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Frente a la posibilidad de Tsunami
Antofagasta está asumiendo sus riesgos. Desde fines de los noventa, se encuentra realizando estudios técnicos que puedan tomar las autoridades gubernamentales con el objetivo de promover la seguridad y bienestar de sus habitantes y sus bienes. Es que esta ciudad minera, que aporta una cuota importante a la economía chilena entregando un tercio del Producto Interno Bruto (PIB), debió enfrentar a comienzos de los noventa dos fenómenos naturales, que significaron la muerte de 117 personas. A la pérdida de vidas humanas y económicas que dejaron ambos eventos, se sumaban los pocos recursos que existían para enfrentar emergencias inéditas en la zona. Sólo por recordar, el aluvión de 1991 dejó como testimonio que a lo largo de los 27 km., por los que se extiende la ciudad, existen 17 quebradas aluvionales distribuidas de norte a sur. En el caso del terremoto de 1995 pasaron varias horas para que las autoridades determinaran si era necesario la evacuación de la zona costera, produciendo desinformación en la población frente al fenómeno que alcanzó una magnitud de 7,3 grados Richter. Ante este escenario, el aporte de las universidades locales en el manejo y mitigación del riesgo comenzó a ser relevante. En conjunto con expertos internacionales, comenzaban a realizar estudios técnicos y científicos evaluando las vulnerabilidades a las que están expuestos los 320 mil habitantes de la ciudad. Sin duda, el significativo aporte de los proyectos RADIUS (Herramientas de Evaluación y Diagnóstico del Riesgo Sísmico en Zonas Urbanas, ejecutado entre 1997 - 1999) GESI (Iniciativa Global de Seguridad Sísmica, realizado entre el 2000 2001), ambos impulsados por Naciones Unidas en la ciudad y con colaboración de profesionales locales y extranjeros, cimentaron las bases para aunar esfuerzos en el tema de la prevención. Estos trabajos permitieron conformar el Comité de Emergencia Local, integrado por científicos, miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden , y representantes de Gobierno regional y municipal, el cual validó los estudios existentes y permitió la demarcación de la línea de seguridad ante tsunami, fundada en los mapas de inundación realizados por el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA). La línea de seguridad ante tsunami, al igual que las modificaciones en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción y el Plan Regulador de Antofagasta, surgieron como iniciativas insertas en los planes de acción propuestos por RADIUS y por la falta de preparación ante eventuales desastres. Línea de Seguridad ante Tsunami Uno de los fenómenos que mayor inquietud provoca, es la ocurrencia de un tsunami o maremoto, particularmente porque Chile es parte del Cinturón de Fuego o Circum-Pacífico, donde ocurren entre un 60 y 70 por ciento de los tsunamis del mundo, a lo que se suma el acelerado crecimiento y desarrollo urbano costero que ha registrado Antofagasta en la última década. Esta ciudad, de acuerdo a varias estadísticas de inundación por olas producidas en la zona y la magnitud de los sismos que las han originado, es más vulnerable por un tsunami hacia el área centro sur y sur de la ciudad, porque geográficamente el puerto y la bahía, están muy protegidos al norte por la denominada Punta Tetas, y no así su situación por el sur/oeste. Los maremotos más desastrosos producidos en el Norte Grande de Chile, fueron generados por sismos cuyos epicentros ocurrieron cercanos a la costa, mientras que aquellos que tuvieron su origen en zonas lejanas llegaron atenuados a nuestro litoral. El mayor del que se tiene conocimiento fue el de 1877, documentado históricamente. No se sabe con exactitud cuál será la respuesta de la población ante la ocurrencia de un tsunami, por ello, demarcar una línea de seguridad y comenzar un proceso de formación sobre la prevención y reducción de desastres, a fin de reducir el número potencial de víctimas por este tipo de eventos naturales, se transformó en una necesidad comunitaria.
El Director Comunal de Emergencia, Marcelo Cifuentes, explica que la demarcación de la zona de seguridad ante tsunami, paralela a la línea imaginaria de inundación formulada por el SHOA, fue pintada de color verde en la postación de luminarias que recorre la ciudad de sur a norte y en el sector norte específicamente, donde no existe postación, se demarcó la zona con señalética, además de entregar folletería informativa. Según lo explica el Alcalde antofagastino, Pedro Araya, entendemos que este es un tema prioritario donde es necesario convocar a toda la ciudadanía para prevenir y trabajar juntos en este proceso. En los últimos años, los esfuerzos de la Municipalidad y de los integrantes del Comité de Emergencia Local para reducir el impacto de un desastre, han sido notorios, implicando con ello mayor participación comunitaria dentro del proceso inserto en la Estrategia del Plan de Desarrollo Comunal de Antofagasta, bajo el concepto de Pacto Social, que promueve el acercamiento, la cooperación, el compromiso, participación y responsabilidad de la comunidad y las organizaciones públicas y privadas en el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, especialmente en los sectores más desposeídos. La ordenanza del nuevo
plano regulador de Antofagasta, realizado por el municipio local, destina
un capítulo al tema de Seguridad por Riesgo de Catástrofe
Natural. Este hecho, sumado a otros esfuerzos hacen de Antofagasta,
la primera ciudad en Chile que regula sobre esta materia, siendo una de
las principales preocupaciones de la autoridad municipal. Al incluir en el nuevo
plano regulador las zonas de riesgo, como áreas de inundación
y seguridad ante tsunami, zonas de quebradas y riesgo aluvional, de desprendimiento
de terreno y de riesgo sísmico, se plantean y exponen cuáles
son los sectores de mayor vulnerabilidad, así como cuáles
son las medidas que regulan la urbanización bajo estos antecedentes.
Por primera vez en Antofagasta y luego de la demarcación de la línea de seguridad ante tsunami y la identificación de zonas de resguardo, el municipio local realizó una evacuación escolar en el sector costero central de la ciudad, que involucró la participación de más de 2 mil estudiantes de educación pre escolar, primaria y secundaria. La acción dejó de manifiesto errores y falencias que podrán superarse fomentando procesos de prevención, formación para dar respuesta a la emergencia y la experiencia suficiente para poder evacuar con rapidez y con el menor número de accidentes posible. Según lo explica Marcelo Cifuentes, mientras algunos menores se refugiaban bajo las mesas de los salones de clases, otros salían rápidamente por las escaleras y las calles, sin registrarse accidentes en la evacuación, lo que demuestra que el trabajo realizado por la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CORMUDESO), a cargo de los colegios municipalizados, está dando excelentes resultados, además de despertar el interés de los mismos estudiantes sobre el tema de riesgos naturales. La anterior evacuación masiva de colegios, realizada en el mismo sector durante 1999 por los responsables de RADIUS, tuvo una duración de 14 minutos e involucró a 16 colegios, ubicados en el área de inundación por tsunami. Mientras que la realizada para conmemorar el Día Nacional de la Protección Civil, el pasado 10 de octubre, demoró sólo 12 minutos, lo cual es un buen indicador para el Municipio como responsable del proceso. Sin embargo aclaran que nuevos y más constantes simulacros permitirán mejorar los sistemas de evacuación, especialmente en aquellos colegios situados en las zonas de mayor riesgo. La evacuación realizada, según sus organizadores se ejecutó por dos motivos, el primero y más importante fue examinar los planes de respuesta ante una emergencia en los establecimientos educacionales ubicados en una de las zonas de más alto riesgo, donde la CORMUDESO trabaja en forma constante con los encargados de seguridad de cada escuela y liceo en crear conciencia en los alumnos, reconociendo sus riesgos y la manera de enfrentarlos. En segundo lugar, les permitió celebrar el Día Nacional de la Protección Civil con una actividad que involucró la participación real de más de 2 mil estudiantes, organismos policiales y de rescate como Bomberos, además del propio municipio, que prepara para los próximos meses varios simulacros masivos. Esta vez no sólo en los colegios, sino en edificios públicos como la Municipalidad y en los sectores poblacionales más propensos a sufrir el impacto de un desastre tanto por las condiciones geográficas donde se ubican como por su condición social. Sobre esta materia, el Alcalde antofagastino anunció recientemente, que se contemplan futuras evacuaciones de establecimientos educacionales en los distintos sectores afectados de la ciudad y luego un simulacro masivo de los escolares de Antofagasta, asegurando que esta es la manera en que queremos estudiar junto a ellos las deficiencias que aún tenemos y la manera en que estamos trabajando para abordarlas. Desafíos y Compromisos El proceso de manejo y mitigación del riesgo en Antofagasta se inició con la participación y formulación de varios estudios que terminaron con la importante modificación de la normativa que rige el Plano Regulador local, luego la demarcación de una Zona de Seguridad ante Tsunami, simulacros y evacuaciones cada vez más constantes y el compromiso edilicio de trabajar y aunar todos los esfuerzos en esta materia para mejorar la calidad de vida de las personas. El propio Alcalde, Pedro Araya, con más de 10 años a cargo del municipio de la quinta ciudad más importante de Chile y la capital minera del país, manifiesta que la gestión realizada por esta administración, respalda nuestro compromiso permanente por la seguridad de la población. Las obras que la Municipalidad realiza siempre se desarrollan bajo este concepto, esto va más allá de educar, prevenir y hacer simulacros sino en el desafío de tener una comuna segura y en la cual participan e interactúan todas nuestras direcciones. Hoy, el mayor desafío es conjugar el acelerado proceso de crecimiento, desarrollo y modernización, donde la planificación surge como una herramienta esencial en las políticas de desarrollo que impulsa la Municipalidad de Antofagasta, para así reducir el riesgo de pérdida de vidas humanas ante un desastre natural o antrópico.
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