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Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres América Latina y el Caribe |
Revista
EIRD Informa - América Latina y el Caribe |
Contribuciones
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La
gestión integral de riesgo en la empresa
privada:
Aplicar este paradigma a la cultura corporativa significa una intervención sostenida hacia la mitigación de posibles riesgos, que influirá de modo positivo en la conducta y actitudes de quienes componen la organización, orientándolas hacia su autoprotección. Al mismo tiempo, la empresa potencia su identidad, enfatizando los aspectos más humanos y de respeto a la vida en la imagen que luego percibirá su público. La mayoría de las organizaciones ha implementado tradicio-nalmente direcciones, áreas o departamentos de medio ambiente y seguridad, de prevención de riesgos laborales u otros similares. Desde ellos, cada empresa se aboca a tomar acciones de seguridad industrial, salud ocupacional y protección ambiental. Las normativas existentes en cada país determinan que se tenga en cuenta la reducción de incidentes, accidentes y enfermedades en el ámbito laboral, desde la aplicación continua de medidas de control y mitigación. Sin embargo, en muchas de estas organizaciones no se considera aún que las amenazas de origen natural y otras derivadas del ser humano logren causar también numerosas muertes, heridos, daños de infraestructura y económicos que pueden acabar con la existencia de la organización. Se necesita superar el modelo tradicional de prevención de riesgos en la empresa para incorporar nuevos parámetros de acción que acompañen al desarrollo sostenible. Las empresas privadas –ya sean grandes, pequeñas o medianas– deben incluir en sus mapas de riesgos –a la par de los financieros, económicos, laborales y otros– toda probabilidad de ocurrencia de eventos como terremotos, inundaciones, huracanes, deslaves, erupciones volcánicas, etcétera. También, consignar aquellos que provengan del accionar humano combinado con soportes tecnológicos: incendios, explosiones, atentados, sabotajes, delitos, entre otros. Si una empresa se prepara integralmente para reducir el riesgo de desastres, entonces podrá cumplir más eficaz y eficien-temente con las normativas de seguridad que rigen todo ámbito laboral. La gestión integral de los riesgos permite una planificación preventiva y de contingencias más completa, que redundará en múltiples beneficios, conformando acciones sinérgicas para la reducción de la vulnerabilidad. De este modo, se mejora también la toma de decisiones, la calidad de productos y servicios, las inversiones, el mantenimiento de la infraestructura y las relaciones inter-empresariales. La cultura corporativa moviliza conciencias más preventivas y comprometidas, y la protección de la vida y de los bienes se transforma en un valor agregado. La empresa que promueve una actitud proactiva sobre la reducción de sus vulnerabilidades enriquece al mismo tiempo su responsabilidad social. Los directivos, empleados, accionistas, inversores, proveedores y el público externo contribuirán así a fortalecer una genuina “cultura de la prevención”, desde lo individual y comunitario. Es importante ahora considerar algunos componentes de la planificación estratégica destinada a la previsión y prevención:
En la economía de todos los países se valora a la empresa privada como un actor decisivo, que puede extenderse hacia mercados mundiales, lo que hace que sus vulnerabilidades deban ser reducidas para un mejor desenvolvimiento. Las nuevas relaciones comerciales, industriales y de gestión sitúan a la organización en un marco global de múltiples peligros. Fortalecer sus roles desde la gestión del riesgo es otorgarle mejores proyecciones, un liderazgo destacado junto al desarrollo sostenible y una consolidación del proyecto empresarial, de su filosofía, su misión y visión. Y lo más importante: se podrá percibir a la empresa privada como una enérgica defensora de la protección de la vida. Para mayor información
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