La comunicación como intercambio de percepciones para reducir los riesgos y hacer ciudades más resilientes ante los desastres

Foto: C. Ch�vez

Foto: © C. Ch�vez

En la agenda estrat�gica para la gesti�n del riesgo en Colombia planteada por la Secretaria General de la Comunidad Andina en 2008, se resalta la importancia de la comunicaci�n y la educaci�n para el fortalecimiento de una cultura ciudadana de prevenci�n. Esto supone una oportunidad importante para explorar este tema m�s all� de discutir los canales de comunicaci�n, buscando la modificaci�n efectiva de comportamientos en una poblaci�n ya no segmentada sino de ciudadanos universales.

La comunicaci�n estrat�gica en el campo de la gesti�n del riesgo tiene la finalidad de construir de significados entre los actores sociales involucrados en cada caso, con el fin de contribuir a que la poblaci�n objetivo y los dem�s integrantes del contexto de opini�n p�blica asuman los conocimientos, los modelos mentales y las actitudes necesarias para afrontar o superar con eficiencia y eficacia, y de manera sostenible, eventos que amenacen el equilibrio, el bienestar o la supervivencia de la poblaci�n.

En t�rminos generales, una comunicaci�n estrat�gicamente planificada y orientada da la oportunidad de dinamizar a las comunidades de forma m�s eficiente para que generen sostenibilidad en los proyectos, y a las instituciones para que se logren no s�lo cambios cognitivos o actitudinales, sino tambi�n la modificaci�n de comportamiento y adaptaciones culturales. Por otro lado, facilita la inclusi�n del sector productivo de los pa�ses para dar mayor alcance a los proyectos y para medir de forma tangible y efectiva los resultados intangibles que arrojan este tipo de proyectos de intervenci�n.

Esto parece tan axiom�tico. Pero, �por qu� no sucede as� en la realidad? Creemos que est� pendiente un an�lisis profundo acerca del lugar de la informaci�n, la comunicaci�n y la educaci�n (ICE) con reconocimiento multicultural en la construcci�n de las representaciones simb�licas sobre el riesgo, la amenaza y la vulnerabilidad. La construcci�n de sentido es la gran ausente en la investigaci�n y producci�n te�rica sobre la interculturalidad necesaria en la ICE para el manejo de los riesgos en Colombia.

Se rescata el papel de la comunicaci�n, no s�lo en lo que se refiere a la elecci�n de los medios, sino como el gran veh�culo para garantizar la presencia del Estado en todo el territorio nacional, y quiz�s internacional, y como instrumento para favorecer los cambios de actitud y comportamiento a favor de la incorporaci�n de una cultura de prevenci�n en las comunidades.

Esta reflexi�n apunta a mostrar la relaci�n compleja que existe en la gesti�n del riesgo desde una perspectiva institucional. Existen muchos trabajos en torno a la comunicaci�n. Sin embargo, es mucho lo que falta por avanzar en un proceso que, a nuestro entender, tiene dos formas: una investigativa (que se estudia) y otra instrumental (que se aplica). Ambas formas resultan de vital importancia para continuar el proceso de fortalecimiento de la gesti�n del riesgo en el pa�s.

Sin embargo, creemos, que la gesti�n del riesgo va mas all� de los medios y las campa�as propagand�sticas, pues son muchas las formas en que se ha tratado de adelantar la discusi�n de la ICE, sin reconocer la diversidad cultural y geogr�fica, por lo que se hace necesario disponer de un sistema que incluya informaci�n, comunicaci�n y educaci�n, basado en la creaci�n de sentido.

Conviene hacer esfuerzos por identificar las heterog�neas concepciones culturales del riesgo en Colombia, comprender su relaci�n con los diferentes contextos geogr�ficos socioculturales y desarrollar debates productivos al respecto. Hay que comprender la diversidad de ideas de los diferentes actores involucrados, cu�les son sus divergencias y cu�les sus puntos de convergencia, qu� significa en sus propios contextos de producci�n el riesgo, la amenaza y la vulnerabilidad, y la construcci�n de capacidades, c�mo se pueden comunicar con otros actores y c�mo pueden ser aprovechadas (apropiadas, resignificadas y aplicadas) por otros actores, qu� implica en los �mbitos acad�micos y de formaci�n para la sociedad y los colectivos que la componen.

Creemos que la discusi�n pasa por el reconocimiento t�cito o expl�cito de que hay dos clases de saberes, es decir, de construir las formas de mirar el mundo. Y esto corresponde a "la ciencia", como modo de producci�n del conocimiento, y al "conocimiento cient�fico", como la acumulaci�n de conocimiento producido "cient�ficamente" referido a una disciplina cient�fica en particular. En ciertos contextos acad�micos, gubernamentales y sociales se asume de manera impl�cita o expl�cita que este tipo de saber es el "universal" o, dicho de otro modo, que dicho saber resulta aplicable en cualquier tiempo y lugar.

Desde esta perspectiva, los otros saberes, que abarcan una gran diversidad de modos de producci�n del conocimiento y resultados, a los cuales, en contraposici�n con los anteriores se les llama "populares", son categorizados como "particulares" o "no universales" mientras no sean sometidos a los procesos "cient�ficos".

Lo importante de esta explicaci�n, que tiene que ver c�mo vemos y gestionamos el riesgo, es que los contextos en los que se produce el conocimiento no s�lo marcan los saberes, sino las interpretaciones y teor�as que se aprenden en la academia y que repercuten en la praxis de las intervenciones en el territorio, en la forma de habitarlo y de relacionarse con �l.

Todo saber est� signado por el contexto en que es producido y, por ello, su valoraci�n y su posible aplicaci�n deben hacerse tomando en cuenta esas condiciones en las que se produce, de manera que no hay un saber universal ni soluciones universales, sino particulares en relaci�n a las condiciones en las que fueron producidos.

La ausencia de construcci�n de sentido, para quien aplica y est� en riesgo, no s�lo afecta la posibilidad de cimentar sociedades m�s seguras, sino que impide que cada una de esta sociedades pueda utilizar todos los saberes y desarrollar habilidades y destrezas que est�n a su alcance para construir territorios mas resilientes.

Esta brecha hist�rica no se soluciona con hablar de "intercambio de saberes" ya que este "conflicto" afecta a la producci�n, circulaci�n, apropiaci�n y aplicaci�n de conocimientos as� como a las pr�cticas en el territorio. Por este motivo, cualquiera que sea la v�a de acercamiento, la colaboraci�n entre saberes y el dialogo entre culturas y forma de ver el desarrollo ha desde ser parte de los caminos por transitar para alcanzar sociedades m�s seguras.

Para mayor informaci�n contactar a:
Ing Civil Henry Peralta Buritic�
Esp. Desarrollo Local y Reducci�n de Riesgos
Research Assisstant
Grupo de investigaci�n OSSO - Corporaci�n OSSO
heperalt@osso.org.co

Antrop�loga Amparo Vel�squez Pe�aloza
Esp. Planificaci�n Urbana Regional
Research Associate
Grupo de investigaci�n OSSO - Corporaci�n OSSO
amvepe@gmail.com
http://www.osso.org.co.

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