Foto: © UNICEF-TACRO
En la noche del 15 de agosto del 2007 un terremoto de magnitud 7.9 grados de escala Richter golpeó la costa del Perú, y el departamento de Ica resultó el más afectado. Los daños fueron cuantiosos: casas, hospitales, iglesias, escuelas y edificios públicos resultaron destruidos en la ciudad de Pisco y seriamente afectados en las ciudades de Chincha, Ica y Cañete. Los datos oficiales hablan de un total de 519 muertos y 1291 heridos.
La respuesta humanitaria de UNICEF a la emergencia en Pisco, Chincha e Ica tuvo una duración de cuatro meses (agosto-diciembre del 2007) y asumió como preocupación principal las vidas humanas, sus necesidades básicas, y la pronta recuperación de personas, instituciones y territorios. Sin embargo la intervención se prolongó hasta junio del 2009 para fortalecer las capacidades de las instituciones locales y regionales y lograr su recuperación temprana.
En cuanto al sector educación, la evaluación inicial del daño fue la siguiente:
El terremoto destruyó completamente 643 aulas El resultado de los daños que ocasionó el seísmo fue la paralización de las actividades escolares en toda la región a mediados del año escolar.
Asimismo, los daños en el sector educativo rebasaron la capacidad de la respuesta a la emergencia activada por el Ministerio de Educación. Esto, sumado a la carencia de coordinación entre los niveles de educación nacional, regional y local, no logró el aporte de soluciones concretas y efectivas a los problemas planteados por la emergencia.
Por los cuantiosos daños se habilitaron albergues de emergencia para atender a las familias que habían perdido sus casas. Debido a la convivencia de muchas familias en estos albergues, quienes compartían carpas o espacios comunes, tanto niños, niñas como mujeres fueron expuestos a diversas situaciones de violencia y abuso sexual. Asimismo, la situación mental de los niños y niñas afectados por el terremoto se había deteriorado, causando síntomas como tristeza, miedo, ansiedad, insomnio, etc.
Por lo que la acción de intervención de Unicef se concentró en cuatro componentes prioritarios para brindar una atención integral a niñas, niños y adolescentes:
Foto: © UNICEF-TACRO
Para reestablecer el servicio educativo UNICEF impulsó la estrategia “Regreso a la escuela”. Esta fue dividida en varias prioridades y fases para llegar a un resultado positivo en cuanto a la preparación ante un posible desastre en el futuro.
Dicha estrategia tuvo como fin garantizar el derecho a la educación en situaciones de emergencia, en busca de asegurar que los escolares tuvieran acceso a la educación en aulas temporales y pudieran continuar su desarrollo normal dentro de un entorno seguro, a la espera de la construcción de nuevas instalaciones, así como asegurar que las escuelas existentes fueran rehabilitadas o recibieran las reparaciones de emergencia para garantizar la integridad de los estudiantes y profesores.
Las campañas por el pronto retorno a clases no resultaron tarea fácil: padres, profesores, niños, niñas y adolescentes pusieron gran resistencia, no solo por la destrucción estructural de los centros educativos, sino también por el miedo y la falta de confianza.
Debido a la destrucción de las ciudades, los niños, niñas y adolescentes se dedicaron al reciclaje de los desechos de metal convirtiéndose en apoyo a la economía familiar. Este fue un problema que se tuvo que enfrentar intensificando las campañas de toma de conciencia en los padres de familia para que permitieran el regreso de sus hijos al colegio.
Las acciones en materia de educación de respuesta humanitaria y recuperación temprana de la emergencia se concentraron en:
Con base en la estrategia actual de educación, la etapa de postemergencia, la creación de capacidad y la promoción y creación de redes, se esperan los siguientes resultados:
Las lecciones recogidas durante el terremoto de Ica de 2007 nos dejan varias enseñanzas. Entre ellas, la necesidad de intervenir teniendo en cuenta la atención integral a niños, niñas y adolescentes afectados por situaciones de emergencia, brindando atención integral a niñas y niños menores de tres años, previniendo el incremento de situaciones de violencia contra los niños, facilitando el acceso a agua segura y saneamiento básico y brindando asistencia socioemocional a las poblaciones que sufrieron pérdidas humanas y materiales con intensas consecuencias emocionales. Además, esta emergencia dio la oportunidad de apreciar cualidades altruistas como la solidaridad y el valor en los pobladores afectados y de aquellos que prestaron su colaboración ante la crisis. Esto es una muestra fehaciente de que toda crisis puede representar una oportunidad para generar y fortalecer aprendizajes que busquen el bienestar y desarrollo integral. Así, para aprovechar este tipo de oportunidades y que ellas se transformen en aprendizajes es indispensable actuar con las herramientas adecuadas, a fin de atender las tareas de reconstrucción y recuperación psicoafectiva de todos los individuos.
Contacto:
José Vásquez
Coordinador Emergencia UNICEF Perú
jevasquez57@yahoo.es