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Campaña
Mundial para la Reducción de los Desastres 2006-2007
Como parte de las campañas, se han organizado varias actividades basadas en un tema diferente cada año; su propósito es crear una capacidad local y fortalecer un sistema de amplio compromiso (en el plano local, regional e internacional) para la reducción de los desastres. Este año existe una modalidad, la Campaña será bianual (2006-2007). Con el objetivo de
informar a las comunidades y asegurar su futuro, la secretaría
de la EIRD/ONU y sus socios consideraron que la educación sobre
el riesgo de desastres y las instalaciones escolares más seguras
debían constituir los dos temas principales de la Campaña
Mundial para la Reducción de los Desastres 2006-2007. Ésta,
titulada “La reducción de los desastres empieza en la escuela”,
tiene como fin informar y movilizar a los gobiernos, comunidades e individuos
para garantizar que la reducción del riesgo de desastres se integre
plenamente a los planes de estudio de las escuelas en los países
de alto riesgo y que los edificios escolares se modernicen para que puedan
resistir las amenazas naturales. La Campaña durará hasta
finales del 2007, pero continuará después bajo el auspicio
de la Década de UNESCO para la educación del desarrollo
sostenible.
El Día Mundial para la Reducción de los Desastres–11 de octubre de 2006 La Campaña Mundial para la Reducción de los Desastres, que se prolonga a lo largo de todo el año, culmina con el Día Mundial para la Reducción de los Desastres. Las Naciones Unidas fijaron el segundo miércoles de octubre de cada año como la fecha para destacar el tema de la reducción de los desastres alrededor del mundo. Este año será el 11 de octubre. La reducción de los desastres empieza en la escuela Cuando surge una amenaza natural, los niños representan uno de los grupos más vulnerables, especialmente los que asisten a la escuela al momento de producirse un desastre. El terremoto de Pakistán en octubre del 2005 —en el cual más de 16.000 niños perecieron cuando las escuelas se desplomaron— o los recientes deslaves que produjeron las inundaciones en la isla de Leyte en Filipinas —donde más de 200 estudiantes fueron enterrados vivos— representan sólo algunos de los trágicos ejemplos que señalan la necesidad de dedicar muchos más esfuerzos para proteger a nuestros niños antes de que se produzca un desastre. En todas las sociedades, los niños representan la esperanza del futuro. Como resultado, y debido a su vínculo directo con la juventud, se considera en todo el mundo que las escuelas son instituciones de aprendizaje para infundir valores culturales y transmitirles a las generaciones más jóvenes tanto el conocimiento tradicional como convencional. Por consiguiente, la protección de nuestros niños durante las amenazas naturales requiere de dos acciones prioritarias que, aunque distintas, son inseparables: la educación para la reducción del riesgo de desastres y la seguridad escolar. La inclusión de la educación sobre el riesgo de desastres en los planes de estudio de las escuelas primarias y secundarias promueve la concientización y una mejor comprensión del entorno inmediato en el que los niños y sus familias viven y trabajan. Con base en experiencias previas, sabemos que los niños que tienen conocimiento sobre los riesgos de las amenazas naturales desempeñan un importante papel cuando se trata de salvar vidas y proteger a los miembros de la comunidad en momentos de crisis. Cuando se produjo el tsunami de diciembre del 2004, la estudiante británica Tilly Smith logró salvar muchas vidas en una playa de Tailandia, puesto que instó a la gente a huir de la costa: sus lecciones de geografía en Gran Bretaña le permitieron reconocer las primeras señales de un tsunami. Al mismo tiempo, Anto, un joven de la isla indonesa de Simeulue, había aprendido de su abuelo qué hacer en caso de que se produjera un terremoto. Él y todos los otros isleños huyeron hacia tierras más elevadas antes de que el tsunami azotara la isla, y lograron así que todos los miembros de su comunidad, a excepción de 8, se salvaran. En la mayoría de las sociedades, además de su papel fundamental dentro de la educación formal, en tiempos normales las escuelas sirven como punto de reunión de la comunidad y para la conducción de actividades colectivas y, en tiempos de desastres, como hospitales improvisados, centros de vacunación y lugares de refugio. A pesar de ello, varios miles de millones de niños, tanto de los países en desarrollo como del mundo desarrollado, asisten a escuelas ubicadas en edificios que no pueden resistir la fuerza de la naturaleza. Debido a que la reducción del riesgo de desastres es tarea e interés de todos, le invitamos a unirse a la secretaría de la EIRD/ONU y a sus socios en esta campaña mundial. Juntos podemos ayudar a los niños a construir, con nosotros y para todos nosotros, un mundo más seguro. Las escuelas marcan la diferencia entre la desesperación y la esperanza. También pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Para mayor información
contactar a: El paquete informativo
de la Campaña se encuentra en las siguientes direcciones web:Español:http://www.unisdr.org/eng/public_aware/world_camp/2006-2007/pdf/WDRC-2006-2007-Spanish-fullversion.pdf |
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