El terremoto de México generó un mayor impulso para lograr que los hospitales sean seguros

El Hospital General de la Ciudad de México fue uno de los centros de salud que se derrumbaron durante el terremoto de 1985. (Fotografía: USGS)

Por Brigitte Leoni

CIUDAD DE MÉXICO, 22 de marzo de 2017 – El devastador terremoto de 8,1 grados que ocurrió en la Ciudad de México en 1985 fue un sombrío ejemplo del riesgo de desastres existente dentro del sector de salud, pero también impulsó lo que se transformó en un esfuerzo mundial para proteger los hospitales contra las amenazas.

Después de un sismo que duró 70 segundos, los daños generados redujeron la capacidad de los hospitales mexicanos a solamente 5 000 camas, sembrando así el caos dentro del sistema de emergencias en el preciso momento en que más se necesitaba.

Esta tragedia cobró la vida de 10 000 personas, lo que incluyó cientos de fallecidos debido a que no pudieron recibir atención médica, lo cual originó un desastre dentro de otro desastre.

Después del terremoto, México decidió realizar una revisión exhaustiva de sus complejos hospitalarios, tanto los que ya existían como los que se estaban planificando, a fin de velar que pudieran funcionar en caso de que ocurriera otro desastre. En este contexto, el país lanzó la “Iniciativa Hospital Seguro”.

El señor Felipe Cruz Vega, Secretario Técnico de esta iniciativa, afirmó que la misma “fue el resultado directo de lo que ocurrió en México en 1985 y en muchas otras partes de Centro y Suramérica, donde muchos hospitales han sido destruidos o resultan parcialmente afectados por algún desastre”.

El funcionario añadió lo siguiente: “La Iniciativa Hospital Seguro es más que simplemente la protección de los edificios hospitalarios. También se trata de velar por la integridad física y funcional de todos los hospitales y centros de salud bajo cualquier condición de emergencia, al igual que de cerciorarse de que sean accesibles y funcionen a su máxima capacidad inmediatamente después de que se produzca una amenaza”.

Esta iniciativa no solo busca proteger la infraestructura hospitalaria, sino también capacitar al personal para que responda y prevea situaciones de emergencia, a fin de que los hospitales puedan continuar funcionando cuando más se les necesita.

Al respecto, el señor Cruz Vega explicó lo siguiente: “Sabemos que la integración de principios relativos a los desastres en el diseño de cualquier hospital nuevo cuesta únicamente una inversión adicional del 6 por ciento, y así pueden ser seguros contra los desastres. Vale la pena invertir en una estructura que probablemente durará al menos 50 años”.

En 1996, México, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) firmaron un acuerdo sobre la protección de hospitales contra amenazas naturales. Y en 2005, durante la Segunda Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desastres, celebrada en Japón, México fue uno de los 168 países que se comprometieron a lograr que los hospitales fueran seguros en un plazo de 10 años.

En 2006, México también estableció el Comité Nacional de Evaluación, Diagnóstico y Certificación del Programa Hospital Seguro, el cual incluyó la participación de un amplio número de integrantes del proceso de reducción del riesgo de desastres. Este comité está compuesto por representantes de diversas instituciones, tales como Coordinación Nacional de Protección Civil, la Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social y otras organizaciones hospitalarias privadas y sociales.

Desde principios de 2006, se ha evaluado el riesgo en 939 hospitales de México y se han cerrado únicamente tres de estos debido a su falta de seguridad. Uno se cerró por estar construido en un terreno inestable, mientras que el cierre de los otros dos obedeció a que presentaban fallas estructurales.

El señor Cruz Vega afirmó que “actualmente estamos mejorando el programa para que todos los hospitales puedan adaptarse al cambio climático y también puedan integrar nuevas tecnologías ecológicas, diseños bioclimáticos y sistemas que sean eficientes y ahorren energía, a fin de que estos hospitales puedan ser tanto ecológicos como resilientes”.

El funcionario explicó que “por ejemplo, hemos construido algunos nuevos hospitales ecológicos, uno de ellos en Tamaulipas, el cual consume un 11,25 por ciento menos de electricidad, un 36,70 por ciento menos de agua y un 52,70 por ciento menos de gas. El hospital está construido de conformidad con los códigos de construcciones antisísmicas, cuenta con amplias zonas verdes para los pacientes y utiliza la mayor cantidad posible de luz natural. Si bien el hospital está ubicado en una de las partes más peligrosas de México en términos de seguridad, este es un edificio seguro y lo reproduciremos en muchas otras partes de México”.

El asunto de la resiliencia dentro del sector de salud y las infraestructuras seguras será uno de los muchos temas que se abordarán en mayo próximo, cuando se celebre la próxima sesión de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres en Cancún, México. La protección de  infraestructura esencial es una de las metas principales establecidas en el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, un plan de 15 años de duración que se adoptó en 2015.

Enlaces realcionados

Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2017

Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres

 

 

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