Desastres y desarrollo: el impacto en 2010

Resumen

En lo que llevamos de 2010, se han producido una serie de eventos climáticos extremos, particularmente en el arco continental de la cuenca del Caribe (desde México a Colombia y Venezuela en la cuenca del Caribe) y en la región andina (sobre todo en Ecuador y Bolivia), que se suman a la reducida capacidad de las cuencas y ecosistemas frágiles -laderas inestables y humedales y napas saturadas- para poder asimilar el impacto excesivo y repetido de las lluvias y tormentas en la región. En otras palabras, la variabilidad y el cambio climático sumadas a degradación ambiental potencian el riesgo y ocasionan los daños y pérdidas observados. Esta situación de riesgo incrementado -presente en otras regiones en desarrollo como el sudeste asiático y la zona subsahariana de África- ha llevado, en numerosas ocasiones, a la aplicación de la metodología de evaluación de desastres, en el marco de la asociación del sistema de Naciones Unidas con el Banco Mundial y la Unión Europea.

Cuadro 1. Resumen preliminar de impacto de desastres en América Latina y el Caribe en 2010

Cuadro 1. Resumen preliminar de impacto de desastres en América Latina y el Caribe en 2010

Gráfico1. Caracterización del impacto de desastres en 2010 por tipo de evento

Así como, por tipo de evento, las consecuencias son diferentes, también lo son en sus efectos en los distintos sectores de la economía.

Cuadro 3.Impacto relativo por sectores de los desastres en América Latina y el Caribe (por décadas desde 1970)

Gráfico 2. Resumen de impacto de desastres en América Latina y el Caribe, 2010

Por otra parte, la heterogeneidad regional queda de manifiesto al medir el impacto de los desastres en las distintas subregiones de América Latina y el Caribe evidenciando, en general, consecuencias más severas en las subregiones con países de menor tamaño, menor desarrollo relativo, mayor dependencia del medio ambiente para su producción y menor diversificación y tecnificación de la misma.

Cuadro 4. Evolución del impacto de desastres por Subregiones de América Latina y el Caribe, 1970-2008

El peso de estos recursos perdidos sobre las economías se ilustra parcialmente si se compara su monto con el producto interno bruto. Nuevamente, en esta comparación, las diferencias entre las subregiones son notables.

Cuadro 5. Peso relativo de los desastres en América Latina y el Caribe, por subregiones

Desde el punto de vista nacional, los planes de desarrollo deben incluir la gestión de riesgo como uno de los pilares fundamentales para reducir la exposición del capital tanto físico como humano y hacer más resilientes a estos países. Este último punto ha sido enfatizado por la CEPAL a partir de su experiencia evaluando desastres de origen natural desde hace cuarenta años. Es importante destacar que, fruto de las experiencias de estas evaluaciones, la CEPAL desarrolló una metodología para la estimación de los impactos social y económico de los desastres de origen natural que, en la actualidad, se aplica a nivel mundial. Estas evaluaciones permiten una cuantificación de los daños y pérdidas en los sectores productivos, sociales, de infraestructura y transversales (por ejemplo, consideraciones de género y ambientales) que sirve como punto de partida para la elaboración de proyectos de recuperación específicos, los cuales deben incluir la gestión de riesgo como parte de una estrategia que considere el desarrollo sostenible.

Otra forma de poner en perspectiva el impacto de los desastres en el acervo y flujos del país es comparar el monto del impacto -que en la mayoría de los casos requiere de recursos externos de ayuda desde la emergencia hasta la reconstrucción- con los recursos de inversión extranjera directa que reciben los países. Ello se ilustra, con las diferencias subregionales, en el siguiente cuadro, que muestra una proporción mayor de impacto por desastres en las subregiones que reciben, en proporción, menos inversión externa.

Cuadro 6. Ingresos anuales promedio de inversión extranjera directa e impacto de desastres (2000-2008)

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estimaciones sobre la base de cifras preliminares oficiales de diciembre de 2010

Los daños económicos alcanzaron en 2010 un monto de más de 49 mil millones de dólares. Dado el monto de daños y pérdidas y el número de personas fallecidas, se observa que el impacto es disímil entre países, como lo ilustran los cuadros, siendo Chile, Haití y Brasil los que más sufrieron en la región, si bien el costo económico es muy considerable en términos absolutos para México, Brasil o Colombia (nótese que el efecto completo en este último país no se podrá tener hasta que termine la estación lluviosa que promete extenderse hasta inicios del próximo año) y, en términos relativos, en Santa Lucía por el tamaño de ese país.

Cuadro 7. Mayor impacto económico por país

El evento más dramático es sin duda el terremoto de Haití, que afectó a más de millón y medio de personas y causo la muerte de más de 220 mil, desplazó a más de un millón 760 mil personas fuera de sus lugares de vida normal y cerca de un millón 300 personas están hasta el día de hoy en campamentos o refugios temporales con graves riesgos, como se ve ahora, por la incidencia de cólera, además de inseguridad alimentaria y carencia de servicios sociales y de necesidades básicas de agua y saneamiento.

Estos eventos han sido paradigmáticos y han definido cambios en la orientación política, y deberían llevar a cambios en las políticas de gestión del riesgo mediante instrumentos de adaptación y mitigación, lo cual generaría sinergias con las medidas necesarias para enfrentar los procesos de cambio climático, y deberían ser además consistentes y reforzar los objetivos de desarrollo económico y social.

En resumen, los impactos incrementados y diferenciales por regiones vulnerables en los países con mayores índices de riesgo ante desastres, se suman a las brechas de desigualdad preexistentes y agravan, en algunos casos, los efectos de los impactos de la crisis internacional o dificultan la recuperación.

Cuadro 8. Mayor número de muertes

Ello hace necesaria la movilización de recursos de la comunidad internacional en respuesta a la apelación que los países hacen para poder avanzar no sólo en procesos de reconstrucción post desastre sino hacia un desarrollo más igualitario que contribuya a evitar la ampliación de las brechas preexistentes, más resiliente frente a las amenazas incrementadas y más sustentable en su gestión ambiental mediante importantes inversiones en la recuperación de sus ecosistemas y cuencas. Ello es particularmente crítico en las economías más pequeñas de la región, con menor desarrollo relativo, menor diversificación productiva y exportadora, menores recursos financieros y técnicos, y gobiernos institucional y presupuestariamente más débiles, donde la cobertura de servicios sociales básicos y la capacidad de apoyo a las poblaciones y zonas más vulnerables y marginadas es reducida.

El año 2010 fue de intensa demanda de cooperación de los países de la región para evaluar el impacto de estos eventos. La CEPAL, en el marco de una actividad transversal interinstitucional y de coordinación con el sistema de las Naciones Unidas (el PNUD y otras agencias en los países afectados), el Banco Mundial, el BID, y en algunos casos la Unión Europea, ha participado o liderado evaluaciones de los desastres (PDNA), como en el caso del terremoto de Haití, dando sustento cuantitativo de daños, pérdidas y necesidades a la solicitud de refundación de Haití, generosamente atendida por la comunidad internacional al más alto nivel. Asimismo, realizó una primera mirada al terremoto de Chile, proponiendo al gobierno algunos criterios para la reconstrucción con igualdad, y por pedido de los gobiernos de Guatemala, El Salvador y Bolivia de los fenómenos climáticos extremos experimentados a lo largo del año.

Ello ha implicado la movilización de personal de CEPAL de la sede y de sus sedes subregionales en México y del Caribe, con apoyo de las distintas divisiones sustantivas y un importante esfuerzo de coordinación interagencial en el terreno.

De estos ejercicios se desprenden dos elementos sustantivos importantes: por una parte, hemos reforzado las capacidades nacionales de los países atendidos al realizarse, paralelamente a las evaluaciones, cursillos de capacitación y formación de funcionarios de manera transversal e intersectorial, y, por otra parte, hemos ido adecuando el manual de evaluación a las exigencias del trabajo interagencial e intersectorial a fin de poder identificar las brechas de desarrollo y desigualdad agravadas por los desastres y vinculado la evaluación socioeconómica con las evaluaciones iniciales de necesidades humanitarias. Un ejemplo de ello es un manual de campo preparado con el Banco Mundial y el viceministerio de defensa civil de Bolivia, que está en proceso de publicación y será utilizado en ese país para la capacitación de funcionarios sectoriales y de niveles subnacionales. De manera complementaria a estos esfuerzos, se está colaborando con el gobierno de Chile en la elaboración de un manual de ordenamiento territorial que incorpora la gestión de riesgos.

Para mayor información contactar a:
Ricardo Zapata
Asesor Regional, Punto Focal
Unidad de Evaluación de Desastres
CEPAL - Chile

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