Estrategia
Internacional para la Reducción de Desastres América Latina y el Caribe |
Revista
EIRD Informa - América Latina y el Caribe |
|
Socios en acción |
Anterior |
Municipio
y gestión del riesgo: Las instituciones gubernamentales, que se comprometen con la gestión del riesgo, desarrollan un estado de conciencia tal que sus percepciones sobre las amenazas naturales y antrópicas se traducen en eficientes servicios, superando la rutina burocrática. Los municipios son quienes pueden absorber de un modo más eficaz ese compromiso, debido a su naturaleza y funciones en permanente relación cercana, muchas veces afectiva con la comunidad. Desde las municipalidades se procede, en primera instancia, a dar respuesta a cualquier emergencia por la que la población esté atravesando. Si se ha podido implementar un proceso de gestión del riesgo, esa respuesta será óptima, más global y proactiva. Así, las personas recibirán la asistencia necesaria de un modo más positivo y, además, colaborarán y participarán de las fases de recuperación y rehabilitación si la emergencia pasó al nivel de desastre. En la Municipalidad de Maipú, provincia de Mendoza, República Argentina, se ha comenzado con la tarea de enfocar la prevención de riesgos de origen natural, socionatural y antrópico-tecnológico, en acciones sostenibles de mitigación y preparación continua. Debemos destacar que este municipio, al igual que el resto de la provincia, está en una región de alta sismicidad y también expuesta a otros fenómenos, como el zonda, aluviones, inundaciones, heladas y tormentas de granizo, que la afectan periódicamente. El departamento de Maipú tiene una superficie total de 717 km2, de los cuales 70% pertenece a la zona rural y 30% a la urbana. Está situado a 804 m sobre el nivel del mar y su población es de 153.417 habitantes, que viven en un bello espacio, rodeado de viñedos, frutales, bodegas y sitos turísticos. El cronograma de actividades ha determinado la aplicación de un modelo basado en los requerimientos de implementación del proceso. Éste ha sido diseñado a partir de la idiosincrasia y cultura de la región; el tipo de organización, su misión y visión; la participación activa del personal y la comunidad; las capacidades institucionales; las amenazas de diferentes orígenes; el mapa de peligros múltiples y la consideración de otros aspectos que alimentan y guían el proceso. Se espera un crecimiento progresivo de las distintas fases, partiendo de un sencillo diagrama que nos permite conocer lo que se está desarrollando actualmente. Destacamos que para
dirigir un adecuado proceso de gestión del riesgo, se ha cumplido
con una primera etapa que estuvo enfocada hacia la información-comunicación
y sensibilización del personal de la municipalidad. En 24 áreas,
gerencias, direcciones y jefaturas, se efectuaron encuentros en los mismos
sectores de trabajo. Las reuniones se programaron agrupando sectores afines,
de acuerdo con el siguiente orden: Estas reuniones tuvieron como objetivo principal dar a conocer la implementación del proceso y estimular la percepción individual y colectiva de las vulnerabilidades en el área laboral. A tales efectos, los participantes elaboraron una serie de “mapas de riesgos”, en los cuales también consignaron las propuestas de solución. El diseño del cronograma de actividades se ha basado en prioridades que demuestran que la primera etapa de la implementación del proceso de gestión del riesgo debe estar centrada, ante todo, en la institución. El personal tiene que estar debidamente informado, sensibilizado y también capacitado para su autoprotección ante cualquier evento adverso. En estos momentos, varios equipos, conformados ad hoc, trabajan en la confección de planes de prevención y atención de emergencias, junto a otras acciones estipuladas en el cronograma. Las municipalidades, que son organizaciones que brindan servicio a la comunidad, necesitan estar preparadas adecuadamente desde una planificación integral, que les permita ser actores dinámicos y sinérgicos del sistema de prevención de riesgos y atención de emergencias. La organización, de este modo, incorpora nuevos valores para la protección de la vida, que luego se harán extensivos y multiplicados hacia la comunidad. Al tomar conciencia del significado profundo de la prevención de riesgos, podrán optimizar, por ejemplo, todo proyecto de desarrollo, de nuevas inversiones, de asistencia social, programas de capacitación comunitaria, mantenimiento de la infraestructura de servicios, mejoramiento de la calidad de vida y, por supuesto, la respuesta a cualquier situación de crisis derivada de amenazas naturales o antrópicas. El intendente de la municipalidad de Maipú, Adolfo Bermejo, ha adoptado como “política de Estado” este proceso de implementación de la gestión del riesgo, incluido en su plan de gobierno, atendiendo entre otras necesidades la de ir superando un modelo mental de emergencias hacia uno más previsor, participativo y sensible, que propicie en forma permanente la mitigación de riesgos. Por esto, el lema de la Municipalidad reafirma: “Juntos hacemos de Maipú el mejor lugar para vivir”. El compromiso es con el desarrollo sostenible, adhiriendo a los Objetivos del Milenio (OMD), promovido por la ONU, y apoyado por numerosos países y organismos internacionales. Para mayor información
contactar a: |
Anterior |
© ONU/EIRD |