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Estudio
de vulnerabilidad estructural por amenaza sísmica en un sector
de la Ciudad de Guatemala Introducción Guatemala es un país que ha sido afectado drásticamente por los terremotos a lo largo de la historia. En 1541, un terremoto destruyó la ciudad capital ubicada en el valle de Almolonga, conocida actualmente como Ciudad Vieja, en el departamento de Sacatepéquez, y obligó su traslado hacia la ubicación que tiene actualmente la ciudad de Antigua, también en el mismo departamento, ciudad que también fue destruida en 1773 por los sismos conocidos como Terremotos de Santa Marta, obligando su traslado en 1775 al lugar que ocupa actualmente la ciudad de Guatemala, la cual también ha sido drásticamente afectada por terremotos en 1830, 1917, 1942 y 1976, siendo el último evento citado el más reciente, provocando 3,370 muertes, 16,349 heridos y 60,788 viviendas destruidas sólo en el departamento de Guatemala, con un saldo total de 23,000 muertos, 77,000 heridos y 258,479 viviendas destruidas en todos los departamentos afectados. En función de evitar que los terremotos sigan impactando drásticamente a la sociedad guatemalteca, ha surgido la iniciativa de evaluar la vulnerabilidad estructural de las ciudades del país a través de la colaboración de estudiantes de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de San Carlos que estén interesados en el tema y dispuestos a desarrollar este tipo de estudios como trabajo de graduación previo a obtener el título que les acredite el grado de licenciatura en Ingeniería Civil.
El estudio piloto Actualmente se ha desarrollado el primer estudio en un área de 888,450.47 m2 en un sector de la zona 3 de la ciudad de Guatemala, cuya localización puede verse en la figura 1. Este sector se escogió para realizar el estudio piloto debido a que es una de las áreas más populosas de la ciudad, la cual presenta una diversidad interesante de situaciones geográficas, geológicas y económicosociales, en la cual existen aún una gran cantidad de estructuras de adobe, se desarrollan constantemente construcciones empíricas y fue una de las áreas de la ciudad que sufrieron mayor impacto en el terremoto del 4 de febrero de 1976. La metodología utilizada, considera los estudios de amenaza sísmica y peligros geológicos que existen en el país. La evaluación de las estructuras está basada en el manual ATC-21, Rapid Visual Screening of Buildings for Potential Seismic Hazards, que es la base del capítulo 7 de la Norma Recomendada NR-6 para Guatemala sobre la disminución de riesgos y rehabilitación de estructuras, desarrollada por la Asociación Guatemalteca de Ingeniería Estructural y Sísmica (AGIES). La norma NR-6 está siendo utilizada por la Secretaría de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia para evaluar Edificios del Estado, especialmente hospitales públicos, y en el estudio se utilizó el mismo criterio.
Se desarrolló un programa de computadora llamado Evaluación, el cual fue diseñado para manejar toda la información obtenida en las boletas de evaluación y procesarla, con lo que se calculó el número potencial de muertos, heridos y las pérdidas económicas potenciales en valor monetario, para lo que se considera el uso de la estructura, su área construida, el costo de la estructura por unidad de área construida, el número de habitantes, la probabilidad de que la estructura esté ocupada, peligros en colindancias, peligro no estructural y la vulnerabilidad de la estructura denotada por su calificación final. El programa puede realizar estos cálculos y generar reportes de las evaluaciones especificadas en orden correlativo, y se espera que siga siendo utilizada para que el estudio tenga un criterio unificado. Para un sismo con aceleraciones del suelo iguales o mayores a 0.3g se puede esperar, en el sector evaluado, un número potencial de muertes de 2,037 personas, un número potencial de heridos de 1,077 personas y las pérdidas materiales podrían alcanzar un costo de reposición de Q.149,517,368.34 (quetzales), equivalentes a US$ 19,417,840.04, pues de 1,438 estructuras evaluadas dentro del sector, se encontraron 558 estructuras de mampostería no reforzada de adobe, lo que constituye el 38.8% del total de las estructuras, se detecta el fenómeno de la autoconstrucción en el 85.0% de las estructuras y un 10.0% del total de las estructuras evidencia rasgos de construcción empírica que aumenta su vulnerabilidad estructural. Se cuenta en el país con algunos estudios de microzonificación sísmica, pero la respuesta del suelo a los sismos aún no se conoce a cabalidad, por lo que el estudio puede tener diferencias con la realidad que se presente al ocurrir un terremoto; además el índice de vulnerabilidad cambia constantemente debido a las distintas remodelaciones y ampliaciones que se realizan diariamente a las estructuras en la ciudad. Si a esto le agregamos la particularidad de nuestra tipología estructural en relación con la adaptación del método y que no contamos con estudios suficientes para establecer una correlación entre el daño sufrido en estructuras en eventos pasados y las pérdidas provocadas, la incertidumbre es aún más grande, pero el objetivo es no quedarse de brazos cruzados esperando que el próximo terremoto que haya en el país implique grandes pérdidas para nuestra sociedad y nuestra economía, sino empezar a utilizar un instrumento para evitar el daño hasta donde sea posible, aunque sea necesario afinarlo en el futuro.
La idea se ha lanzado, y el proyecto ha empezado a caminar, incluso se está implementando en Quetzaltenango, la segunda ciudad más importante del país, a través del Centro Universitario de Occidente de la Universidad de San Carlos (CUNOC); pero es necesario incentivar aún más la participación de estudiantes y el surgimiento de nuevas ideas y aplicaciones de las evaluaciones que se realicen en coordinación con entidades que trabajan en función de la reducción de desastres, los cuerpos municipales encargados en el país de la aprobación de proyectos de construcción, las distintas unidades de salud y la población en general, con el objetivo de que la evaluación no se quede solo en el conocimiento de nuestra vulnerabilidad, sino que se logre el desarrollo de planes y medidas de mitigación.
Ing. Francisco
Arrecis Sosa Ing. Omar G.
Flores B.
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