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Internacional para la Reducción de Desastres América Latina y el Caribe |
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Grupos impulsores de gestión de riesgos: una estrategia para incorporar a la sociedad civil en las plataformas nacionales de reducción de riesgos de desastres en los países en desarrollo. Introducción No cabe duda que en los últimos años ha existido un incremento de eventos generadores de desastres, varias investigaciones y estudios respetables lo evidencian pero es más preocupante la tendencia de nuevos desastres que ocurrirán en los próximos años, sus impactos y efectos en la vida, el ambiente y la economía, especialmente en los países en desarrollo o emergentes. Para el año 2050 se calcula que el costo mundial de los desastres de origen natural superará los 300 mil millones de dólares norteamericanos anuales (EIRD-ONU, 2001). Por otro lado, la vulnerabilidad sigue en muchos casos sin ser integralmente estudiada dada su alto nivel de cambio en el corto plazo que es solo captada en proyecciones. Asimismo, los modelos de vida vigentes, hacen que la percepción del riesgo y la memoria colectiva de lo que antes eran signos de "alerta" sean inexistentes, frágiles o están en proceso de perderse en el tiempo. El mayor hito en el último decenio ha sido, sin lugar a dudas, reconocer que los desastres son "parte de una inadecuada planificación del desarrollo" y lograr la incorporación de los actores del desarrollo en la reducción de riesgos de desastres, como debió ser desde años atrás, lo cual ha ocasionado necesarias adecuaciones de las instituciones responsables de la protección y la seguridad, pero aún en una fase inicial y con limitaciones que deben ser superadas durante este decenio. Frente a estos futuros escenarios, ¿cómo debemos de involucrarnos los que asumimos una responsabilidad en la reducción de los riesgos de desastres? no solamente desde los gobiernos, sino desde las agencias internacionales de cooperación, instituciones financieras y otros sectores; buscando en un mayor grado, compromisos de acción desde la sociedad civil, conformada no solo por las autoridades sino, en forma más trascendente por los hombres y mujeres que viven el día a día, no sólo con los riesgos, también con problemas estructurales y presiones dinámicas en aumento. Kobe y los retos La Conferencia Mundial sobre la Reducción de Desastres (CMRD), sin lugar a dudas logró sus objetivos, los que participamos de igual forma evidenciamos que muy pocos actores locales estuvieron presentes, y al mismo tiempo apreciamos cómo existieron espacios para que el mensaje de estos actores estuviera presente, fue el caso de un pronunciamiento firmado por más de un centenar de instituciones nacionales de Latinoamérica que hicieron públicas sus propuestas para ser consideradas en el mensaje de Hyogo. Ahora el "Marco de Acción de Hyogo 2005-2015: aumento de la resiliencia de las naciones y de las comunidades ante los desastres" (EIRD, 2005), nos brinda un conjunto de acciones que deben implementarse. Y es a partir de esta referencia, que debemos abocarnos a su difusión y en función de las capacidades locales, estructurar un plan de acción para que la sociedad civil incorpore este compromiso en el próximo decenio; articulado, concertado y coordinado con los niveles nacional, regional e internacional inclusive. El Marco de Hyogo, debe er llevado al ámbito comunitario, a fin de involucrar al mayor número de actores locales y generar iniciativas, para evitar permanecer con el Marco de Acción solo en el nivel nacional o regional. Por lo tanto, podemos facilitar la articulación de los procesos que se vienen dando a escala nacional, con los procesos que se están generando, acumulando y convirtiendo en oportunidades de cambio en los niveles locales. Si imaginamos cómo se vienen dando los procesos en el tema de reducción de riesgos de desastres, podemos percibir que existen esfuerzos en tres niveles, pero en donde predomina un mayor desarrollo es justamente en el local, con las limitaciones que se tienen. Es probable que no existan espacios propios de la sociedad civil en los niveles nacional, regional y local, que faciliten la generación de análisis y la formulación de propuestas en la temática de reducción de riesgos para el desarrollo, que estén al mismo tiempo, integrados a esfuerzos de incidencia sobre las estructuras de decisión. Por lo cual, habría que facilitar la existencia de estos espacios de la sociedad local, regional y nacional para que se integren a instancias como las Plataformas Nacionales de Reducción de Desastres promovidas por la EIRD de las Naciones Unidas. Grupos impulsores de gestión de riesgos, espacios de reflexión y de propuesta de la sociedad civil En América Latina, venimos viviendo cambios muy significativos desde los actores locales quienes se organizan en temas sociales, económicos, culturales, ambientales y políticos para exigir el respeto a sus derechos y a su dignidad humana cuando estas se encuentran en peligro. En cada país se puede evidenciar diferentes formas de expresión de este tipo de organización: mesas nacionales, foros, coordinadoras, plataformas, redes entre otros, modelos para diferentes ejes temáticos relevantes y claves para asegurar que la voz de los actores locales y de las minorías excluidas sean adecuadamente escuchadas e integradas en las decisiones políticas. Bajo esta tendencia, ¿cómo lograr crear un espacio de instituciones nacionales de la sociedad civil, que logre un vínculo común para trabajar en la reducción de riesgos de desastres, sin que se pierda en una iniciativa más de las que han emergido y acabado antes de haber contribuido a lograr cambios en la vida de un país o de cerrarse solo a un grupo o de responder a otros intereses? A continuación, deseamos compartir algunas ideas que pueden ser modificadas en función de los contextos pero, que tiene como misión, el facilitar procesos nacionales desde experiencias locales, que permitan la incorporación de la gestión de riesgos de desastre en las actividades de inversión y desarrollo dirigidas a las comunidades más vulnerables; así como apoyar acciones de incidencia para la modificación de políticas y prácticas que permitan la reducción del riesgo de desastres en contextos de desarrollo. En ese sentido, es necesario mencionar que el espacio impulsor debiera ser integrado, inicialmente, por Organismos No Gubernamentales nacionales e instituciones de la sociedad civil inmersas en el trabajo de desarrollo local y humanitario, y a partir de ahí, integrar a más actores de diferentes sectores y organizaciones (sociales, educativas, científicas, económicas, entre otros). Algunas actividades generales que se plantearían desde este espacio son: � El desarrollo de capacidades para construir un esquema conceptual nacional y abrir el tema a los actores locales, regionales y nacionales. � La conformación de espacios locales de gestión de riesgos donde la sociedad civil pueda, desde sus diferentes ámbitos: analizar, diseñar, elaborar propuestas y planificar acciones que permitan la incorporación de la reducción de riesgos de desastres en las políticas vigentes. � Vincular su trabajo con los esfuerzos de las instituciones integrantes del Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres (antes Defensa Civil) y con las encargadas de la planificación del desarrollo de los países. � Apoyar la generación de propuestas conjuntas que puedan ser financiadas por agencias internacionales e implementadas en coordinación con instituciones gubernamentales. � Generar espacios para el diseño y ejecución de campañas de sensibilización para la reducción del riesgo de desastres. � La realización de proyectos participativos de
gestión de riesgos que sirvan de evidencia del vínculo
de los desastresen el desarrollo sostenible. Esta instancia social debe ser un espacio participativo y democrático de un "grupo gestor" que trabajará en la formulación de estrategias y generación de propuestas de políticas de desarrollo que integren la gestión de riesgos considerando la realidad nacional, las políticas vigentes, la descentralización, las especificidades de cada región de un país y las condiciones de vulnerabilidad imperantes, con un enfoque de equidad y derechos. Así también, la articulación de acciones humanitarias en casos de desastres. El espacio impulsor de gestión de riesgos deberá ser una instancia autónoma y definir sus propios procedimientos de funcionamiento. Su accionar estará cimentado en un trabajo de RED. Para el logro de sus metas, deberá fortalecer capacidades e integrar a las mujeres y hombres de las comunidades para generar compromisos con sus gobiernos local, regional y nacional. Proyectar no solo espacios de difusión, discusión y de relaciones, sino de participación proactiva y consensuada. Al existir en el mundo redes emergentes en el tema de reducción de riesgos de desastres funcionando y en una fase de interacción con otras regiones, la vinculación de ellas mejorará el intercambio de experiencias y de estrategias de acción. Al momento existen redes en Asia y Centroamérica que están teniendo buenos resultados. Por lo que, facilitar la formación de una Red Latinoamericana de Gestión de Riesgos de Desastres desde la sociedad civil, que trascienda a los países y se una al movimiento global, puede mejorar el actuar de la sociedad civil en las Plataformas Nacionales para la Reducción del Riesgos de Desastres en los países, logrando aportar un primer reto, para este nuevo decenio que empezó en Kobe. En otras palabras, estaremos abocados a lograr que desde los espacios locales de gestión de riesgos de desastres se consoliden espacios nacionales que se relacionen con los espacios regionales con el fin de conformar una red global para el logro del Marco de Acción de Hyogo y de las Metas del Milenio. Para
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