Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres América Latina y el Caribe |
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Sistemas
de alerta temprana operados por América Central es una región propensa a los desastres de diversos tipos. Numerosos terremotos han devastado comunidades e infraestructura social de estos países, con costos cada vez mayores a lo largo de los últimos decenios. Inundaciones y huracanes han minado las planicies costeras. Erupciones volcánicas y deslizamientos de tierra también han dejado sentir su impacto, más localizado pero duradero y a menudo mortal. En respuesta a tantos desastres, las naciones de América Central han lanzado un plan regional para mitigar los desastres naturales que incluye la creación de instituciones nacionales dedicadas al tema, financiamiento o cofinanciamiento de proyectos para reducir los desastres, y el establecimiento de un organismo subregional líder en su campo, el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC). Todos los países centroamericanos ahora ponen su atención a reducir el riesgo de los desastres, y el impacto de éstos, por medio de instituciones específicamente dedicadas a esta tarea, conocidas como Consejos o Comisiones Nacionales de Emergencia, Organismos de Defensa Civil, o Instituciones Nacionales de Protección Civil. Su misión es reducir el riesgo por medio de la mitigación, la prevención y los preparativos.
En vista de que la mayoría de los desastres han tenido sus efectos más severos en áreas rurales, donde aún no se puede acceder fácil y oportunamente a información climatológica e hidrológica, se han diseñado e implementado sencillos sistemas de alerta temprana para inundaciones, operados por las mismas comunidades que pretenden resguardar, en diversas cuencas fluviales de América Central. Los encargados del proyecto han sido científicos y estudiantes del Departamento de Física Aplicada de la Universidad Galileo, en Guatemala. Sus sistemas se basan en las siguientes actividades, simples y estandarizadas: medir la precipitación, medir los niveles fluviales, definir si es probable una inundación a partir de sencillos protocolos, y ejecutar los planes de emergencia si se corriera riesgo de inundación. Estos sistemas se
fundamentan en una red ordinaria de radiocomunicación que vincula
a los observadores voluntarios de la cuenca con las autoridades y con
socorristas, también voluntarios, residentes en las zonas propensas
a inundarse. Los observadores, distribuidos por toda la cuenca, miden
y transmiten los datos sobre precipitación y caudal de los ríos
a un centro local donde éstos son analizados y se elabora un pronóstico
sobre la probabilidad de inundación. El centro transmite por medio
de la misma red de radio la información a las autoridades y las
comunidades situadas en las planicies aluviales. Estos sistemas de alerta temprana operados por comunidades se diseñaron con base en los siguientes criterios.
La precipitación se mide con pluviómetros plásticos normales, como los de marca Tru-Check de seis pulgadas de capacidad. El nivel de los ríos se mide con simples instrumentos electrónicos que despliegan la información digitalmente, con dígitos entre el cero y el nueve según aumente el nivel; además, estos artefactos están provistos de una alarma sonora, diseñada y construida por personal del Departamento de Física Aplicada, que se activa si la inundación comienza mientras los observadores duermen.
Estos sistemas de alerta temprana se implementan en una serie de etapas que pueden agruparse en dos componentes: el técnico, referido a la instrumentación y medición climática, y el social, aplicado a la organización comunitaria requerida para garantizar la operación apropiada de los sistemas de alerta. El componente técnico se estructura así:
El componente social debe organizarse con base en las reglas y los reglamentos dictados por las autoridades municipales y las instituciones nacionales de reducción de los desastres. En general, estas instituciones son las responsables de la seguridad y el bienestar de la población, por lo que deben incluirse en las diversas actividades relacionadas con los sistemas de alerta temprana. Las siguientes son las etapas en este caso:
En general, son delegados de los comités nacional y municipal de emergencias quienes ejecutan estas últimas etapas, puesto que cuentan con el conocimiento y la experiencia necesarias para tales tareas. En cambio, el componente técnico puede ser llevado a cabo por consultores técnicos con apoyo de personal técnico de la comisión nacional de emergencias, para asegurarse de que se sigan las pautas apropiadas para el funcionamiento del sistema. Los sistemas a lo largo de América Central se han implementado en plazos de entre seis y ocho meses, para garantizar el cumplimientos de todas las etapas. La participación de la entidad nacional de reducción de los desastres ha sido clave para fomentar la sustentabilidad local.
Sistemas de este tipo se han implementado en seis cuencas de Guatemala, tres cuencas de Honduras, y cuencas individuales de Costa Rica, El Salvador y Panamá. El financiamiento para estos sistemas ha sido aportado por la ECHO, la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional (SIDA), la Organización de Estados Americanos (OEA) y créditos del Gobierno guatemalteco. Entre las lecciones que se pueden aprender de estas experiencias, las siguientes merecen especial atención:
Los sistemas de alerta temprana operados por comunidades ofrecen a las autoridades locales propensas a inundaciones una alternativa a los sistemas nacionales centralizados de información climatológica. Este alternativa está fomentando la participación comunitaria y creando conciencia sobre la posibilidad de responder a los problemas locales con soluciones y participación locales. La extrema simplicidad de estos sistemas permite su fácil aplicación en cuencas típicas de poca extensión en toda América Central, que miden a lo sumo unos cuantos miles de kilómetros cuadrados. Estos sistemas también constituyen una plataforma para la implementación futura de medidas de prevención y mitigación, en un proceso llamado gestión de la reducción del riesgo. Esto proceso innovador se está aplicando en las instituciones nacionales dedicadas a la defensa civil ante los desastres naturales, y pronto se implementará en las zonas rurales. Para mayor información:
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