Por: UNDRR – Las Americas
LIMA, Perú, 23 de Septiembre de 2016 - La aplicación del Plan de Contingencia Fenómeno del Niño 2015, sumada a la moderada intensidad del último fenómeno, ocurrido entre febrero de 2015 y mayo de 2016 aproximadamente y en el que se registraron al menos 20 muertos y unos 8.700 damnificados, permitió una reducción importante de pérdidas humanas y económicas en Perú, con respecto a los “Meganiños” de 1982/83 y 1997/98, en los que perecieron más de 9.300 personas y se calcularon pérdidas equivalentes al 11,6% y 6,2% del PBI anual respectivamente.
Perú es uno de los 20 países más vulnerables al cambio climático al estar en una zona de montañas tropicales y gran diversidad de ecosistemas. Las altas temperaturas, sequías, heladas y precipitaciones abundantes han afectado la economía del país y han sido causales de graves pérdidas humanas y materiales, así como del desplazamiento de comunidades. Ante estas complicaciones, el Estado peruano ha desarrollado una serie de políticas y planes nacionales que incluyen una perspectiva ambiental y climática.
En los últimos años, el Estado peruano se ha encargado de diseñar e implementar nuevas medidas de gobernanza que integren la prevención climática y ambiental en las políticas de desarrollo. Se destacan así el Plan de Contingencia y Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres PLANAGERD 2014-2021; en los cuales se fijan lineamientos de acción ante posibles amenazas climáticas y establecen directrices generales para la gestión del riesgo de desastres.
“Los planes de contingencia se formulan con anticipación a la ocurrencia del evento peligroso, son las herramientas que permiten ejecutar acciones con anterioridad, con la finalidad de mitigar sus efectos dañinos“, explica la Secretaría de Defensa Civil y Gestión del Riesgo de Desastres de Perú. Siendo así, desde 2014, el gobierno y comunidades peruanas se esforzaron por realizar una serie de actividades de limpieza de techos, construcción de muros de contención e identificación de viviendas en malas condiciones. Por su lado, el Ministerio de Educación aseguró la entrega de 2.000 aulas prefabricadas en regiones de emergencia, en 2015 y 2016, y dictaminó cambios en las jornadas escolares que permitieran asegurar las horas efectivas de clase.
Para el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú -SENHAMI-, incluir las condiciones climáticas como variables de estudio en la toma de decisiones en las áreas social, política y económica, implica entender, anticipar y adaptarse a la variabilidad climática, a fin de aprovechar sus aspectos positivos el impacto de posibles desastres que podrían producirse. Es así que desde el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD) peruano se ha realizado un esfuerzo por fortalecer y difundir el conocimiento relacionado al comportamiento del tiempo y el clima; mientras que el SENHAMI, lidera una estrategia para generar y gestionar conocimiento sobre El Niño.
El Niño es sin duda una de las principales amenazas naturales en Perú, sin embargo “no todas las anomalías climáticas que se producen durante El Niño son atribuibles al fenómeno, ya que éstas pueden ser parte de otras formas de variabilidad natural”, explica el SENHAMI. El fenómeno afecta sobre todo el norte del país, mientras que en las zonas montañosas del sur son comunes las heladas, aludes e inundaciones. De ahí que los proyectos y políticas se coordinen para responder y prevenir las diferentes amenazas en la integralidad del territorio peruano.
“El cambio climático no es sólo una cuestión ambiental, es una cuestión económica fundamental y necesita soluciones financieras", afirmó la exresponsable de la ONU para el cambio climático Christiana Figueres. Es así que el Estado peruano se ha esforzado por brindar el asesoramiento adecuado a los sectores productivos y por fortalecer la capacidad de respuesta del país frente a los riesgos asociados a la variabilidad climática. A las iniciativas mencionadas se suman las acciones dirigidas a construir comunidades resilientes para fortalecer su capacidad de responder a desastres, reducir las condiciones de riesgo y adaptarse al cambio climático.
Las políticas y proyectos en Perú, con una perspectiva ambiental y climática, se alinean con las cuatro prioridades del Marco de Sendai y destacan un esfuerzo común por parte de las instituciones gubernamentales, la sociedad científica y la ciudadanía por promover la comprensión del riesgo y fortalecer la resiliencia en las comunidades. Se espera con estos esfuerzos permitir la adaptación y preparación a las amenazas naturales. “Los países andinos son centros demostrativos para evaluar la aplicación de tecnologías y métodos para prevenir, mitigar y adaptarse a los diferentes aspectos que comprende este fenómeno, que ha sido acelerado e intensificado por la actividad humana”, explica la Secretaría General de la Comunidad Andina al referirse al cambio climático.
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