Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres Las Américas |
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La
Importancia de los Enlaces Institucionales dentro Usualmente, se define la preparación en desastres como: Aquellas medidas que se toman para reducir al mínimo nivel posible, la pérdida de vidas humanas y otros daños, a través de la organización de inmediatas y eficientes acciones de respuesta y rehabilitación. A lo que realmente nos estamos refiriendo es a las actividades que se toman con tiempo antes de una emergencia, las cuales desarrollan las capacidades operativas que facilitan una respuesta efectiva en el caso que ella deba garantizarse. Por lo tanto, la preparación en desastres incluiría las siguientes actividades/acciones: La continuidad
por parte del Gobierno Por consiguiente, mientras para propósitos de diálogo, podemos buscar la manera de aislar un elemento particular de este proceso, siempre se debe tener conciencia sobre el hecho que la preparación es una condición previa para la respuesta efectiva y por tanto es indispensable para lograr una mitigación y rehabilitación igualmente efectivas. Generalmente, las actividades relacionadas con la preparación de desastres caen dentro de una de las siguientes categorías: Planificación Por su naturaleza,
estas diferentes categorías de acciones claramente establecen por
sí mismas la necesidad de cooperación y colaboración.
Aunque se reconoce que las organizaciones claves son actores fundamentales en la preparación en desastres, se debe compartir este sentido crítico entre todos los involucrados. Cada organización debe comprometerse con el problema mismo antes de poder contar con su colaboración con otros actores. Ello, para comprobar que donde la preparación en desastres se basa en la prioridad global de las organizaciones claves, es esencial lograr la construcción y la sostenibilidad de los enlances institucionales. Aún cuando hemos ubicado a la preparación en desastres dentro del ámbito prioritario que representa el compromiso de las organizaciones claves con respecto a la coordinación, ello todavía debe comprobarse. Por ejemplo, la entidad denominada Socios de América ha identificado la preparación de desastres dentro de las escuelas como prioridad máxima; sin embargo, ¿está preparada para sojuzgar este objetivo frente a una entidad de coordinación? La justificación sobre la necesidad de contar con enlaces entre las diferentes agencias relacionadas con la preparación en desastres es incuestionable. Existen posibilidades para: Maximizar el
uso de los recursos limitados A pesar de las acertadas razones de coordinación, la voluntad de las entidades para comprometerse en iniciativas de cooperación está relacionada con la proporción de los recursos destinados a esos esfuerzos. Entre más grande sea esta proporción, sin importar la cantidad, más se minimizará la tendencia de sojuzgar la programación institucional frente una infraestructura de coordinación. A la luz de esta realidad organizativa, lo que debe ser más importante es una estructura de coordinación para poder adaptar el compromiso de favorecer los programas ya existentes (agendas a la mano), mientras al mismo tiempo se minimiza el correspondiente ajuste en la estructura dentro de la misma agencia, al igual que dentro de sus objetivos y protocolos de operación. Deseo apoyar una infraestructura de coordinación que se construya con base en la planificicación de un programa consultivo, al igual que se base en el hecho de compartir, a manera de instrumento para mantener tan importantes enlaces institucionales. En esencia, este mecanismo se centra en un plan regional para el manejo de desastres. Las prioridades dentro de esta agenda emanan de las consultas que se lleven a cabo dentro de cada país y entre ellos, contando con la participación de autoridades públicas, organizaciones no gubernamentales, el sector privado y el interés que posean los donantes. Aquellas entidades que se encuentran activas o que estuvieran interesadas en apoyar un programa regional en materia de desastres que responde a las necesidades articuladas por los beneficiarios meta, estarían en la posición de indicar, basadas en los objetivos, prioridades y recursos de sus propias agencias, cuáles son aquellas áreas programáticas en las que desean jugar un papel de liderazgo o de apoyo.
Cuadro
No. 1: Responsabilidades de las Organizaciones,
La matriz anterior pretende mostrar principalmente las asignaciones de las organizaciones y sus responsabilidades dentro del Plan. Está diseñada para mostrar las relaciones existentes entre las tareas y los actores. Las responsabilidades se encuentran tabuladas en una escala del 1 al 5, donde 1 indica el nivel más alto de prioridad por Agencia / Grupo por tarea, y 5 indica el nivel más bajo. Se debe observar, por ejemplo, que en las respuestas por país, CDRU no podría tomarse en consideración para participar directamente en ciertas situaciones (graves deslizamientos de tierra). El país afectado, sin embargo, podría solicitar a la CDERA que brinde refuerzos importantes o mano de obra en calidad de apoyo. Se podrán añadir más tareas y responsabilidades de otras agencias a esta tabla., si ello fuese necesario.
En aquellas áreas programáticas que parezcan que están siendo subsidiadas en exceso, existiría un mecanismo para determinar quién contribuye, a qué nivel y cuándo. Adicionalmente, este mismo instrumento permitiría llevar a cabo negociaciones y lograr el consenso sobre la reasignación de intereses hacia otras áreas. Este enfoque de cooperación en materia de manejo de desastres se ha fijado en la epistemología programática de CDERA. Nuestra preocupación no se concentra tanto en lo que la Unidad Coordinadora de CDERA puede hacer, sino en lo que debe hacerse por la región en esta área en particular. Nuestra búsqueda está destinada a que aquellas agencias que trabajan en asuntos relacionados con el tema de desastres en la región puedan reflejar la manera en que pueden contribuir a objetivos más grandes con respecto al manejo de desastres, donde los resultados basados en la propia gente sean el punto central de las políticas desarrolladas, en vez del efímero murmullo de temas relacionados con el tiempo. Ello requirirá la reorientación de las agencias, para poder pasar del simple ondeo de banderas al verdadero empoderamiento de la gente. Resulta claro, partiendo de nuestra definición sobre la preparación en desastres y del diseño de las actividades involucradas, que los enlances institucionales o entre las agencias involucradas son indispensables para cumplir con esta agenda a cualquier nivel de implementación. Todos reconocemos que en cualquier incidente de importancia, los recursos de un solo sector, agencia o comunidad serán inadecuados. Adicionalmente, el alcance de los riesgos que enfrentamos y la complejidad de sus impactos exigen que exista información disponible y una serie de habilidades provenientes de una diversidad de fuentes. En pocas palabras, nos necesitamos mutuamente para que nuestras agendas tengan éxito. La interdependencia mutua es nuestra consigna. A pesar que no tenemos que cooperar en todas las áreas de manera permanente, sí existe la necesidad de cooperar. El dónde, por cuanto tiempo y cuándo deben constituirse es el centro de nuestro diálogo. Para mayor información
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