Foto: © J. J. Trelles
Durante la última década, hemos centrado el enfoque de nuestras investigaciones en el desarrollo de metodologías tendientes a aportar los elementos cognoscitivos necesarios para el desarrollo de efectivas estrategias de prevención de desastres en nuestro país, cumpliendo así, con la misión del CITMA, ante el sistema nacional de Defensa Civil.
Nuestra estrategia se sustenta en un modelo prospectivo, donde se reconocen los Estudios de Escenarios Predesastres, (EPD), como elementos básicos para la Gestión Integral del Riesgo a nivel local, (GIRL), y ambos son definitorios en la adopción de las Estrategias de Gestión del Riesgo de Desastres. (Guasch, 2006).
En el caso de Cuba, se trabaja hoy a partir de la Gestión del Conocimiento en lograr dos objetivos superiores en el campo de la desastrología, el primero, el pronóstico de los desastres, (a través de los EPD) y el segundo, la prevención integral del riesgo de desastres a través de la gestión estratégica (Ge), definida como una función que relaciona la gestión reactiva, la gestión correctiva y la gestión prospectiva y que tiene como principal objetivo la integración de las acciones multidisciplinarias y multisectoriales del sistema de Defensa Civil en función del desarrollo seguro de nuestra población.
Los resultados de investigación han sido validados en diversos escenarios en riesgo y han servido de base para la evaluación de impactos de diversos eventos naturales y antropogénicos que han golpeado al país, permitiendo establecer nuevas metas para la gestión, como son, el establecimiento de indicadores de evaluación de impacto para los principales subescenarios (natural, físico construido, social y económico) , la efectividad de las intervenciones de prevención y mitigación y el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria.
Palabras claves: Gestión, riesgo, desastres, prevención integral, resiliencia comunitaria.
Hemos aprendido en el estudio de los desastres que la acción más compleja y a la vez la más apremiante en el ciclo para la reducción de los desastres es precisamente la relacionada con la gestión y administración de los riesgos.
Son muchos los investigadores y tomadores de decisiones a diferentes niveles, que imbuidos en la moda de la gestión y administración de desastres generan programas y proyectos con estos fines, restándole importancia a la necesidad de contar con una buena base cognoscitiva, indispensable para poder dirigir eficazmente las acciones. Todo el mundo quiere ocuparse del riesgo sin un dominio pleno de lo que representa y sobre todo del conocimiento de las causas que lo producen. Se establece como objetivo “el qué”, sin tener claro “el cómo”.
En la formulación de nuestra estrategia de carácter prospectivo, argumentamos sus componentes principales, vistas como acciones sistémicas que garantizan la prevención, que es desde nuestro punto de vista, el método más efectivo para reducir la probabilidad de que continúen los fenómenos naturales y antropogénicos transformándose en desastres.
Con los Estudios de Escenarios Predesastres, tenemos la garantía del componente proactivo de nuestra estrategia; ellos son la garantía del conocimiento necesario para la formulación de estrategias de gestión. Sin embargo, de nada vale la realización de innumerables investigaciones, si no hacemos uso adecuado de sus resultados. El ¿Qué hacer? y el ¿Cómo hacerlo? son desde nuestro punto de vista, los elementos esenciales para el tratamiento adecuado del riesgo de desastres en el ámbito local. Con la Gestión Integral del Riesgo a nivel Local (GIRL), queda definido el componente proactivo de nuestra estrategia y la argumentación de nuestra visión prospectiva de los “Desastres Naturales”.
Nuestras investigaciones confirman que no es posible un enfoque holístico del riesgo, sin enfocar holísticamente las componentes fundamentales de este, referidas a la estimación de la amenaza y la evaluación de la vulnerabilidad, y muy especialmente a los factores conducentes a esta. Precisamente por ser el riesgo una función compleja y dinámica, a través de la cual tratamos de modelar en el presente una situación que probablemente ocurra en el futuro, es que proponemos que se reconozca la necesidad de una visión prospectiva en relación con su análisis, por ser este el componente más complejo en el estudio de los desastres tanto naturales como antropogénicos.
Bajo el concepto de riesgo se establecen conjeturas, probabilidades y hasta pronósticos de impacto, pero en realidad el principal problema asociado a este —y por eso hemos considerado varios puntos de vista de expertos a nivel internacional— es que el riesgo es una variable dinámica y en muchas estrategias y políticas desde prevención hasta de desarrollo intentan tratarlo como una variable estática, inmóvil, lo cual conduce a graves errores de percepción y tratamiento.
Nosotros defendemos la idea de considerar al riesgo de forma prospectiva, como una función que puede ser caracterizada para un escenario especifico, a través de dos atributos fundamentales que son:
Desde esta óptica el riesgo puede verse en función del desarrollo como una variable vectorial. Con la génesis determinamos la causa y los factores conducentes a esta en el sistema escenario-entorno y con la tendencia podemos analizar la efectividad de las políticas y estrategias en torno al tema desastres y caracterizar este como ascendente o descendente.
La tendencia nos indica hacia donde nos estamos moviendo, si hacia el desarrollo o hacia el desastre, si desconocemos las amenazas y se exacerban las vulnerabilidades, la tendencia del riesgo es a incrementarse. Estas reflexiones, indiscutiblemente nos pueden permitir proyectar intervenciones eficaces para la gestión y la administración efectiva del riesgo de desastres.
La fundamentación de modelos para la gestión de los riesgos por parte de las civilizaciones ha sufrido un proceso de desarrollo en el cual se reconoce una constante preocupación por lograr formas adecuadas de intervención del problema. Parten en la era moderna del análisis retrospectivo y toman en cuenta las tendencias sobre este tema que se han venido desarrollando desde mediados del siglo pasado y que son los siguientes:
En la actualidad se puede decir que son utilizados o proyectados en las intervenciones a escala internacional los últimos cuatro modelos, generalmente de forma independiente. En nuestro país se trabaja armónicamente en sus 169 municipios en la gestión de los riesgos derivados de las amenazas identificadas y concebidas como premisas de desastres. (Proyecto PVR de la AMA, Agencia de Medio Ambiente del CITMA). Nosotros como centro de investigación estamos incursionando ya en los modelos prospectivos, los que nos han llevado a formular un Modelo de Gestión Estratégica para la Prevención Integral de Desastres que tiene por objetivo armonizar las acciones relacionadas con la gestión y administración de los Riesgos de Desastres en un escenario específico, para garantizar no solo la integridad física de las personas, sino proteger el medio ambiente, la economía y la sociedad en su conjunto.
Este modelo parte de reconocer tres fases fundamentales en el proceso de gestión que determinan en la administración de los riesgos de desastres y que son:
A continuación abordaremos las principales características de cada una de ellas con el objetivo de conocer, fortalezas y debilidades y sobre todo para destacar la necesidad de lograr una integración de esfuerzos que permita lograr una real administración de los riesgos en nuestros países, comunidades y pueblos.
Podemos sintetizar la gestión estratégica a través de la siguiente expresión:
En la figura es posible apreciar la interrelación que se debe establecer entre los diferentes componentes de la gestión, así como se muestra gráficamente cómo al incrementarse la acción correctiva disminuye la demanda de la gestión reactiva. En otras palabras invirtiendo en la reducción de vulnerabilidades y riesgos de nuestras comunidades lograremos minimizar la demanda en situaciones de emergencias.
En este gráfico queremos sintetizar los elementos más importantes por considerar tanto en las fases de la Gestión Estratégica como en uno de los modelos aplicados.
Foto: © J. J. Trelles
Para mayor información contactar.
Fernando Guasch Hechavarría e Ibia Vega Cuza
Programa de Gestión de Riesgos y Prevención de Desastres.
PGRPD. Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas.
CENAIS. Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
CITMA.
pgrpd@cenais.cu
guasch@cenais.cu
ibia@cenais.cu