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Medidas
de control epidemiológico en comunidades afectadas por inundaciones Las inundaciones son el tipo más común de desastre en todo el mundo estimándose que constituyen el 40% de estos. Datos publicados por la Cruz Roja Internacional de 1900 a 1976 sobre los daños ocasionados por los principales desastres en el mundo, muestran que las inundaciones producen más damnificados que el resto de los desastres y el número de fallecidos son superados solamente por terremotos (Cuadro No.1). Cuadro
No. 1
En los últimos
25 años según publicación de la revista Stop Disasters,
señalan que los fallecidos por inundaciones representan el 8.6%
del total de muertos y el 80% de los heridos producidos por todos los
desastres naturales (Gráfica No.1). Gráfica
No. 1 Las inundaciones están dentro de los principales peligros naturales que enfrenta nuestro país, tanto por la magnitud de sus factores destructivos, la frecuencia y territorio de afectación; así como la intensidad con que afectan a la población y la economía. Dentro de los eventos más importantes que han afectado nuestro país podemos citar la penetración del mar que azotó en 1932 al poblado de Santa Cruz del Sur en la provincia de Camagüey, ocasionando más de 3 mil muertos y desaparecidos y la mal llamada Tormenta del Siglo en 1993 que afectó a las provincias occidentales y centrales con penetraciones del mar, principalmente en el litoral de la capital; la cual fue considerada por las pérdidas económicas ocasionadas, como el segundo desastre más grande que ha afectado el país.
Por golpe de agua: De forma rápida o repentina y de forma lenta o gradual. La forma rápida,
con tiempo de alerta muy corto, es la principal causa de muertes y heridos,
y son producidas por lluvias intensas, roturas de presas, terremotos submarinos,
o bien por marejadas, donde una gran masa de agua marina de 6 a 9 metros
de altura puede inundar tierra adentro. Desde el punto de vista sanitario y económico el máximo riesgo lo producen las inundaciones porque pueden dañar las inundaciones de acueductos y alcantarillados, contaminando el medio ambiente, facilitando la diseminación de agentes productores de enfermedades; el cieno, petróleo y otros contaminantes arrastrados por el agua que afectan los cultivos y el contenido de los edificios.
Los efectos de la inundación los estudiaremos en tres grupos fundamentales: Efecto sobre
la comunidad. Las comunidades afectadas pueden sufrir mucho a causa del deterioro o destrucción de edificios públicos, escuelas, hospitales, fábricas, viviendas, etc. Pueden interrumpirse
los servicios de salud pública; los servicios públicos de
transporte a causa de destrucción de puentes, carreteras, vías
férreas, etc. Las comunicaciones telefónicas, la electricidad,
los servicios de abastecimiento de agua, la disposición de residuales
líquidos y sólidos, etc. y la acumulación de agua
y escombros dificultan las actividades de rescate y recuperación. Todos se verán sumidos a profundas tensiones psicológicas, relacionado con la pérdida de familiares, viviendas, ropas, víveres, etc. La experiencia mundial acumulada plantea que las inundaciones incrementan el potencial de transmisión mórbida, principalmente de aquellas enfermedades derivadas del deficiente saneamiento ambiental como la contaminación del agua, los alimentos, el hacinamiento y el incremento de los índices de artrópodos y roedores.
El riesgo de enfermedades transmisibles con posterioridad a inundaciones está determinado por los siguientes factores: Incremento
de la morbilidad en enfermedades endémicas. Es necesario conocer
cuáles factores de estos han aparecido como resultado de las inundaciones
y cuáles medidas de prevención son necesarias para controlar
estos riesgos. Así como resultado de la interacción de estos
factores de la población afectada, es posible esperar en estas
condiciones el incremento de un grupo de enfermedades transmisibles a
corto, mediano y largo plazo, en dependencia de su período de incubación
(Cuadro No.2). Cuadro
No. 2 Aunque en general no se registran brotes de enfermedades bien definidas como consecuencia inmediata de las inundaciones; sin embargo es de esperar que se produzca un lento y extendido deterioro del saneamiento básico, que se traduce en una disminución del nivel de salud de la comunidad afectada y es necesario conocer qué enfermedades específicas ha incrementado su notificación. Las consecuencias de las inundaciones implican deterioro del habitad humano que deben ser recuperados y reparados para el reasentamiento, ya que las inundaciones al retirarse las aguas dejan cambios geográficos que se deben tener en cuenta, pero además representan desplazamiento de poblaciones y reubicaciones emergentes, que implican hacinamiento o cierto grado de agrupación que de demorar mucho tiempo o escaso tiempo siempre favorecen cambios del estado de salud que anteriormente nos hemos referido.
Para el control de esta problemática, la experiencia mundial ha demostrado que hay dos líneas fundamentales de acción. La primera consiste en disminuir el peligro de aparición de enfermedades por medio de intervenciones adecuadas de salud pública en relación con los factores de riesgo:
La segunda línea consiste en establecer sistemas de vigilancia alerta acción para garantizar la vigilancia epidemiológica de las enfermedades anteriormente señaladas durante el tiempo que dure el período de incubación máxima de estas, lo que en algunas enfermedades (F. Tifoidea, Hepatitis, Leptospirosis y Paludismo). Implica la vigilancia durante toda la etapa de alojamiento en albergues y algún tiempo después de su reintegro al hogar. En este último caso, las medidas de control se extenderán a todos los contactos efectivos que tuvieron durante la etapa de alojamiento. No se recomienda la
vacunación en masa después de los desastres por lo común
contra la fiebre tifoidea, debido a que la inmunidad contra esta demora
aproximadamente dos meses de adquirirse, su eficacia es baja, puede producir
reacciones secundarias, transmitir otras enfermedades como la hepatitis
y el SIDA, además de distraer la atención de grandes recursos
humanos y materiales sin resultados efectivos. La medida fundamental para la protección de la población es la evacuación precoz y oportuna hacia lugares seguros. Para planificar la evacuación durante los tres primeros meses de cada año se realiza un análisis y pronóstico por una comisión presidida en cada municipio por los órganos del Poder Popular e integrada entre otros por la Defensa Civil, CDR, Dirección de Salud Pública, MICONS, etc., donde se valoran las zonas vulnerables (antecedentes históricos, mapas de amenazas) y las viviendas y edificios que pueden recibir daños (estudio de arquitectura) y se realizan las proposiciones de las familias a evacuar y con qué medios, etc. En la planificación previa al desastre, las autoridades de Salud seleccionan los sitios seguros más cercanos donde pueda evacuarse la gente y tanto en camino como durante sus nuevos alojamientos provisionales se garantizará la atención médica y las medidas y las medidas sanitarias recomendadas como medidas generales de control en este trabajo.
OPS-Salud Ambiental
con posterioridad a los desastres naturales. 1982. M. Assar. Guía
de Saneamiento en Desastres Naturales. 1971 Para mayor
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