Ing. Ibia Vega Cuza.
Investigador Agregado.
ibia@cenais.cu
Dr. Fernando Guasch Hechavarría.
Investigador Auxiliar.
guasch@cenais.cu
Entre los años 1998 y 2004 se desarrollaron, en la región oriental de la República de Cuba y en la República de Nicaragua, proyectos comunitarios ejecutados por la ONG Médicos del Mundo, España y especialistas del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS), los cuales, a pesar de haberse desarrollado en escenarios diferentes, tuvieron la particularidad de desarrollar sus intervenciones con un enfoque anticipativo de las situaciones de desastres en las comunidades, revelando el papel protagónico que pueden adquirir estas cuando están organizadas, en el control efectivo de sus factores generadores de vulnerabilidades ante los peligros identificados. En otras palabras, las acciones de intervención realizadas estuvieron siempre basadas en la contextualización de los riesgos existentes en el entorno donde las comunidades desarrollan su vida diaria, partiendo de lo general a lo particular e identificando causas y efectos.
En todos estos proyectos se desarrolló una metodología de intervención basada en la gestión del riesgo como medio efectivo para reducir oportunamente las vulnerabilidades, interviniendo los factores conducentes a estas, para de esta forma disminuir los niveles de riesgo existentes en nuestras comunidades. Partimos de reconstruir el escenario histórico, que no es más que evaluar impactos ocurridos en el pasado en la región de intervención, y con base en las modificaciones del entorno actual (dinámica del escenario en el tiempo), reconocer la potencialidad de nuevas amenazas o peligros, sobre todo las derivadas de la acción del hombre fundamentalmente sobre los elementos de la naturaleza. Este proceso se alimenta de la memoria histórica de los pobladores y dirigentes de las comunidades, lo cual permite identificar a los líderes comunitarios que tienen como función principal servir como facilitadores en las capacitaciones.
Bajo la conducción de estos líderes, se crean estructuras comunitarias o se aprovechan las existentes, para conformar comités de trabajo y capacitación, los cuales previamente capacitados a través de talleres, son los responsables de llevar al resto de los pobladores los conocimientos que les permiten identificarse con su escenario, reconocer las diversas amenazas, evaluar los factores de vulnerabilidad y zonificar las áreas de riesgos potenciales. En este sentido, los planes de capacitación difieren dependiendo del escenario intervenido, pues en el caso de la municipalidad de El Crucero en Nicaragua, se aplicó un plan muy peculiar y diferente a los empleados hasta ese momento en los otros escenarios estudiados en Cuba. El Crucero presentaba un índice de analfabetismo mayor al 40%, por lo que apelamos al empleo de métodos más participativos y técnicas grupales que hicieran uso del trabajo (aprender-haciendo), como una forma de demostrarle a las comunidades sus capacidades para transformarse.
Como parte de los resultados de estas intervenciones, se confeccionan mapas de riesgo comunitario, con el protagonismo de los pobladores. La información plasmada en ellos constituye una expresión de la vulnerabilidad local a través del reconocimiento de situaciones que generan emergencias pasivas, bajo el principio de la determinación del riesgo expositivo y la estimación preventiva del número de potenciales damnificados. El principal logro de la confección de estos mapas radica en involucrar a la comunidad mediante la autosostenibilidad y la respuesta local. El uso de las escalas de colores en la representación de los mapas de riesgo elaborados por la comunidad permitió reflejar en los mismos los factores de vulnerabilidad y lograr la zonificación de las áreas de riesgo.
No podemos dejar de mencionar el trabajo realizado con los niños de edades tempranas en las municipalidades de todos los escenarios, utilizando las estructuras escolares en las que están insertados. En el caso de las municipalidades cubanas, el sistema educacional facilita las acciones de capaciación en las escuelas de primer nivel educativo, las bibliotecas escolares y comunitarias, y ese gran espacio de formación para los niños que lo constituyen los Palacios de Pioneros.
Foto: © C. Cuauhtémoc
Las experiencias adquiridas durante el desarrollo de los proyectos ejecutados, unidas a la necesidad de lograr una correcta traducción de los resultados de investigación hacia los escenarios en riesgo, con el objetivo de facilitar la capacitación comunitaria, en otras palabras, desarrollar herramientas educativas para el desarrollo de la resiliencia de estas comunidades, constituyen las bases para la consolidación de una metodología de investigación y capacitación, que se convierte en el Modelo Pedagógico que hemos llamado “Aprender a convivir con el riesgo”, que ha sido validado en escenarios municipales de Cuba a través de materiales que sirven hoy de base para la preparación comunitaria en gestión de riesgos con resultados positivos, al ser insertados en las estructuras de trabajo y en la currícula escolar.
Bajo la vinculación de causas y efectos, con este modelo se logra que las comunidades se identifiquen con su escenario y su entorno, reconozcan las amenazas, evalúen los factores de vulnerabilidad, zonifiquen las áreas de riesgos potenciales y elaboren soluciones encaminadas al incremento de la autosostenibilidad, la capacidad de respuesta y reduzcan la dependencia externa como una forma de vulnerabilidad inducida. El modelo tiene la particularidad de abordar los contenidos en un orden lógico de aprendizaje y comprensión de los elementos que conducen a situaciones de desastres, que lo convierten en un modelo general, factible para ser aplicado o contextualizado a diferentes escenarios, independientemente de su ubicación geográfica, características naturales, amenazas latentes, condiciones políticas o sociales y niveles de educación.
El Modelo Pedagógico está compuesto por cinco temas que nos permiten reflexionar con la comunidad todos los elementos necesarios para reconocer el origen de los fenómenos naturales que constituyen amenazas o peligro en nuestra posición geográfica, analizar las debilidades que generan vulnerabilidades, aprender a evaluar y zonificar los riesgos como potenciales daños, hasta llegar a aprender a medir nuestras fuerzas y conocer cómo prepararnos mejor ante cualquier contingencia. En este sentido, reconoce la dialéctica de la naturaleza y la dinámica que introduce el hombre en su interacción con el medio ambiente, estableciendo la debida importancia de educar al nivel municipal, y sobre todo creando capacidades para comprender la información científica que generan los organismos especializados.
El modelo “Aprender a convivir con el Riesgo” estimula a las comunidades y gobernantes, a no asumir pasivamente los riesgos de desastres; reconoce la existencia de amenazas múltiples y vulnerabilidades incrementadas, especialmente en la región de Centroamérica, y muy significativamente en Nicaragua; evalúa los riesgos preexistentes e incentiva a la necesidad de que las comunidades estén conscientes de ellos para lograr la implementación de estrategias efectivas de gestión. Permite además visualizar la vulnerabilidad social con enfoque de género.
Foto: © C. Cuauhtémoc
Los temas tratados en este modelo son:
Al igual que los fenómenos, las amenazas se clasifican de forma general atendiendo a las causas que le dan origen. Se profundiza en la caracterización de las principales amenazas naturales y antrópicas existentes en la región o comunidad de intervención, exponiéndose sus definiciones, características, posibilidades y realidades de que ocurran, documentado todo con material gráfico de la región. De esta forma, se logra realizar una capacitación contextualizada, donde las amenazas identificadas, en ocasiones, son vistas como parte del entorno, sin valorar el peligro que representan; por tanto se orienta a las comunidades cómo evaluar de forma sencilla y preliminar dichas amenazas en las comunidades.
En este tema se hace un análisis profundo de dos de las categorías básicas para la evaluación y el manejo de los desastres, que son la vulnerabilidad y el riesgo, centrando la atención en los tipos de vulnerabilidades y los factores que las generan, ya que los desastres se suceden por la existencia de escenarios vulnerables ante las amenazas identificadas. Los desastres son la materialización de los riesgos preexistentes en nuestras comunidades, de ahí que sean prevenibles, pronosticables y predecibles con base en la gestión y uso del conocimiento. Se definen además, de una forma práctica y objetiva, las condiciones que pueden hacer más vulnerables nuestras comunidades.
Por último se enfocan los modelos derivados de investigaciones realizadas en el CENAIS, para evitar los desastres a partir de la gestión del riesgo.
Se plantean además las acciones comunitarias que se deben desarrollar para elevar la preparación comunitaria con base en las experiencias de trabajo acumuladas en los proyectos comunitarios desarrollados por nuestros especialistas en la región. Como una de las acciones por desarrollar se profundiza en la confección de los mapas de riesgos comunitarios, los cuales constituyen una herramienta para la gestión del riesgo. Esta preparación se complementa con un grupo de medidas de prevención y mitigación para ejecutarlas directamente en las comunidades tanto en forma colectiva como de manera individual o personal, para la disminución del riesgo ante las diferentes amenazas presentes en la región.
Tomando como base este modelo, hemos desarrollado e introducido en los escenarios intervenidos tanto en Cuba como en Nicaragua, dos materiales de capacitación comunitaria, cuyo contenido se ajusta a las particularidades de de cada país, y se documentan con las experiencias del trabajo comunitario desarrollado.
En Cuba, elaboramos un Kit Educativo para la Capacitación Comunitaria para la Gestión Local de los Riesgos, compuesto por tres herramientas, con una versión multimedia:
Para Nicaragua, se ha elaborado el Manual Didáctico para la Capacitación Comunitaria en Gestión del Riesgo de Desastres en Nicaragua, complementado con el Video Didáctico Aprender a convivir con el Riesgo.