionales, sino como un complemento. Sus ventajas incluyen la capacidad de ofrecer a los usuarios exactamente la información que necesitan e incluso organizada de acuerdo con sus requerimientos. Un sitio Web fácilmente puede ofrecer un formulario solicitando información al usuario sobre su ubicación geográfica, tipo de vivienda y otros detalles, y producir en segundo una página personalizada que describa su perfil de riesgo, el centro de respuesta a emergencias más cercano para solicitar datos y pautas adicionales. Una cultura de prevención y mitigación solo florecerá en América Latina y el Caribe si los medios masivos cumplen con su parte, informando al público sobre los riesgos existentes y educando a la población sobre medidas prácticas que pueden adoptar para reducir su vulnerabilidad. Para que esto ocurra, sin embargo, es necesario sopesar cuidadosamente las fortalezas de cada medio y los públicos específicos a los que llegan. Dicho de otra forma, no es solo una cuestión de qué decir, sino de cómo y a quién decirlo. Solo así se alcanzará la meta: un cambio duradero en los comportamientos y las actitudes.
Referencias Bibliográficas
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