Por Patrick Fuller
El barrio de La Isla contrasta con la imagen de las playas paradisiacas que los turistas disfrutan en República Dominicana. La Isla es uno de los muchos asentamientos ilegales de Santo Domingo Este, municipio ubicado al este de la capital del país. Esta extensa comunidad de 300 viviendas fue construida sobre empinadas laderas que descienden hasta los márgenes del río Ozama. El río divide la ciudad en este y oeste. Sus aguas están muy contaminadas, en gran parte debido a los desechos producidos por las comunidades que viven a sus orillas.
Juan Carlos de los Santos es el ex presidente de la asociación de vecinos de La Isla. "Cuando llovía, se formaban cascadas en la ladera. Se podían producir deslizamientos de tierra y casas enteras estaban en peligro. Siempre había inundaciones", dice.
El año pasado, el municipio de Santo Domingo Este intervino con la construcción un desagüe pluvial de 400 metros que canaliza las lluvias estacionales directamente hasta el río. Ahora, las pérdidas por desastres en la comunidad han sido reducidas.
Con una población de 891 952 habitantes, Santo Domingo Este es uno de los municipios más grandes y poblados del país. Se estima que el 45 % de la población está en riesgo de inundación todos los años y que el 37 % vive en áreas costeras amenazadas por tsunamis. Gran parte del municipio está a baja altitud y la cantidad de lluvia recibida cada año excede la capacidad de absorción de la ciudad, con una infraestructura de drenaje subdesarrollada.
La Dirección de Planeamiento Urbano ha comenzado a mapear los riesgos en la ciudad de acuerdo con su nuevo plan de acción para la reducción del riesgo de desastres (RRD), desarrollado con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) bajo la iniciativa "Desarrollando Ciudades Sostenibles y Resilientes", financiada por la Comisión Europea.
"Hemos identificado 17 áreas vulnerables de la ciudad que comparten tres características: su vulnerabilidad a los deslizamientos de tierra, su vulnerabilidad a las inundaciones y su pobre infraestructura de drenaje", explica Isidro Romano, director de la Dirección de Planeamiento Urbano del municipio.
Los técnicos de la Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial colaboran con el equipo de desarrollo urbano para obtener una imagen clara de la zonificación en la ciudad a fin de regular la habilitación de zonas para la construcción de viviendas y priorizar el desarrollo y la inversión en infraestructura de drenaje donde más se necesite.
Se cree que casi el 50 % de las construcciones de Santo Domingo Este son ilegales, una cifra que evidencia que demasiadas personas se hallan viviendo en zonas inseguras. El barrio de La Barquita está situado en una de las zonas más bajas de la ciudad. Durante la temporada de lluvias, gran parte de la población local vivía en un estado de alerta constante debido a la amenaza de inundaciones. En la actualidad, el municipio ha reubicado a 2 600 familias en bloques de apartamentos localizados en zonas más seguras. Gran parte de la superficie de La Barquita se ha recuperado y transformado en zonas verdes para disfrute de la población local.
"Antes de comenzar a trabajar en el plan, la reducción del riesgo de desastres era un concepto nuevo para la mayoría de las personas que trabajan en el municipio y para el público en general", explica Luisa Taveras, punto focal de la iniciativa "Desarrollando Ciudades Sostenibles y Resilientes". Taveras se encarga de crear una oficina municipal de RRD para supervisar la implementación del plan de acción municipal de RRD.
Uno de los objetivos es desarrollar y mejorar el conocimiento y la comprensión de la RRD. Se ha creado una biblioteca digital de recursos sobre "conocimiento del riesgo" albergada en el sitio web de la municipalidad con recursos e informes producidos por organizaciones muy diversas sobre temas relacionados con el cambio climático.
Para mejorar sus conocimientos e integrar el riesgo de desastres en la planeación de la ciudad, también se ha previsto crear una base de datos utilizando Desinventar, una metodologia que cuenta con una herramienta digital para el registro de información histórica y datos sobre pérdidas por desastres.
Al evaluar el nivel de resiliencia de la ciudad ante los desastres, se valoró la rápida respuesta de los servicios de emergencia a las emergencias locales. Pero también se criticó que la coordinación y la comunicación entre agencias seguían siendo insuficientes. Uno de los mayores logros del desarrollo del plan de RRD es que ahora, las diferentes direcciones saben cuál es su función, lo cual ha servido de punto de partida para un enfoque más unificado de la respuesta a desastres.
"Antes nos limitábamos a reaccionar ante los desastres, cada institución trabajaba por su cuenta sin un verdadero plan", relata Rodolfo Castilla, del servicio de salud del municipio. "Cuando había inundaciones graves, los bomberos no siempre sabían a dónde evacuar a las personas, pero ahora trabajan más de cerca con equipos de defensa civil y salud que proporcionan alimento, refugio y atención médica a los evacuados."
El desarrollo del plan de RRD supuso una oportunidad única para reunir a una vasta muestra representativa de entidades nacionales para trabajar junto con la Municipalidad, entre las cuales figuran: el Centro Nacional de Sismología, la Oficina Nacional de Meteorología, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado y el Ministerio de Obras Públicas.
Hugo Ramón Sánchez preside el Radio Club Dominicano, una red de radioaficionados de todo el país, que ayuda a mejorar las comunicaciones entre los servicios de emergencia de Santo Domingo Este mediante la instalación de una red de radio VHF que conecta a los voluntarios de defensa civil de todo el municipio con el Ayuntamiento y otros miembros de los servicios de emergencia.
"En momentos de desastres es de vital importancia mantener los canales de comunicación. Las comunicaciones de telefonía celular se ven a menudo interrumpidas, mientras que la radio sigue siendo la forma más confiable de recopilar y compartir información", explica Sánchez.
La participación de la comunidad es una de las prioridades municipales más acuciantes. "Nuestro compromiso con las comunidades solía limitarse básicamente a la interacción posterior al desastre. Ahora, el objetivo es lograr que la población sepa lo que tiene hacer, antes, durante y después de un desastre", añade Luisa Taveras.
Son 535 los grupos comunitarios identificados en los barrios de Santo Domingo Este. Cada uno de estos grupos cuenta ahora con una persona designada como punto focal que se encarga de la comunicación con el ayuntamiento en temas de RRD. El municipio ha organizado dos simulaciones de terremotos en áreas vulnerables de la ciudad que han implicado la participación del vicealcalde, ONG locales, los bomberos y el ejército. También se llevan a cabo en las escuelas simulaciones mensuales y sesiones educativas sobre prevención de desastres.
Para el alcalde Alfredo Martínez, el principal desafío es involucrar a la población. "La reducción del riesgo de desastres consiste en evitar que las personas vivan en áreas de alto riesgo, pero también en comunicar nuestro plan a la población local y asegurarnos de que todos estén comprometidos al cien por cien. Queremos que todo el mundo colabore conjuntamente en la prevención de riesgos."
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