Luis Burón B. 
          UNDRR - Las Américas y el Caribe
        CIUDAD DE PANAMÁ, Panamá - El sector  empresarial nunca más será igual. La pandemia de COVID-19, en su avalancha  transformadora -y demoledora-, ha supuesto un cambio tremendo en todas las  facetas de la construcción social, siendo la empresa privada uno de los  protagonistas del nuevo futuro que se comienza a cimentar a partir de ahora.
        Mientras que al sector público le ha tocado  fortalecer y ampliar sus programas, políticas y coberturas, la empresa privada,  desde una perspectiva general, ha tenido que transitar por el camino contrario:  frenar su crecimiento, disminuir su personalidad y, en algunos casos,  simplemente cerrar. 
        "La crisis del COVID-19 ha generado un cambio  de paradigma total del sector privado, desde la forma de hacer negocios, la  modalidad de trabajo, el encadenamiento y trabajo con proveedores, hasta la  movilización de sus colaboradores", asegura Elizabeth Venegas, directora de  Dimensión Ambiental de la Alianza Empresarial para el Desarrollo de Costa Rica,  quien añade que la sorpresiva rapidez de propagación del virus sobrepasó los  planes de atención y de continuidad que tenían la mayoría de las empresas  costarricenses. "En los planes no teníamos contemplado una pandemia".
        Sin embargo, la capacidad de respuesta del  sector privado, dice Venegas, ha sido clave para hacerle frente a la  emergencia. "La crisis del COVID-19 ha incrementado la capacidad del sector  privado de innovar en el eje de sostenibilidad para atender de la manera más  pronta y oportuna la situación actual de la pandemia. Este sector ha dirigido  sus esfuerzos a velar por la seguridad de sus colaboradores, generando medidas  en temas de prácticas laborales, cadenas de valor, comunidad y bienestar de los  colaboradores. Sin embargo no se puede perder de vista que el 90% del sector  privado está formado por micro, pequeñas y medianas empresas que les ha  correspondido tomar medidas extremas para poder dar continuidad a su negocio",  afirma la ejecutiva.
        "Todos los sectores debemos ser más  contundentes al evaluar la respuesta y hacer hincapié en que lo que debemos de  evaluar constantemente no solo es la capacidad de respuesta, sino las medidas  de prevención y preparación que tenemos de manera articulada desde el sector  privado", expresa Martha Herrera, Presidenta de la Red ARISE MX, el eslabón  mexicano de la Alianza del Sector Privado para Sociedades Resilientes ante  Desastres (ARISE), una red regional de cooperación entre la iniciativa privada  y el sector público cuya meta es implementar políticas públicas para  desarrollar protocolos de reducción de riesgos. 
        ESFUERZO DE COLABORACIÓN
        La pandemia de COVID-19 cambió las reglas del  juego. Los gobiernos se vieron obligados a implementar medidas complejas que  afectan directamente su gestión económica. Es la única forma de salvar vidas.  Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)  calcula que al final de la pandemia habrá una contracción de 5.3% en la  economía de la región, lo que se traducirá en 38 millones de nuevos  desempleados y 29 millones de nuevos pobres.  
        Un escenario que exige un proceso de  adaptación constante y diverso por parte del sector privado. "La pandemia  reconfigurará al mundo entero y a todos los sectores. Es claro que tendremos  que reinventarnos", explica Herrera.
        "Esta crisis ha enseñado al sector privado un  nuevo paradigma de trabajo, generando nuevos retos y oportunidades en sus  negocios y su capacidad de resiliencia; nos ha enseñado que quien no se adapta,  se queda rezagado", asegura, por su parte, Venegas. 
        El Marco de Sendai para la Reducción del  Riesgo de Desastres (2015-2030) define claramente la articulación colaborativa  entre los actores públicos y privados para aumentar la resiliencia de las  empresas ante los desastres, así como establece la necesidad de aumentar las  inversiones resilientes. Desde esa base surgen, entonces, las 18 redes  nacionales y las 2 regionales de ARISE, que se han movilizado de forma  eficiente para mitigar -dentro de las posibilidades- el impacto de la pandemia  en las economías empresariales.
        Anthony Batista, encargado de Gestión de  Riesgo y Cambio Climático de EcoRed, señala que algunas de las medidas  aplicadas en República Dominicana fueron nuevos horarios para cumplir con el  toque de queda, se habilitaron contenedores con dormitorios para personal  clave, se extendieron periodos de pago, se eliminaron comisiones y se redujeron  precios. "La mayoría ha debido improvisar, sin mucho tiempo para pruebas o  reflexiones. Mantener funcionando la economía en situaciones como la que nos  aborda podría superar a muchos, pero todos han respondido de manera eficiente",  indica. 
        El escenario supuso, al mismo tiempo, que el  sector privado ensayara nuevas relaciones con su entorno. Con el Estado, en  casi todos los países, ha robustecido su papel en la toma de decisiones y de  estrategias a implementar.
        "En Dominica, por ejemplo, el sector privado  apoya al gobierno de cualquier forma que le sea posible: construcción,  hospedaje para pacientes, incluso dando recomendaciones sobre medidas fiscales.  También hay una disposición de obedecer al gobierno sobre las medidas de  distanciamiento físico, horarios a cumplir, en fin, de todas las exigencias  sanitarias correspondientes", dice Lizra Fabien, Directora Ejecutiva de la  Asociación de Industria y Comercio de Dominica y Presidenta de la Red de  Cámaras de Comercio del Caribe (CARICHAM), quien añade que la magnitud del  impacto económico de la pandemia en el Caribe aún no ha sido determinada. 
        El sector privado ha tenido también que  diversificar -y fortalecer- su relación con la comunidad. No solo con las  colaboraciones que presta para la recolección de fondos y donaciones, apoyo en  labores logísticas o de comunicación sobre las medidas, sino que en muchos  casos han cambiado su producción: una empresa de licores fabrica ahora gel  alcoholado, negocios de ropa y calzado deportivo ahora fabrican mascarillas y  otros implementos sanitarios, empresas alimentarias donan platos de comida y  hasta una empresa de cemento donó en varios países sus camiones para limpiar y  sanitizar las calles. "Nuestros esfuerzos como comunidad y participación de la  ciudadanía es lo que logrará el cambio", asegura Herrera, de ARISE MX.
        La región, además, cuenta con una gran  ventaja, según Raúl Salazar, jefe de la Oficina de Naciones Unidas para la  Reducción del Riesgo de Desastres, Oficina Regional – Las Américas y El Caribe  (UNDRR). "Tenemos el desarrollo consolidado de alianzas y redes del sector  privado", aseguró Salazar, quien añadió que "la región avanzará de  forma positiva porque tenemos la estructura, la voluntad y el conocimiento  previo". 
        LA SENDA DEL FUTURO
        Lizra Fabien es enfática sobre los cambios que  se implementan en la construcción de un nuevo futuro empresarial: "los negocios  han implementado nuevas políticas, han creado estrategias para la reducción del  riesgo. Antes de esto no teníamos nada para contrarrestar amenazas biológicas,  ahora sí, y sirve para fortalecer nuestras prácticas".
        "Fortaleceremos instituciones, mecanismos y  medios a todo nivel. Aumentaremos la resiliencia ante las amenazas. Cuando las  aguas vuelvan a su cauce, las empresas se enfocarán en enfrentar este tipo de  crisis con mayor eficiencia y en el menor tiempo posible", reflexiona Batista.
        "Desde el sector privado se tiene que dar un  fortalecimiento de los sistemas de gestión de riesgos, dando mayor prioridad a  los riesgos de carácter antropogénicos, naturales y tecnológicos. Es verdad que  en años anteriores se empezaba a dar juego al riesgo tecnológico y ciertos  riesgos naturales en grandes empresas, sin embargo, las Pequeñas y Medianas  Empresas cuando mucho contaban con el programa de protección civil que no  incluía ni este tipo de pandemias ni riesgos tecnológicos que no representan un  potencial daño a la integridad física de los empleados, pero sí representan un  daño a la integridad de la operación de la empresa.  Esperamos que esto sea una llamada de  atención para actualizar los sistemas que facilitan la continuidad operativa de  las organizaciones, sabiendo que sin las mismas, la vida de la organización es  incierta", reflexiona Herrera
        La Presidenta de la Red ARISE MX, además,  considera que las acciones aplicadas en este tiempo de crisis serán  fundamentales para la reactivación económica una vez inicie el proceso de  aislamiento. "Si durante la contingencia fortalecemos nuestros lazos de  colaboración con nuestros grupos de interés, las organizaciones ganarán aún  mayor credibilidad y en muchos casos se revalorizará su papel como aglutinador  y facilitador.  La articulación multisectorial  es vital para lograr un impacto mayor y certero. La cooperación multisectorial  deberá seguir muy activa en la etapa de recuperación con la finalidad de  generar medidas adecuadas a la situación de cada ciudad y evitar desempleo y  una mayor desigualdad", indica. 
        Prepararse para reconstruir mejor, en  definitiva, es la estrategia que se impone en el camino resiliente del futuro,  en el nuevo camino del sector empresarial.
         
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          INFOGRAFÍA
        