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Distintos resultados en la lucha contra los incendios forestales
Principal causa de degradación medioambiental en el istmo centroamericano Wlfran Murillo Los incendios forestales constituyen hoy día, la principal causa de deterioro ambiental en los países de Centroamérica. Desde Belice hasta Panamá, generalmente, el fuego es utilizado como herramienta para promover el cambio de uso del suelo y con ello extender la frontera agrícola y ganadera. En muchos casos el fuego se utiliza para la quema de pastos o rastrojos sin disponer de labores de prevención, lo que conlleva a quemas que fácilmente se convierten en grandes incendios forestales, afectando otros recursos de invaluable valor ambiental. El suelo, el agua, el aire y la biodiversidad son seriamente dañados cada año por estas prácticas irresponsables, dejando como consecuencia un deterioro en la calidad de vida de los habitantes de la región. Ante esta amenaza constante cada país ha tomado la iniciativa para enfrentar según su dimensión y posibilidades el problema. Iniciemos con Belice, con un incipiente desarrollo en la protección contra incendios forestales, pese a que año con año incrementa la superficie afectada por el fuego, principalmente por el efecto migratorio de países vecinos en busca de terrenos fértiles y al amparo de una débil estructura forestal. En segundo lugar Guatemala, que desde hace más de un año estableció el Sistema Nacional para la Prevención y Control de los Incendios Forestales, instancia que se encuentra adscrita a la Presidencia de la República y de manera interinstitucional trata de buscar soluciones ante un problema complejo étnico, siendo la región de El Petén la de mayor organización y respuesta. En el caso de Honduras, país eminentemente forestal y el que mantiene grandes extensiones de bosques de pino, su estructura de respuesta sigue centralizada en la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR). Este país fue a principios de los años 80 el líder en protección contra incendios forestales, sin embargo hoy es uno de los que mayor esfuerzo debe realizar ya que el problema se agudiza al pasar el tiempo y las respuestas son incipientes, dejando de lado el gran potencial de conocimiento, valor del bosque y el sinnúmero de organizaciones ambientales no gubernamentales que podrían apoyar una gestión nacional. La situación en El Salvador es bastante diferente al resto de los países, ya que los incendios forestales que se desarrollan son generalmente en pastizales y rastrojos agrícolas, por lo que la atención la realiza el Cuerpo de Bomberos como una medida de seguridad ciudadana y no como una acción de gestión ambiental. La industria cañera se ha organizado en los últimos dos años y están implementado un programa agresivo de quemas controladas, para ello se han implementado medidas legales que obligan a cada productor a establecer labores de prevención y control y con ello reducir las pérdidas económicas por quema de caña extemporánea. Por otra parte, Nicaragua está retomando fuerza en este campo, a pesar de los constantes cambios políticos que ha sufrido su estructura. Los esfuerzos de MARENA, MAGFOR y hoy día centralizados en el INAFOR como responsable del programa nacional de protección forestal son frutos que están contribuyendo de alguna manera a minimizar los efectos del fuego. El Ejército Nacional se ha incorporado fuertemente en esta lucha y por ello cuenta con más de 600 oficiales debidamente capacitados y preparados para responder al llamado en cualquier parte del territorio nicaragüense. En el caso de Panamá, resulta ser uno de los países donde las acciones para enfrentar la problemática han decaído en los últimos dos años. Por la condición geográfica del país, el período seco es más corto que en el resto de Centroamérica, pero el uso del fuego en la región del Darién se está incrementando considerablemente, contribuyendo así al deterioro del último reducto natural que nos separaba de América del Sur. Organización comunal para prevenir los incendios, interacción de instituciones estatales en la formulación de estrategias y políticas de atención así como el desarrollo de programas permanentes en las regiones vulnerables dieron como resultado en el 2002 que Costa Rica fuera el país de la región centroamericana con menor porcentaje de superficie afectada por incendios forestales. En 1994 el país estableció lo que hoy día se denomina Comisión Nacional sobre Incendios Forestales (CONIFOR), instancia adscrita al Misterio del Ambiente y Energía (MINAE), que integra en sus acciones diferentes instituciones que tienen la responsabilidad de la protección ambiental. Su principal fuerza de trabajo en el control de los incendios se basa en la figura de los bomberos (as) forestales voluntarios, los que por iniciativa comunal conforman las brigadas contra incendios forestales. Costa Rica es el único país de América Latina que ha desarrollado esta capacidad comunal, razón principal para haber reducido en un 82% el área de los incendios en las áreas silvestres protegidas y en un 70% en la provincia de Guanacaste, zona de mayor impacto del fuego. Su estabilidad en la estructura nacional le ha permitido desarrollar acciones permanentes y continuas basadas en cuatro principios fundamentales: alianzas estratégicas, sociedad con participación en la toma de decisiones, capacitación como cambio de actitud y los servicios ambientales.
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